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Alberto Artiles Castellano, Gabriel Súarez y San Bartolomé de Tirajana
Martes, 6 de agosto 2019, 07:18
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A golpe de vista, a solo unos metros del paseo de Playa del Inglés, se contempla una escombrera desde hace décadas que mancha la panorámica de la zona turística del sur de Gran Canaria. Y ni el ayuntamiento ni Costas ni su propietario ponen solución a una imagen que degrada el destino y que se cuela en cualquier instantánea de los visitantes de la zona.
La parcela del tobogán de Playa del Inglés se ha convertido en un incómodo y vergonzoso vestigio de una de las atracciones que dinamizaron la zona en la época de mayor esplendor turística.
La decadente estampa se ha normalizado en la retina de los locales, para sonrojo generalizado, pero los turistas se paran sorprendidos por la acumulación de escombros, basura y edificaciones en ruinas en pleno corazón de Playa del Inglés. El vertedero está a simple vista, no hace falta salirse del paseo para encontrarse con una postal apocalíptica de la zona turística del sur de Gran Canaria.
Esa parcela, conocida como la del Toboplaya, era privada y en el Plan General de 1996 se convirtió en zona verde pública. Durante ese proceso burocrático, nadie en aquel momento reclamó por uno de los solares más estratégicos de Playa del Inglés y entonces adquirió firmeza la calificación.
Sin embargo, años después el dueño presentó una reclamación vía judicial pidiendo que se le abonara el importe de la expropiación. En primera instancia el ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana no se lo reconoció, pero el propietario recurrió al Tribunal Supremo, que falló a favor de la propiedad. Entonces el ayuntamiento se vio en la obligación que pagarle como sistema general, esto es, el precio medio más alto para un suelo privado.
En un primer momento se tasó la parcela en 900 millones de pesetas (unos 5,4 millones de euros), y posteriormente se estableció el justiprecio en unos 3 millones de euros. A pesar de la sentencia firme, el ayuntamiento no ha pagado al propietario del solar, que no permite que se haga uso público del bien. Sin embargo, en el Plan General ya está consolidado como zona verde pública pendiente de ejecutar la sentencia que obliga al ayuntamiento a pagar su expropiación.
Mientras el lugar languidece a vista de todos los turistas sin que el ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana ni Costas pongan solución al problema, la parcela sigue dañando a la marca del destino turístico de Maspalomas y de Gran Canaria. Incluso, ante la pasividad de las instituciones, y de su propietario, la edificación que está en el solar del tobogán ha sido okupada.
En el entorno se aprecian electrodomésticos viejos, muebles y otros enseres, colchones usados y toda clase de inmundicia, además de la estructura del antiguo tobogán ajada por el paso del tiempo. Todo a golpe de clic, a la vista de los turistas con la toalla de camino a Playa del Inglés.
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