Coronel Romero: «Los nidos de ametralladora deberían ser declarados BIC para su protección»
historia militar ·
En el libro 'La defensa militar de Fuerteventura en la Segunda Guerra Mundial', que se presenta el martes en la Bibilioteca Municipal de la capital, José Romero Serrano profundiza en la red de 57 fortines del litoral este que se construyeron ante una posible invasión en 1943
En la edición de este libro han colaborado el Instituto de Historia y Cultura Militar de Tenerife y la Brigada Canarias XVI (Regimiento de Infantería Soria 9), además del Ayuntamiento capitalino, a través de su Biblioteca Municipal, y el profesor Juan José Díaz Benítez.
– ¿Cuántos nidos de ametralladora resisten frente al olvido y las mareas en la costa este de Fuerteventura: 47 como Javier Sánchez Sosa y Yubal Curbelo Cabrera recogen en el catálogo de 2010 para el Cabildo o las 58 del estudio realizado por el historiador Juan José Benítez?
–Los especialistas recogen 57 nidos de ametralladoras por el teniente coronel Castro, el propio Juan José Benítez y así aparece en los dos catálogos existentes: el del Ministerio para la Transición Ecológica y el del Cabildo de Fuerteventura. Algunos se encuentran ya se encuentran muy deteriorados.
– ¿Tiene datos de la inversión económica que requirió la construcción de esta red defensiva en Fuerteventura durante la Segunda Guerra Mundial?
–No hay muchos datos. Lo que tengo consultado es que se invirtieron en material de ingenieros unos nueve millones de pesetas de entonces, pero para toda la provincia de Las Palmas. Dado que Fuerteventura llevaba un cuarto del esfuerzo, la inversión en la isla puede ascender a unos dos millones de pesetas en lo tocante a materiales.
– ¿Quiénes los construyeron: militares, presos políticos, civiles contratados?
– La mano de obra es su mayoría era militar: las propias unidades de Infantería, con la compañía de Zapadores, que es la compañía especializada. ¿Hubo presos políticos? Bien es conocido que hubo un batallón de trabajadores penados en Canarias, concretamente el número 91 y formando por unos 1.500 hombres. De este total, unos 750 vinieron a la provincia de Las Palmas. Es probable que en Fuerteventura rondará la cantidad de unos 300 en Tefía y que se dedicaron básicamente a trabajos de pista, más que de fortificaciones. Es posible también que existieran algunos civiles contratados.
El coronel, en la playa del Moro (Corralejo), con Lobos al fondo.
javier melián / acfi press
– El abandono e incluso la reutilización campean por esta red exponente de la arquitectura militar, testigo de la Segunda Guerra Mundial en FUE y en el resto de Canarias: las olas están acabando con el de El Matorral, algunos se usan como infraviviendas, incluso como gallineros en otras épocas.
– Esta claro que muchos de estos nidos de ametralladoras se están deteriorando. La idea es, como si ocurre en la Península, catalogarlos como Bien de Interés Cultural (BIC) para protegerlos, limpiarlos y correctamente marcados y panelados en lo posible. Esta red es una parte integral de la oferta turística de la isla.
– ¿Se construyeron los 57 nidos de ametralladora en 1940, es decir hay datos de cuánto duraron las obras en Fuerteventura?
– Se construyeron principalmente en 1943, cuando se completan todos. Luego, cuando la amenaza de una posible invasión militar pasó, prácticamente cesaron las obras. Algunos autores desplazan las obras hasta los años 50, pero no fue así. Realmente se construyeron en este pico del año 43 que es cuando nosotros presentamos este plan de defensa militar.
– ¿Del total de nidos de Fuerteventura, a qué tipología responden: aéreos o subterráneos?
– La mayoría son nidos de ametralladoras dobles y están construidos lógicamente a barbeta [esto es, trozo de parapeto ordinariamente colocado en los ángulos de un bastión destinado a que tire la artillería al descubierto]. No hay refugios antiaéreos, a no ser los que hay en las piezas de artillería tanto en Matas Blancas como en Corralejo, pero esto sólo es, no de las piezas, sino del personal y del posicionamiento. También un refugio de artillería en las Tiñosas en el norte y Matas Blancas en el sur. Pero, como dije, la mayoría son a barbeta y siguiendo además la línea de pleamar porque son fortines o búnkeres de defensa de playa.
– ¿Más en la costa de Jandía o en la de Puerto del Rosario?
– Construyeron más en la zona principal, esto es Puerto del Rosario; un poquito en la zona sur, en Gran Tarajal; y en el istmo de La Pared porque esta península estaba prácticamente abandonaba, no había unidades desplegadas sino que se defendía en los cuatro kilómetros del istmo. También había un poco de concentración en El Castillo y Corralejo. Es decir, en las calas principales de la costa cercana a África.
El coronel explica la técnica constructiva de estos búnkeres de defensa de playa.
javier melián / Acfi press
– ¿La falta de planes de defensa era secular en Fuerteventura, piénsese en la incursión de los corsarios ingleses en el siglo XVIII en Tuineje?
–Pues sí, esa es una teoría del profesor Juan José Benítez que es muy adecuada, pero también le voy a decir una cosa: la defensa siempre en Canarias, por sus características de lejanía y de archipielágica, ha sido una defensa siempre con muchas dificultades. En el siglo XVIII, había un regimiento de milicias que hizo frente a este pequeño desembarco inglés en la costa del municipio de Tuineje, pero es una defensa asumida con precariedad que es lo que venimos a decir en nuestro libro.
- ¿Cuántos planes de invasión de Canarias por los Aliados y por la Alemania nazi se conocen durante la Segunda Guerra?
- Desde los años 40 del siglo XX, los Aliados, principalmente los inglesis, tenían un plan de ocupación. Luego también británicos y canadienses idearon una serie de planes consecutivos dentro del mismo planeamiento que se llamaron Puma, Pilgrim, Tonic e incluso algunos otros derivados, pero eran todos perfeccionamientos de uno original básico que consistía en asaltar la isla de Gran Canaria y el Puerto de la Luz para tomarlo como alternativa a Gibraltar. El resto de las islas serían tomadas o por asalto o por bloqueo. A la Alemania nazi, durante la Segunda Guerra Mundial, se planteó la posibilidad de ceder una de las islas, quizás Fuerteventura, como zona de aeródromo o abastecimiento, pero nunca, nunca, se concretó ni se se llevó a cabo. Cierto es que sí se confió en el apoyo del régimen nazi en caso de ser invadidos mediante la flota, los submarinos o los aeródromos desde la costa africana.
- El doctor en Historia, Carmelo Torres, aboga por la protección de esta red defensiva y por la creación de un centro de interpretación de la Segunda Guerra Mundial en FUE. ¿De acuerdo con esta iniciativa del historiador majorero?
- Por supuesto, y lo que se está haciendo en la Península Ibérica es crear unos circuitos con un centro de interpretación que dirija esa actividad y luego integrarlos con el turismo propio cultural de las ciudades y los pueblos de la isla, pero tiene que ir aparejado a una revalorización de la zona que además es muy interesante, que es lo que planteamos en nuestro libro.
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