Iñigo Gartzia Responsable de toldos
Iñigo Gartzia ·
Todos los veranos planta sus toldos en la playa de Zarautz para que los veraneantes disfruten de su descanso mientras él apenas duerme cinco horas: «Se hace duro, pero me gusta mi trabajo»Iñigo Zabalza
Sábado, 2 de agosto 2025, 23:06
Los toldos son sinónimo de verano en Zarautz. Además de ser un reclamo turístico por su colorido y tradición, forman parte de la rutina estival ... de muchas familias locales, que aguardan año tras año el arranque de la temporada. Comienza el 1 de junio y se alarga hasta el 15 de septiembre. Iñigo Gartzia, responsable de Zarautzko Toldoak, gestiona la mitad de la playa desde 2002. Fue su suegro quien, necesitado de manos, lo metió directamente como encargado. La otra mitad queda en manos de la empresa de su cuñado. Ambos mantienen los mismos precios y servicios. En total, ofrecen 600 toldos que se alquilan por días o por temporada. El horario: de 10.00 a 20.00 horas durante 107 intensos días.
– ¿Cuántos son en el equipo?
– En mi empresa somos seis trabajadores. Todos estudiantes, gente joven.
– Hay cantera.
– Sí, además están encantados. Y los clientes, más contentos aún. Tienen la misma energía al empezar que cuando termina la temporada.
– ¿Y después? ¿Qué hace un toldero cuando se acaba el verano?
– El 16 de septiembre no quiero ver ni un toldo, por lo menos durante un buen rato. En octubre ya subimos al almacén y empezamos a preparar la siguiente temporada: telas nuevas, toldos que hay que coser, otros que reparar...
– No parece barato.
– No lo es. Además, están los bancos, las sillas, los palos de hierro que se oxidan… Hay que lijarlos, pintarlos, o incluso cambiarlos por aluminio. Es un proceso lento.
– Y al hacer estas inversiones, ¿le da para vivir con lo que cobra?
– Hombre, tienes que tener otro sueldo. Yo tengo el mío y después está mi mujer, que trabaja durante todo el año. Son cuatro meses en los que obtengo beneficios, pero luego hay otros ocho a lo largo del año en los que no puedes sacar ningún provecho con los toldos.
– ¿Disfruta con lo que hace?
– Me gusta mucho aunque se me hace duro, sobre todo, a las noches. Y conforme pasan los años más todavía. Pese a ello, sigo disfrutando: veo a gente que viene todos los veranos, cuando hace bueno parece que todos estamos alegres, de buen humor... Considero que es un privilegio trabajar en la playa.
– ¿Cuántas horas duerme durante la temporada?
– Hay noches que apenas cinco.
– Así que su esfuerzo se sale del horario. ¿De qué dependen sus horas de sueño?
– La marea. Es el peor enemigo de cualquier toldero. Aunque el servicio de toldos termina a las 20.00 horas, el mar no entiende de horarios.
– Y como responsable, le toca quedarse.
– Estoy pendiente. Ahora, con la tecnología, puedo saber cómo sube la marea y cuándo ir. Antes había que estar tres horas antes porque era impredecible. Aun así, si el mar avanza, tengo que actuar. Muchos días me toca subir todos los bancos al malecón para que no se estropeen. Lleva tiempo, pero aprendí que más vale prevenir que curar.
– Además, está solo.
– Me cuesta no solo por falta de ayuda, sino también porque no tengo a nadie con quien hablar para que la noche se haga más amena.
«Cada día es distinto»
– Por el día, al menos, tendrá buen ambiente.
– Al final, lo que más me gusta de este trabajo es estar con la gente, conocer a personas y que te saluden por la calle. Gente que te cuenta las cosas porque lleva años viniendo al mismo toldo y hay confianza. Es algo que te enorgullece como persona y te anima a seguir viniendo, pero por la noche no tengo ese privilegio.
– ¿Algún otro imprevisto le obliga a trabajar fuera de horario?
– Con los días que hace viento hay que tener cuidado porque en cualquier momento las telas se pueden desatar y vuelan. De hecho, el mar ya se llevó una vez una por esto, aunque después todo aparece en el canal.
– Está acostumbrado a los contratiempos.
– Cada día es distinto, por eso salgo de la playa solo para comer. Si estoy al pie del cañón, los contratiempos se solucionan más rápido, aunque suponga menos descanso.
– ¿Qué diría que hay que tener para ser toldero?
– Durante los 25 años que llevo trabajando, lo que más me ha ayudado ha sido fortalecer la paciencia. Con la marea, con el viento y, especialmente, con las personas. Hay clientes de todos los colores. La mayoría está muy agradecida con mi servicio, pero hay quienes no entienden cosas, como, por ejemplo, que quite los toldos porque la marea está subiendo. No los culpo, están todos de vacaciones y buscan disfrutar lo mejor posible.
¿Ya estás registrado/a? Inicia sesión