Siete lecciones para vencer la negatividad y ser más feliz
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¿En qué momento pasamos de niños felices a adultos que no lo son? El psicólogo Bruce Hood explica cómo derribar los obstáculos mentales frente a la felicidadJulio Arrieta
Jueves, 13 de junio 2024
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¿Te has dado cuenta de lo felices que son la mayoría de los niños? Te lo pregunta Bruce Hood, un psicólogo experimental especializado en neurociencia cognitiva del desarrollo. Es la clase de científico adornado con un currículo apabullante, que en su caso incluye un doctorado en Cambridge, haber sido profesor en el MIT y en Harvard, y ser catedrático de Psicología del Desarrollo en la Universidad de Bristol. Así que cuando se hace preguntas no está de más atender sus respuestas.
Hood explica que «como psicólogo del desarrollo, llevo cuatro décadas estudiando a los niños». Y no solo porque su despacho «da al patio de un colegio». En cada recreo «se llena con las risas y los chillidos de los pequeños mientras juegan». ¿Qué pasa con toda esa alegría? Al crecer, «nos convertimos en adultos infelices. Aunque las cosas nos vayan bien, la felicidad auténtica y duradera puede resultarnos esquiva».
¿Por qué y cómo pasa esto? A aclarar estas cuestiones dedica Hood sus investigaciones y sus enseñanzas, que resume en el libro 'La ciencia de la felicidad' (ed. GeoPlaneta). En muchos aspectos, «es un libro de 'autodestrucción'», de 'desmontaje' del yo, «porque un yo demasiado egocéntrico puede ser la fuente de mucha infelicidad». Para romper los patrones de pensamiento negativo, este experto dicta siete lecciones que complementa con sus respectivos deberes, que para eso es profesor.
1: Cambia tu ego
«La felicidad adulta requiere que cambiemos nuestro sentido del yo para tener en cuenta la mente de los demás». Tendemos a vernos «como un ente aislado de la realidad». Y esto se puede cambiar. «Si queremos ser más felices, tenemos que aprovechar esta oportunidad para vernos como el producto de nuestra interconexión con los demás, y no como una isla».
Empezar un diario, adoptar un punto de vista alocéntrico –como tratar de ponerse en el lugar l otro en un conflicto o discusión– o distanciarte de tus pensamientos perturbadores diciendo «yo no soy mis sentimientos, mis emociones, mi pasado ni mis creencias», son algunos de los ejercicios que completan esta lección.
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2: Evita el aislamiento
«Prosperamos en grupo y languidecemos si estamos aislados». La soledad «no solo puede hacernos infelices, sino incluso matarnos», insiste Hood. Así que los deberes de esta lección incluyen invertir tiempo en cultivar tus relaciones y tomarse un descanso de las redes sociales.
3: Rechaza las comparaciones negativas
Es importante «recordar que, cuando emitimos un juicio, lo hacemos por comparación, y que las comparaciones que hacemos determinan el juicio». Ejercicios: Escribe tres cosas de tu vida por las que estés agradecido. Reconoce las veces que has fracasado, pero observa los beneficios inesperados de esos fracasos.
4: Sé más optimista
Como animales que somos, hemos «desarrollado la propensión a prestar atención a las señales negativas del entorno» como mecanismo de defensa. Nos fijamos más en lo malo que en lo bueno. Hay que trabajar el optimismo. No solo porque los optimistas son más felices, «sino que también están más sanos, caen mejor a los demás y tienen una mayor esperanza de vida», asegura Hood desde su cátedra. Ejercicio: Imagina el mejor futuro posible para ti. Distánciate de tu situación actual e imagina tu situación ideal dentro de cinco años. Escribe cómo podría ser.
5: Controla tu atención
Nos pasamos la vida imaginando futuros posibles que, cuando tenemos ansiedad o estrés, siempre planteamos como malos. Tratemos de controlar estas divagaciones. Como ejercicio para esto, «toma nota de cuando tu mente divaga e identifica en qué momentos tiende a los pensamientos negativos». En esos instantes, «realiza una actividad que requiera concentración».
6: Relaciónate con los demás
Una manera sencilla de cambiar nuestra perspectiva negativa «es el contacto con los demás». «Las experiencias compartidas intensifican nuestro placer». Así que «participa en más actividades que brinden oportunidades a la sincronía. Y«guarda el smartphone durante las interacciones sociales».
7: Sal de tu cabeza
Hay experiencias impactantes lo bastante arrolladoras como «para inducir estados similares de alteración del yo», a lo que producen las drogas psicodélicas, vaya. Viajar por un paisaje imponente o contemplar la Vía Láctea por un telescopio, por ejemplo. «En estos estados de arrobamiento vemos las cosas con cierta perspectiva, incluyendo nuestros problemas. Como no puedes viajar al espacio, sal a contemplar el firmamento siempre que puedas. Reaviva tu curiosidad infantil y empieza explorando tu propio barrio y su historia. Cada semana, dedica tiempo a una afición que te produzca alegría. Ya poder ser, en grupo.
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