50 años de las Salesianas en Tuineje «para lo que hacía falta»

Sor Olga Portero, sor María Navarro y sor Paloma Redondo son las hermanas que forman la actual comunidad salesiana de Tuineje, que se ha extendido a Fuerteventura por gestionar dos casas de acogida en Puerto del Rosario que acogen a 16 jóvenes extutelados, esto es ciudadanos extranjeros llegados en patera que superan los 18 años.

De esta labor se sienten especialmente orgullosas las hermanas, sobre todo cuando esas personas logran un trabajo y una vivienda por su cuenta. Muchos de ellos se los desvían los servicios sociales de los ayuntamientos y otros los recogen de la calle.

Entre los actos conmemorativos del medio siglo que empezaron esta misma semana bajo el título de Sembradoras de Sueños, destacan la exposición de fotografías antiguas (de donde proceden las imágenes antiguas de este reportaje) y el ciclo de charlas 'Los jueves de la memoria' que este mes inauguró Felipe Bermúdez, el entonces cura que solicitó la presencia de la comunidad salesiana en Tuineje y que acompañó a las cuatro fundadoras en 1974.

Para el programa de actos que se presentó esta semana con la presencia de la alcaldesa Candi Umpiérrez, se ha formado una comisión formada por los niños y jóvenes «de cuando vinieron las primeras hermanas, por lo que son vivencias suyas».

Como hace 50 años, las Salesianas tienen la puerta abierta de la casa parroquial de Tuineje a las necesidades de los ciudadanos. «Hoy como entonces, estamos para lo que haga falta».

Y lo que hacía falta en el Tuineje de los albores de la segunda mitad del siglo XX era todo: sin consultorio médico, sin formación para los adultos, sin centro cultural. «No había nada, por lo que la casa parroquial se convirtió en un centro cultural y social y cada hermana salesiana se especifico», se hace eco sor Olga, la superiora, en base a lo que los niños y jóvenes de entonces le relatan ahora de adultos.

La primera hermana de aquel grupo de fundadoras que viene a la cabeza es sor Lucana Falcón, que venía de una familia de música y que empezó a ensayar lo que luego fue la rondalla, que llegó a grabar dos discos en Madrid. Con el sacerdote Felipe Bermúdez y el artesano Felipe Marrero, hilvanó y rimó la Cantata de San Miguel que celebra la victoria de los majoreros sobre los corsarios ingleses en las batallas de El Cuchillete y Tamasite en 1740.

La única que vive es sor Dolores Abreu, maestra interina que se hizo cargo de la formación de los adultos que luego obtendrían el Graduado Escolar en radio Ecca y que llegó a dar clase en la escuela de Tesejerague.

De enseñar a coser y cortar, se encargó sor Clara Mesa, mientras que sor Blanca Novales visitaba a los enfermos, los llevaba al médico, ponía inyecciones y, en general, suplía como podía la inexistencia de un consultorio médico en Tuineje.

Como había teléfono en la casa parroquial, las cuatro hermanas salesianas iban a la casa del familiar requerido para comunicarle que, a tal hora, te llama tu hijo, recuerda sor Olga.

Cuando los tiempos cambiaron y el turismo mejoró la economía, las salesianas abrieron una guardería para hacerse cargo de los hijos de las trabajadoras y los trabajadores de los hoteles que no tenían con quién dejarlos. «El cariño que demuestran los vecinos por nuestra comunidad es impresionante, hasta el punto que se puede decir que nosotras vivimos de rentas», ríe sor Olga.

Y así sucesivamente, adaptándose a las necesidades de la sociedad de Tuineje, hasta llegar a la actual comunidad salesiana de tres hermanas que se ocupan de la catequesis y la formación de los padres también en Gran Tarajal, Tarajalejo, Tesejerague y Pájara. «Gracias a Dios, las carencias de antes ya están atendidas» También gestionan las donaciones de alimentos para Cáritas y ceden el salón parroquial a la rondalla y a la asociación Más ruines que Caín, baluarte de las fiestas juradas de San Miguel, ya declaradas de interés turístico, quién se lo hubiera dicho a sor Lucana.

Las hermanas salesianas de ahora son «nuevas, pero estamos felices de celebrar el aniversario de una labor tan encomiable». Como hace medio siglo, cada una es de un lugar, pero se adapta a cada comunidad. Sor María es de Murcia y llegó hace tres años a Tuineje desde Cataluña, sor Paloma es salmantina que venía de Madrid y sor Olga es una granadina proveniente de las Salesianas de Marbella.