Antonio Morales: «Estamos ante una situación de riesgo en materia de derechos»
Destaca que el modelo de ecoísla se ha construido desde el consenso con las instituciones y la sociedad
Antonio Morales Méndez (Agüimes, 1956) cierra el actual 'curso político' profundizando en el balance de los diez años de mandato en el Cabildo que realizó la pasada semana.
-Acaba de hacer balance de los diez años de mandato. ¿Por qué esa necesidad de repasar lo que se ha hecho?
-Los diez años suponen una fecha icónica que sirven para parar un momento y hacer una valoración sobre lo que hemos hecho, lo que estamos haciendo y lo que estamos proyectando para el futuro. Eso nos ha servido para compartir lo realizado con la ciudadanía y también para que reflexionemos sobre lo que no hemos podido hacer y sobre aquello en lo que hemos fallado. Ha sido muy significativa la comparativa de datos de la realidad social y económica de Gran Canaria entre 2015 y 2025.
-Dice que les ha servido para ver en qué han fallado, pero según la oposición a este grupo de gobierno le falta autocrítica y le sobra autobombo.
-Son valoraciones subjetivas, pero respetables. Ese es el papel que le corresponde a la oposición. Nosotros hemos realizado el balance sosteniéndolo en datos concretos, en cifras, en hechos, en esos 30 hitos que destacamos. Pero además de los hechos, nadie discute que hemos diseñado e impulsado un modelo de isla, una ruta por la que transitar sin improvisaciones que no teníamos. Estamos desmostrando con hechos que se ha trazado un camino innovador, anclado en la sostenibilidad económica, social y ambiental, y que está dando resultados.
-Construir el modelo de ecoísla supongo que no ha sido fácil. Con la perspectiva de estos diez años, ¿a quién le ha costado más convencer: a los ayuntamientos o a los empresarios?
-A la sociedad en general le cuesta aceptar que se rompan los moldes a los que estamos habituados. Introducir un concepto innovador, y no solo en la sostenibilidad energética, no es fácil y recuerdo cuando estaba en el sureste lo complicado que era superar la oposición de algunos sectores, como cuando decíamos que no a la introducción al gas. Hubo sectores empresariales con enorme influencia en el campo mediático que observaron con mucha reticencia la llegada de un nuevo modelo de isla. Gobernar es también arriesgarse y afrontar retos, a veces contra corriente.
-Había cierta tradición en los partidos de ver al Cabildo como una institución casi secundaria a la hora de conformar las listas electorales. ¿No corremos ahora el riesgo de que tener un Cabildo con un peso excesivo en la gestión pública e incluso en la economía de la isla? ¿Vamos camino de un Cabildo muy intervencionista en el desarrollo de Gran Canaria?
-No, no. Es muy difícil un Cabildo intervencionista porque nosotros no legislamos. No podemos legislar, por ejemplo, para un cambio de modelo económico ligado a la sobrepoblación. Hay que recordar que los cabildos nacieron como elementos definitorios del desarrollo de sus respectivas islas, como auténticos gobiernos de los territorios insulares. En las mal llamadas islas menores los cabildos habían jugado siempre ese papel.
En Gran Canaria se había vivido de espaldas a un modelo de isla integrador, cohesionado, capaz de generar un sentimiento de orgullo y de pertenencia. Por otro lado, era necesario que tuviera una institución fuerte, aglutinadora, capaz de liderar, coordinar y apoyar las iniciativas de la sociedad civil que se generasen en la isla o que tuviera la fortaleza necesaria para frenar los intentos romper los equilibrios entre los distintos territorios insulares.
Ese riesgo que dice usted es imposible si se trabaja de manera coordinada con los 21 ayuntamientos y con los agentes económicos y sociales, que es lo que hemos hecho en estos diez años. Si tenemos un Cabildo potente, capaz de definir y proyectar un modelo de isla, es porque se ha hecho trabajando con todos los agentes sociales e institucionales.
Desde la firmeza en la defensa de nuestras convicciones, pero también desde el diálogo y el consenso. Lejos de la confrontación. Que la sociedad vaya por un lado y las instituciones por otro es un fracaso colectivo.
-Construir un modelo de isla no es fácil pero desarmarlo parece que sí, sobre todo viendo algunas opciones ideológicas que hay en el tablero político actual. ¿Le preocupa?
-Sí, y no solo ese modelo de ecoísla, sino que estamos hablando de un riesgo para el Estado de Derecho, para logros históricos alcanzados en este país, para la justicia social, para los servicios universales que garantizan la equidad...
Estamos ante una situación de riesgo en materia de derechos y también de fractura social. Es verdad que hay elementos del modelo de econísla que hemos construido que es muy difícil echar abajo; por ejemplo, en materia de soberanía energética estamos absolutamente convencidos de que en el año 2030 vamos a superar lo que dice la Unión Europea del 50% de energías limpias y tendremos el 70%.
