La familia oncológica de la AECC majorera estrena nueva sede
La junta presta apoyo psicológico y organiza activades a unas 300 personas al año, entre pacientes y familiares. Unos 950 socios activos tiene la asociación que nació en 2005 como Fuerteventura contra el Cáncer
'¡Hola!, ¿cómo puedo ayudarte?' es el cartel que, por partida doble, da la bienvenida en la nueva sede en Fuerteventura de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) y donde ofrece sus servicios gratuitos de atención psicológica y social a los pacientes oncológicos. Situado en un local mucho más amplio en la calle Luis Vives nº 6 de Puerto de Rosario, la junta insular podrá atender con más intimidad y comodidad a su casi millar de asociados, en concreto 950 socios activos.
En las nuevas oficinas, localizadas en la anterior sede de la Once, atiende una equipo formado por una psicóloga, una trabajadora social, una fisioterapeuta, una preparadora física y una nutricionista, «cuatro de ellas financiadas por la AECC y una por la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias», puntualiza Isabel Laucirica, máxima responsable de la junta insular, que ayer inauguró el local junto con el presidente de la junta provincial de Las Palmas, Fernando Fraile, y Erica Battaglia, usuaria de la asociación, que no dudó en calificar a la AECC como «una guía para cruzar el bosque» que se abre ante cualquier enfermo cuyo médico le anuncia que padece cáncer. Al acto no faltaron representantes del Cabildo, de los ayuntamientos, área de Salud y enfermeras y trabajadora del área de Oncología del Hospital General
HISTORIA
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Presidentas Pilar Cabrera González y Agueda Martín fueron las primeras responsables como asociación Fuerteventura contra el Cáncer.
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16 años La asociación lleva desde 2005 atendiendo a los pacientes y sus familiares. «Nuestra andadura ha sido larga y difícil porque esta batalla nunca se gana».
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Reparto El 80% de los ingresos se destina a las actividades y a los servicios sociales y de atención psicológica de la junta insular y el 20% restante a la investigación.
Por la junta insular de la AECC, pasan casi 300 usuarios al año, entre pacientes y familiares, a los que se intenta dar la mejor de las respuestas a todas sus demandas y necesidades. Y para conseguirlo, subrayó Fernando Fraile, la aportación económica del casi millar de socios es «vital» para el mantenimiento de la actividad y servicios de la asociación a la que se dedica el 80% de los ingresos. El otro 20% se destina a la investigación a través del programa de ayudas a proyectos de investigación oncológica de la Fundación Científica de la AECC, la entidad privada que más fondos dedica a la investigación en España.
La hoy AECC majorera comenzó como la asociación Fuerteventura contra el Cáncer en 2005, que se fusionó a finales de 2019 con la citada AECC. Isabel Laucirica, su presidenta durante la mayoría de estos años, hace la cuenta ella misma y recuerda: «son casi 16 años de funcionamiento atendiendo a los pacientes y sus familiares. Nuestra andadura ha sido larga y difícil porque esta batalla contra el cáncer nunca se gana».
En este repaso, Laucirica se acuerda del «empuje inicial y el empeño» de la presidenta fundadora, Pilar Cabrera González. «Ella por desgracia no dejó muy pronto y cogimos el testigo Agueda Martín como presidenta y yo como vicepresidenta, más Juana Hernández, de la junta directiva. Entre las tres intentamos sacar el proyecto adelante con todas nuestras fuerzas, despacito, fuimos avanzando y consiguiendo una atención profesional y subvenciones».
Sixto Ramírez y Candelaria Batista, dos trabajadores sociales, las guiaron por el mundo burocrático de la solicitud de ayudas para los proyectos. «Ellos nos ayudaron a conseguir una atención profesional y de ahí no hubo vuelta atrás porque te das cuenta en los beneficios que tiene en los pacientes oncológicos y sus familiares». De las subvenciones, y para mantener un personal estable, empezaron a llamar a las instituciones y colectivos que organizaban actividades. Gracias a ellos, a la generosidad de los majoreros, pudimos seguir adelante, pero siempre muy en precario». Por eso, en 2019 se vieron en la necesidad de «coger fortaleza, lo que nos ha dado pertenecer a la AECC, sobre todo tras la pandemia».
Hoy, como en 2005, el mensaje a los pacientes oncológicos es el mismo: «Que vengan, que no están solos, que aquí estamos para ayudar». Ya los subraya el doble cartel de la entrada de la nueva sede de la AECC.
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