Un gran hermano con hélices para los cables de la electricidad
Inspección preventiva ·
Un helicóptero de Endesa sobrevuela las islas desde diciembre escudriñando en vuelo las líneas de media tensión para detectar incidencias | Es la primera vez que usa esta tecnología en CanariasSeis horas diarias en ciclos de dos horas en los que para, reposta y sigue. Es lo que hace el gran hermano con hélices con el que un equipo contratado por Endesa lleva semanas inspeccionando los 5.783 kilómetros de líneas aéreas de media tensión que la empresa tiene desplegadas por toda Canarias.
Con mejores intenciones que el mítico personaje de '1984', la novela de George Orwell, este helicóptero rojo y blanco escudriña las redes eléctricas para el bien del servicio, de sus clientes y también del paisaje, porque con este trabajo preventivo se logran evitar, por ejemplo, los incendios. Es la primera vez que Endesa usa este equipamiento en las islas.
Tecnología puntera para la captación de imágenes
A los mandos de Pascual Oliva, un experimentado piloto murciano con más de una incursión cinematográfica, este helicóptero armado hasta los dientes con tecnología puntera para la captación de imágenes se mete entre riscos, zigzaguea por barrancos abruptos y desciende hasta casi rozar las torretas. Su objetivo: la inspección termográfica, mediante Lidar , visual y fotográfica de todas las líneas eléctricas aéreas de media tensión para detectar la mínima incidencia. Y, de paso, digitalizar y georreferenciar todo el tendido.
Estos días está por Gran Canaria, donde revisarán 1.830 kilómetros de líneas, pero empezó en diciembre de 2022 y ha recorrido casi todas las islas. Le quedan Lanzarote y Fuerteventura y la previsión es que acaben a mediados de marzo. Necesitarán entre 360 y 400 horas de vuelo. Son tantas que los equipos técnicos se van turnando.
Al piloto le acompañan en cada vuelo dos inspectores, en este caso, Francisco Belmar, ingeniero geomático, y Diego Acosta, geógrafo. Además, les asiste un mecánico y cuentan con dos vehículos de apoyo en tierra. Según Belmar, se necesitan dos operadores 'in situ', dentro del helicóptero, para poder procesar el inmenso volumen de información que les llega. En cada vuelo se hacen con un 1,5 terabytes. Luego, en tierra, otro equipo técnico procesa toda la información.
¿Y de dónde la obtienen? De un auténtico arsenal tecnológico. El helicóptero va equipado con dos cámaras fotográficas de alta resolución, de 150 megapíxeles, que hacen, entre las dos, 120 fotos por minuto; dos cámaras de vídeo 4K (es decir, con 4 veces el número de píxeles de la actual televisión en HD), un escáner láser Lidar, que es una herramienta de captación masiva de datos «que despliega una nube de puntos con los que genera un modelo 3D con una densidad de 60 puntos por metro cuadrado»; y dos cámaras termográficas para medir las diferencias de temperatura. Una de ellas está giroestabilizada, asistida por motores delante del aparato que permiten girarla en el sentido que se decida.
Por lo pronto, desde diciembre han captado 49 observaciones en cuanto a puntos calientes (una diferencia de 5 grados entre componentes puede dar idea de que se está generando algún tipo de obstrucción) y 29 incidencias respecto a la proximidad de vegetación a las líneas.
«Lo informamos desde el propio vuelo para que se intervenga» y se evite el riesgo, pero es que, además, el equipo en tierra «analiza el lidar y se saca un modelo de proyección para ver cuánto podrá ser el crecimiento de la vegetación a un año y a 3 años y medio». Finalmente, con las fotografías de alta resolución podrán ver desde dos milímetros en adelante y evaluarán punto por punto cada estructura para detectar cualquier posible defecto. Nada se le escapa a este gran hermano.