Contra eso no va a ir nadie y lo que significa el Salto de Chira para la seguridad hídrica y energética es imposible que sufra una marcha atrás, pero sí hay otros elementos que presentan un mayor riesgo. Por ejemplo, todos los asuntos de políticas sociales y los avances en materia de igualdad.
-Dice usted que se ha gobernado de la mano de los ayuntamientos pero en algunos momentos ha habido críticas en el sentido de agravios a unos y favoritismo hacia otros. Esta misma semana la alcaldesa de Mogán lo ha planteado tras la resolución favorable del Tribunal Superior en el contencioso por el reparto del Fondo de Desarrollo de Canarias. ¿Ha habido sectarismo y hay preferencias?
-Si hay 21 municipios y solo uno ha dicho eso, o dos si contamos San Mateo en momento determinado, pues es evidente que hablamos de una minoría que no condiciona ese marco de trabajo y de diálogo que se ha creado con el conjunto de los municipios.
En ese caso de Mogán, esto no es, además, una decisión del Cabildo respecto a ese Ayuntamiento. Se trata de una decisión de la Fecam, de los 19 municipios de Gran Canaria que no se vieron favorecidos por el Gobierno de Canarias de manera torticera, generando una distorsión en el reparto de los recursos.
No es el Cabildo de Gran Canaria quien tomó la decisión, sino que fueron los 19 municipios de la isla quienes lo hicieron. El Cabildo lo que hizo fue trasladar a su ámbito la decisión que nos pidió la Fecam. Sigo pensando que el Tribunal Superior de Justicia se equivoca y que este Ayuntamiento ha recibido recursos muy por encima que cualquiera del resto de municipios de Gran Canaria, pero no es que lo diga yo, es que lo dice el resto de municipios.
-En todos los estudios demoscópicos la falta de vivienda y los elevados precios, tanto para la compra como para alquiler, aparece como una de las grandes preocupaciones de la ciudadanía. ¿Los cabildos pueden hacer algo más en esa materia?
-Todas las islas tienen problemas muy serios con temas que no son de competencia insular. Sucede con la sanidad o con la educación... y podría seguir poniendo muchos otros ejemplos. Lo mismo sucede con la vivienda, pero aún así el Cabildo de Gran Canaria ha hecho un gran esfuerzo y ha sido la primera institución que ha puesto en marcha en este mandato la construcción de vivienda pública para alquiler social, las 63 viviendas de El Secadero.
Pero estamos hablando de poner parches:hay que actuar a fondo y el Cabildo no puede legislar, no puede limitar la residencia, no puede cambiar la ley de vivienda, no puede limitar la venta de viviendas a extranjeros, no puede poner en usos las más de doscientas mil viviendas vacías, no puede regular los alquileres, no puede generar una ecotasa para disponer de recursos para ese y otros asuntos... todo eso necesita de un acuerdo global, un consenso mayoritario de los partidos y de las instituciones para afrontar el problema de la falta de vivienda haciendo frente a toda los aspectos que he señalado.
Hay que afrontarlo de manera decidida, estamos ante de una de las causas mas importantes del desafecto de los jóvenes a la política, a las instituciones y a la democracia.
-Los cabildos reciben buena parte de lo que se recauda vía Impuesto General Indirecto Canario. Si pensamos en el bolsillo de los ciudadanos, ¿no es hora de que los cabildos le planteen al Gobierno que ya es hora de bajar el tipo general del IGIC?
-No tengo claro que esa sea la solución. Tengo absolutamente claro que bajar impuestos no es lo que hace falta en los momentos que vivimos, cuando hacen falta recursos para la mejora de las infraestructuras sanitarias, educativas, de movilidad y, en general, para adecuarnos y corregir los efectos perversos ligados al incremento poblacional. Sí creo que hace falta un cambio de modelo y entiendo que eso lleva parejo que debemos avanzar en una propuesta de recaudación de impuestos en la que quienes más tienen paguen más. En el que las macrocifras que se generan por los resultados del turismo alcancen de una manera más vertebrada a los trabajadores.
-Uno de los asuntos en los que el Cabildo se ha implicado, pese a que tampoco tiene todas las competencias, es la movilidad, con las retenciones de tráfico sobre todo en la GC-1. ¿Está satisfecho del resultado de las soluciones puntuales aplicadas y cómo valora la reacción de algunos afectados, en concreto los vecinos de La Pardilla?
-Al igual que nosotros planteamos en su momento afrontar un modelo de isla que cambiase las sinergias en torno a la energía, el agua, el sector primario o la diversificación de la economía en torno a la movilidad, el sector audiovisual, la política de cuidados, la economía azul o la economía circular, creo que debemos proponer, desde el diálogo, una ruptura con un modelo de crecimiento insostenible y caduco.
