El patrimonio industrial busca salir del olvido
En Canarias no hubo grandes fábricas textiles como las de Cataluña, ni astilleros como los del País Vasco. Sin embargo el patrimonio industrial de las Islas tiene unas peculiaridades que lo hacen único. Edificios y maquinaria de la industria agroalimentaria, del tabaco, de la destilación de alcohol o almacenes de empaquetados piden a gritos su rescate y puesta en valor.
Rosa Rodríguez y Santa Cruz de Tenerife
Lunes, 15 de mayo 2017, 18:39
La historiadora del Arte y especialista en patrimonio industrial Amara Florido reconoce que la antigua fábrica Azucarera de San Juan, en Telde, es una de sus «grandes debilidades». Asegura que el edificio y la maquinaria del siglo XIX que se conserva íntegramente en su interior son «un lujo» que bien podrían convertirse en un museo de la industria del siglo XIX, el primero de este tipo que se crearía en Canarias. De momento su ambiciosa propuesta sigue siendo eso, una propuesta, pero reconoce que «algo está cambiando» en Canarias con respecto a la conservación, recuperación y reutilización del patrimonio industrial, que hasta ahora ha sido «el gran olvidado».
Uno de los pasos más importantes que se han dado para «conocer qué se tiene y qué se puede proteger» es la elaboración del Catálogo del Patrimonio Industrial de Canarias, en el que Amara Florido trabaja desde el año 2009 por encargo de la Dirección General de Patrimonio Cultural . De momento Florido ha completado el catálogo de Gran Canaria, que recoge un total de 1.014 bienes y el de Fuerteventura, con 286 elementos de interés. Desde 2012 trabaja en Tenerife, donde hasta ahora ha inventariado en 17 municipios, con un resultado provisional de 408 elementos.
Amara Florido reconoce que en Canarias «no hay grandes industrias», pero asegura que el patrimonio industrial canario tiene unas características «peculiares» y «únicas». La variedad es muy amplia y va desde la industria agroalimentaria y del tabaco, «la más importante, en cantidad y variedad», con industrias derivadas de la molturación del trigo, conserveras y salazones, destilación de alcoholes, fabricación de cacao y café o almacenes de empaquetado, hasta la industria química, pasando por las carpinterías y ebanisterías, los talleres de herrería, los astilleros, las fábricas de azulejos y baldosas de cerámica, los hornos de cal o las panaderías. Sin olvidar toda la maquinaria asociada a estas actividades.
«Lo edificios industriales no son bonitos -dice-, pero hay que ampliar miras para ver su trasfondo histórico y el valor social y económico» que tuvieron para el Archipiélago.
Maquinaria
La producción de la amplia variedad de industrias que hubo en Canarias se destinaba al consumo local y al abastecimiento insular, lo que no resta, explica la doctora en Historia del Arte, Amara Florido, para que la maquinaria que se utilizara fuera «impresionante» y merezca, dice, «conservarse y exponerse al público».
Florido, que recuerda que no hay ningún museo dedicado a la industria en las Islas, impartirá mañana en El Museo Canario la conferencia La musealización del patrimonio industrial de Canarias: una asignatura pendiente, dentro de sus actividades para celebrar el Día de los Museos. En ella abundará en «el gran potencial» que tiene lo que queda de las industrias y en la importancia de sensibilizar a la población para evitar que lo que aún no se ha perdido acabe desapareciendo. De ahí, recalca, la importancia de los catálogos.
«No buscamos cacharros y arretrancos», dice Florido, sino edificios industriales, del tipo que sea, y la maquinaria y herramientas que se utilizaban, que «la hay y de mucha calidad».
Valora iniciativas como el Museo de la Zafra de Ingenio, la recuperación de la grúa Titán por el Puerto de Las Palmas o de las chimeneas de la estación del tranvía en La Laguna y de la antigua Industria Mecánica de Las Palmas de Gran Canaria o los molinos de Fuerteventura, pero cree que hay que hacer más «para que no se siga teniendo un concepto erróneo de este patrimonio y se valore», porque, insiste, es «impresionante».