¿Por qué acabó 'El Cuervo' con una soga al cuello?
Historia ·
Jesús Emiliano Calleja y José Roque Falcón publican un libro en el que recuperan los registros bautismales perdidos de 1589 a 1618 de Arucas y Firgas¿Quién era 'El Cuervo'? ¿Y por qué acabó con una soga al cuello y una vela en la mano en la ermita de Firgas? Se llamaba Gonzalo Hernández y esa penitencia formó parte del castigo que le cayó en 1608 por haber negado la existencia del infierno y del purgatorio.
Su historia, o parte de su historia, viene relatada en el libro que acaban de publicar los historiadores Jesús Emiliano Rodríguez Calleja, ya jubilado, y José Roque Falcón Falcón, profesor en el IES Teror, sobre los registros bautismales más antiguos de Arucas y de Firgas que se conservaban en la parroquia de San Juan Bautista. Datan del periodo que queda entre 1589 y 1618, una etapa en la que los firguenses no contaban con parroquia propia y dependían de la aruquense.
Los datos de Gonzalo estaban registrados en ese Libro I de Bautismos, que, en realidad, era el tercero de la iglesia de San Juan Bautista. Los dos primeros, según Rodríguez, no se han conservado, pero es que el tercero, que es el que se transcribe en esta publicación, desapareció hace unos años, por lo que este trabajo de Rodríguez Calleja y Falcón tendrá la virtud, entre otras, de recuperar una documentación histórica perdida.
Esta especie de rescate de las partidas bautismales de 604 personas que formaron parte de varias de las primeras generaciones de las familias que habitaron estos dos núcleos del norte de la isla ha sido fruto del esfuerzo de estos dos historiadores. Y es que, como apostilla, esta obra no ha contado con ninguna ayuda institucional, «pese al ofrecimiento desinteresado» por parte de los autores, sobre todo, precisa Calleja, al Ayuntamiento de Arucas.
«Hemos puesto por encima de todo nuestro interés en que una parte interesante y destacada de la historia de Arucas y Firgas se recupere y no caiga en el olvido», subrayan los historiadores en la solapa del libro, que ha sido publicado por Editorial Canaria y que será presentado en la propia iglesia de San Juan Bautista el miércoles 18 de junio a las 20.00 horas. Los interesados podrán adquirir allí un ejemplar. Han sacado 200, alguno de los cuales quedará en la propia parroquia.
¿Y por qué tienen estos autores esa información? Por el impulso investigador de dos recién licenciados. Tras titularse en Geografía e Historia en la primera promoción de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (1991-92), Calleja y Falcón se lanzaron de inmediato a recopilar datos para el siguiente paso en su formación: la elaboración de la tesis doctoral.
Su intención era recopilar todos los registros sacramentales (bautismos, matrimonios y defunciones) de los archivos de las parroquias históricas de Gran Canaria, desde los albores de la conquista, cuando se crearon, hasta la finalización del siglo XVII. Lo consiguieron. Y lo cierto es que donde primero empezaron fue en las parroquias de Arucas y Moya, ya que las constituyeron en la misma fecha, en el segundo sínodo del obispo Vázquez de Arce, en 1515.
Se pasaron muchos fines de semana encerrados en la sacristía de la iglesia de Arucas, recopilando todos aquellos datos en fichas individuales bien ordenadas, pero nunca imaginaron que, 30 años después, aquel trabajo iba a ser clave para que toda esa documentación no se perdiera. El original desapareció, pero los datos están.
La obra se estructura en dos partes. Una primera, donde los autores hacen un estudio del contenido, y una segunda, que reproduce íntegras las fichas de las partidas. En ellas recogen el nombre de la persona bautizada, la fecha en la que se celebró el sacramento, sus padres, sus padrinos y los oficiantes de la ceremonia.
Las partidas transcritas datan del periodo 1589-1618, pese a que la parroquia data de 1515. Eso es así, porque, de entrada, sus responsables se tomaron su tiempo para abrir los registros. El primero del que se tiene constancia no llegó hasta 1556. En él se anotaban los bautizados. Y el segundo apareció a partir de 1570 y ya recogía datos de bautizados, casados y confirmados. El problema es que no queda rastro de ninguno de los dos, luego la documentación más antigua es la que se publica en este libro, desde 1589.
Entre otras curiosidades, Rodríguez Calleja apunta que la obra ofrece una reconstrucción, a partir de los datos de los bautismos, de las familias que habitaban en Firgas en aquella época. Y también hace un estudio de los datos, que revela, por ejemplo, que de los 99 nombres diferentes registrados en las partidas, 51 son de hombres y 48 de mujeres.
14 bautizos es esclavos
De los primeros, los más habituales eran Juan, Francisco, Andrés y Pedro. Y de los segundos, María, Ana, Catalina, Isabel, Juana y Francisca. También detalla por qué se les puso esos nombres. En un 35% de los casos de los varones tuvo que ver con el santoral del día, y en el de las niñas, en un 50%. Además, los registros sacan a la luz un 2,81% de infantes ilegítimos y hasta 14 bautizos de esclavos, que tienen que ver con el cultivo de la caña de azúcar.
Precisamente, y en opinión de Rodríguez Calleja, 'El Cuervo' debió ser un descendiente de esclavos. De hecho, trabajaba en un ingenio. Lo denunció Bastiana María, mujer de un maestro de azúcares al que, por cierto, 'El Cuervo' había reñido varias veces por consentir que un hijo suyo estuviese amancebado con una esclava y por ser «persona de mala lengua». El acusado recibió un castigo, pero queda la duda de si el tal Gonzalo negó de verdad la existencia del infierno o si solo pagó cara su osadía por reprender a aquella señora.