Hace falta un modelo sostenible integral en todo el archipiélago. Y esto lo digo al hilo de la pregunta sobre las carreteras: somos el territorio de Europa con mayor densidad en el número de vehículos, no podemos seguir creciendo ilimitadamente, no podemos seguir construyendo más y más carreteras, porque no caben. O afrontamos el reto de una cambio de modelo o acabaremos con un problema muy grave, como hoy ya tienen Londres o Berlín.
Desde el Cabildo decidimos implicarnos y generar una mesa de trabajo institucional. Ahora, y hasta que se acometan por poyarte del Gobierno las obras de la GC1, solo podemos parchear la situación porque las competencias no son nuestras. Y eso afecta a cosas que parecen tan simples como si una grúa puede actuar de manera rápida o no en una autopista.
Cuando se toman medidas, siempre hay que valorar a quiénes afectan y en este caso creo que se ha fallado en la comunicación, porque los resultados que estamos viendo son positivos y no están generando afecciones mayores. Y siempre dijimos que si se produjeran, las analizaríamos y actuaríamos. Y que no son para siempre.
-En la comparecencia de balance de los diez años enumeró 30 hitos. Si tuviese que elegir el 'top 5', ¿cuáles señalaría?
-Es difícil... Sin duda, Salto de Chira es un hito fundamental; también el del mayor Plan Sociosanitario que nunca ha tenido Canarias; haber conseguido la declaración de Patrimonio Mundial; y sumaría muchos hitos en uno, que es conseguir muchas infraestructuras de gran valor para la isla, que son igualmente iconos arquitectónicos y que están en todos los municipios, como el radiotelescopio de Temisas, el nuevo recinto ferial, la ampliación del Estadio de Gran Canaria, los mercados de San Bartolomé de Tirajana, Guía o Agüimes o el hotel emblemático de Gáldar. El impulso a la seguridad hídrica o al sector primario…
-¿Cuándo veremos energía eólica marina funcionando en las costas de Gran Canaria?
-En teoría, en este año, y así nos lo apunta el Ministerio, debe salir el concurso. Si eso es así, al tiempo que vemos empezar a funcionar el Salto de Chira al cien por cien, veremos los primeros generadores marinos. Por eso digo que 2030 será una fecha icónica para romper nuestra dependencia de los combustibles fósiles. A eso habría que sumar que ya sabríamos si podríamos disponer de geotermia. Nos tocaría la lotería en forma de energía continua y gestionable
-El Cabildo jugó en su día un papel relevante en la demanda social para la creación de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. ¿Cómo valora ahora el conflicto en torno a la proliferación de universidades privadas y también los recelos de las dos públicas ante la ley de consejos sociales?
-La universidad y en concreto la universidad pública es fundamental para la innovación, el conocimiento y el futuro de la isla. Es verdad que es susceptible de que se puedan incorporar factores correctores en su funcionamiento, porque hay ciertos electos que pueden y deben ser revisados.
Pero no se puede entender que se elabore una ley para la ciencia sin contar con nuestras universidades públicas y no se puede entender que se ponga en marcha una nueva ley para los consejos sociales sin llegar a un acuerdo con las universidades. Porque da la sensación de que se pretende gobernar desde fuera esos espacios y eso no es legítimo.
No se puede imponer desde el mercado o desde la política un modelo que quiebre la autonomía de la universidad. No se puede favorecer una orientación ideológica y de clase de los profesionales del futuro en detrimento de la pluralidad de la enseñanza pública. No es aceptable que se pretenda favorecer a las universidades privadas frente a la universidades públicas.
Tampoco se entiende que sea más fácil y más ágil para las universidades privadas incorporar titulaciones nuevas que para la pública. O que la financiación para el funcionamiento de las universidades publicas sea absolutamente deficitaria.
-¿Ve viable la continuidad de la legislatura estatal?
-Lo veo cada vez más difícil, pero no imposible.
-¿Es el momento de una cuestión de confianza, de la dimisión del presidente y de buscar otro candidato avalado por la mayoría de la investidura o de ir a elecciones?
-Lo del miércoles se pudo entender como una cuestión de confianza, aunque alguno de los socios del Gobierno ya ha mandado un mensaje advirtiendo de que no podrá contar con ellos si esto sigue así, como hicieron el PNV o ERC. Esto me parece que sitúa al Gobierno en una posición de fragilidad enorme.
Como ciudadano, prefiero que aguante en estas circunstancias antes que un Gobierno conformado por el PP y Vox, porque eso sería un drama para este país. Prefiero un Gobierno frágil que siga apostando por derechos sociales o por políticas económicas que están dando muy buen resultado, a un Gobierno que nos lleve a la regresión en derechos y libertades.