La contaminación mata más que la guerra, el sida y el terrorismo
ODS 15 | vida de ecosistemas terrestres ·
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ODS 15 | vida de ecosistemas terrestres ·
La polución del aire y la toxicidad del agua son las principales causantesNecesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.
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NO2, PM10 o PM2,5. Son siglas que cada vez se leen más y se comentan más. La primera hace referencia al dióxido de nitrógeno, la segunda a las pequeñas partículas dispersas en la atmósfera y cuyo diámetro aerodinámico es menor que 10 µm, mientras que la última son las mismas pero su medida es menor que 2,5 µm. Tres conceptos que se engloban en contaminación atmosférica y que hacen mella en la salud global. De hecho, es «el factor de riesgo ambiental más grande del mundo para enfermedades y muertes prematuras», asegura el último informe de The Lancet Commission.
«Se necesita una atención urgente para controlar la contaminación y prevenir las enfermedades relacionadas con estas», advierten los autores de la investigación. Una llamada de atención para el causante de «una de cada seis muertes en el planeta», revelan.
Una cifra que no ha dejado de crecer desde el inicio del siglo XXI «más de un 66% desde el 2000 y un 7% desde 2015». Así hasta alcanzar los 9.000.000 de muertes prematuras por contaminación en un año, «una cifra que no ha cambiado desde hace siete años». «Hay que poner el énfasis en la contaminación del aire, envenenamiento por plomo y la contaminación química peligrosa», apuntan los investigadores de The Lancet Commission.
En la actualidad, casi la práctica totalidad de la población mundial respira aire contaminado. Así lo confirman los datos de más de 6.000 ciudades de casi 120 países recopilados por Naciones Unidas (ONU) en su base de datos sobre calidad del aire. «No podemos seguir ignorando la contaminación», denuncian los autores de The Lancet Commission.
La calidad del aire es una de las principales preocupaciones de gobernantes y agencias no gubernamentales. Precisamente, esta «es la principal responsable de las muertes prematuras», señala el informe. En 2019, la contaminación del aire mató a 6,7 millones de personas.
La contaminación del agua se mantiene como segundo causante (1,4 millones de fallecimientos), seguido del plomo (900.000) y, en último lugar, la contaminación en el entorno laboral.
«El impacto de la contaminación en la salud sigue siendo mucho mayor que el de la guerra, el terrorismo, la malaria, el VIH, la tuberculosis, las drogas y el alcohol», destaca el texto. Sólo, el tabaco se sitúa a la par en el número de fallecidos de forma prematura, según los datos de The Lancet Commission.
El aumento de los gases de efecto invernadero, el avance de las temperaturas globales y el crecimiento de los fallecimientos relacionados con la contaminación pone de manifiesto que «la mayoría de los países han hecho poco para enfrentar este enorme problema de salud pública», advierten los investigadores en sus conclusiones.
Sin embargo, los esfuerzos varían según la riqueza del país. «Solo unos pocos países de ingresos bajos y medianos han podido hacer de la contaminación una prioridad, dedicar recursos al control de la contaminación o lograr avances», añaden.
Un problema que también discrimina. Mientras que en Asia, donde China es considerada la fábrica del mundo, aglutina las mayores muertes por «contaminación moderna»; África registra el mayor número de fallecidos por contaminación del agua. No obstante, «se observa un aumento de muertes por partículas PM2,5 en algunas ciudades del continente».
La lucha para poner freno a la contaminación también se refleja en las cuentas nacionales de los países o regiones del planeta. «La inacción tiene un coste», responden los científicos ante el cambio climático.
Además del coste en vidas humanas, la contaminación también deja su huella en los números y presupuestos de los países, según The Lancet Commission. «Las pérdidas económicas debidas a las formas modernas de contaminación han aumentado entre 2000 y 2019 en India, China y Nigeria», destacan.
El impacto está en torno al 1% del PIB de estos países, aunque «si se tuvieran en cuenta todos los efectos de la contaminación en la salud y se detallaran completamente los efectos de la contaminación en los sectores informales y el daño ambiental, probablemente serían mayores», apostillan.
Los países de ingreso bajo y mediano son los más afectados por las enfermedades relacionadas con la contaminación, pues representan casi el 92 % de las muertes por esta causa. En el lado contrario se encuentran Estados Unidos y la Unión Europea que «ven reducido el impacto de la contaminación en sus economías», aseguran. «Esto refleja las medidas de control gubernamentales».
Para el cálculo de estas cifras, los investigadores de The Lancet Commission valoran las pérdidas económicas asociadas con las muertes relacionadas con la contaminación con la producción perdida cuando una persona muere prematuramente.
Aunque, la mayor parte de la contaminación permanece cerca de las fuentes de origen, cada vez hay más evidencia que ésta puede viajar largas distancias gracias al viento, al agua, a través de la cadena alimentaria o en los productos de consumo. «Los vientos globales transportan la contaminación del aire del este de Asia a América del Norte, de América del Norte a Europa y de Europa al Ártico y a Asia central», revela el informe. «Una parte sustancial de la exposición a la contaminación del aire en Europa se origina en fuentes no europeas», advierten.
Sin embargo, la atención internacional para la reducción de la contaminación ha ido en aumento, «aunque de manera lenta y desigual», denuncian los integrantes de The Lancet Commission.
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