Un estudio insta a especializar los centros comerciales del sur por oferta y tipo de público

Esta es una de las conclusiones que figuran en el informe 'Centros Comerciales en las zonas turísticas de San Bartolomé de Tirajana. Antecedentes, conceptos y estrategias de rehabilitación y modernización', un documento de 115 folios que ha sido realizado por Antonio Garzón Beckmann, licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales y diplomado también en Turismo.

Se lo encargó Turismo de Gran Canaria (antes llamado Patronato de Turismo), que coordina el consejero del ramo en el Cabildo, Carlos Álamo. El estudio incluye un análisis individual con sus respectivas propuestas de actuación para los ocho centros comerciales más obsoletos, que serían el Kasbah, Plaza, Metro, Anexo II, Cita, Oasis, Parque Europa & Águila Roya y Faro II. Además, de forma más somera aborda la situación de otros siete y de una parcela comercial junto al campo de golf.

La propuesta parte de una premisa: que la necesaria modernización y mejora de buena parte de los centros comerciales del municipio sureño no solo pasa por una rehabilitación y puesta al día física de las instalaciones, que, por cierto, en algunos casos, exigirá incluso el derribo y reconstrucción del recinto, sino también por asociar cada complejo a un concepto diferenciado respecto al uso, la oferta o el público al que se dirige, aún más factible si hay demolición de por medio.

Garzón sostiene que «los conceptos comerciales genéricos ya no atraerían el suficiente público para amortizar una inversión de derrumbe con reconstrucción». Y cita como posible ejemplo de éxito el centro comercial Yumbo, que se ha focalizado hacia el colectivo LGTBI. A su juicio, en un escenario ideal, aparte de una oferta genérica, cada centro debe vincularse a un tipo de oferta que lo haga exclusivo.

En todo caso, también advierte de que la construcción de esa oferta segmentada debe enmarcarse en una estrategia global del destino. Pone como ejemplo al cliente silver, el turista de más de 50 años, que es el principal perfil actual del invierno y el que tiene más expectativas de crecimiento. «Los centros no pueden operar de forma inconexa en una oferta para el segmento silver», sino que han de coordinarse con otras actuaciones destinadas a mejorar la experiencia de este tipo de público, por ejemplo, instalando ascensores que unan la playa con los paseos marítimos.

En un escenario de máximos, Garzón arma una propuesta de reflote de los centros comerciales más obsoletos en la que funcionarían de forma coordinada, estarían altamente diferenciados entre ellos e incluso contemplarían algunos nuevos usos. «Podríamos encontrar un Plaza reconvertido en un parking, pero con una atractiva plaza con actividad comercial en su cubierta, y un Metro y un Kasbah con incorporaciones de algún uso alojativo especializado con edificaciones en altura».

En este hipotético esquema de futuro, que el autor reconoce muy difícil de realizar y que bautiza como Playa del Inglés 3.0, el ocio nocturno se reubicaría en los recintos más cercanos a la playa, como, por ejemplo, el Anexo II. El Oasis, muy modernizado, estaría más orientado a la gama alta y al lujo y el Parque Europa contaría con aparcamiento subterráneo y un parque en la cubierta que lo vincularían más al público de tipo familiar.

Consciente de que este escenario resulta ahora y, a priori, un tanto utópico, este economista experto en Turismo propone tres grados de complejidad y de actuaciones. El más difícil sería el 3.0., pero apunta otros dos.

En un hipotético Playa del Inglés 1.0 «se culminaría el lavado de cara del núcleo con estructuras y fachadas totalmente renovadas, que impresionarían al turista repetidor, atraerían nuevos turistas y a inversores o empresarios». En este caso, por ejemplo, el Cita luciría fachadas exteriores totalmente renovadas, el Anexo II habrá materializado su proyecto estético de reforma, el Faro II quedaría convertido en un centro artesanal canario, y el Oasis, con un retranqueo de 20 metros consolidado y con una apertura hacia la playa.

Y el Playa del Inglés 2.0 «iría un paso más allá en la segmentación». Contaría, por ejemplo, con un Parque Europeo dedicado a las familias, un centro especializado en mayores en el Kasbah, un Metro con una oferta específica para el residente y con un CITA reconstruido con todos los comercios orientados a una gran plaza central con zonas verdes y una actividad desestacionalizada. Apunta Garzón que ahora mismo es el centro comercial más estacionalizado, con muchos locales que cierran en verano.

Otra conclusión que saca el estudio es que los centros comerciales han de convertirse en proveedores de servicios esenciales y urgentes: plazas de aparcamiento y baños públicos. El tráfico en Playa del Inglés «está cerca del colapso, por lo que las actuaciones adquieren ya de por sí un matiz de 'interés general'», advierte Garzón. Por tanto, los proyectos de reconstrucción de centros comerciales deberán incluir varias plantas de aparcamientos bajo rasante. Respecto a los baños, defiende la necesidad de ubicarlos en los centros comerciales», aunque «con mantenimiento público».

El Cabildo siempre ha defendido que una de sus prioridades para la mejora de Gran Canaria como destino turístico es el impulso de la rehabilitación de los centros comerciales obsoletos de Playa del Inglés, pero también los de San Agustín y Maspalomas.

El equipo que dirige Carlos Álamo se marcó como primer objetivo encargar un estudio que le sirviera como diagnóstico y como hipotética hoja de ruta para definir una estrategia de actuación. Las dificultades del mandato, pandemia incluida, lo han ido retrasando. De hecho, el Cabildo acaba de recibir el informe, pero será una prioridad para el mandato próximo.