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¿Adiós a las gafas para la presbicia?

¿Adiós a las gafas para la presbicia?

Estados Unidos aprueba el uso de un colirio que la corrige durante seis horas

Lunes, 13 de diciembre 2021, 23:02

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Los estadounidenses sueñan ya con quitarse las gafas para ver de cerca. Un conocidísimo laboratorio del ámbito de la oftalmología ha recibido el visto bueno para la comercialización de un colirio que, según se dice, corrige la presbicia durante seis horas. La compañía no ha confirmado aún si solicitará permiso a la Agencia Europea del Medicamento EMA para su uso también en el viejo continente, pero –si es cierto lo que se dice– todo llegará. En el mundo de los medicamentos, el proceso es siempre el mismo. Primero, autoriza Estados Unidos y, un tiempo después, generalmente unos meses, el avance llega a Europa. Aunque el alcance real del tratamiento, al parecer, está todavía por ver. De modo que quizás lo que se anuncia no sea para tanto.

Cualquier tratamiento contra la presbicia, más si se plantea la posibilidad de olvidarse de los anteojos, suscita un enorme interés entre la población. Es lógico. La dificultad para enfocar los objetos más cercanos es un defecto visual típico del envejecimiento, que comienza a darse a partir de los 45 años y se desarrolla hasta los 60, en menor medida entre la gente miope.

En quince minutos, listo

La visión es posible gracias a una lente natural, llamada cristalino, una especie de gel cuya curvatura tiene la capacidad de cambiar de manera automática para enfocar perfectamente los objetos situados a cualquier distancia. Cerca o lejos.

Funciona exactamente igual que una cámara fotográfica. Con la edad, la lente humana se va endureciendo por el acúmulo de proteínas, que se van descomponiendo y depositando sobre ella. Esa pérdida de flexibilidad –algo que no puede evitarse porque forma parte del ciclo de la vida– da lugar a la aparición de la presbicia, que se traduce en dificultades para ver de cerca (se hace más complejo leer el prospecto de un medicamento o las etiquetas del supermercado, por ejemplo).

El fármaco aprobado por la FDA se presenta como un colirio que necesita quince minutos para hacer efecto y garantiza una correcta visión durante un plazo de seis horas. El medicamento, bautizado como 'Vuity' y comercializado por la firma Allergan (Abbvie), es «una fórmula optimizada de polocarpina, un tratamiento terapéutico establecido para el cuidado de los ojos», según ha explicado la compañía en un comunicado. La presbicia afecta al 40%de la población occidental, una cifra que se estima que crecerá en diez puntos en la próxima década a consecuencia del creciente envejecimiento de la sociedad.

«No tan nuevo ni eficaz»

La firma se ha propuesto llegar a un mercado de 128 millones de personas en Estados Unidos, la mitad de la población adulta del país. La aprobación de este medicamento «ejemplifica nuestra búsqueda continua de tratamientos nuevos e innovadores que empuja los límites de que es posible en el cuidado de los ojos», ha afirmado el presidente de Abbvie, Michael Severino.

¿Será para tanto? Pues igual, no. La Sociedad Española de Oftalmología informó ayer a este periódico que toda la historia en torno a este colirio, del que tanto se ha hablado el fin de semana, «es una cuestión más 'marketiniana', de publicidad, que de eficacia clínica».

Las gotas contra la presbicia, según explican los oftalmólogos españoles, valen «para una situación puntual o de compromiso en que se pueda necesitar ver de cerca sin gafas. Pero –aclaran– no se pueden recomendar para su uso regular y cotidiano tres veces al día por los efectos secundarios e intolerancia que provoca la pilocarpina», que es el principio activo del medicamento. Desde náuseas, diarreas y vómitos a otros más graves, como alteraciones de la vista y del ritmo cardiaco, según informan los Centros para el Control de las Enfermedades de Atlanta (CDC) en su web oficial.

Las primeras gotas fueron patentadas por el oftalmólogo argentino Jorge Benozzi, recientemente fallecido, en 1999. Lo que consiguen, básicamente, es contraer la pupila para ganar agudeza visual en condiciones adversas de luz. «De esto se viene hablando desde hace tiempo en Argentina, Colombia y España», añaden los oftalmólogos de la SEO. Ahora lo ha aprobado la FDA «y parece que han descubierto la pólvora». «De momento –añaden– no lo van a comercializar en Europa».

Consejos para comprar unas gafas

  • Los 33 centímetros: Para saber si uno va perdiendo vista, la medida es probar a ver a 33 centímetros, que es la distancia a la que sujetamos un libro, y algo más con el ordenador.

  • Gafas premontadas: Se han popularizado las gafas premontadas para la presbicia, también conocidas como gafas de farmacia, lupa o gafas 'del chino'. Algunas valen 1 euro. Ni están ajustadas a las necesidades de cada uno (centro visual, diferencias entre ambos ojos...) ni las lentes son de calidad, lo que puede acarrear problemas para quien las usa. Los oftalmólogos solo las aconsejan para momentos puntuales.

  • ¿Las llevo por la calle?: La recomendación general de los oftalmólogos es no acomodar el ojo a ayudas que no le hagan falta, y, como la presbicia no interfiere en nuestra visión de lejos, «por la calle no se necesitan».

'Dieta detox' de pantallas y gimnasia visual para retrasarla

Como en casi todo, lo mejor es prevenir. ¿Qué podemos hacer? Ópticos y optometristas como José Mari Herce recomiendan una 'dieta detox de pantallas', ya que estar un montón de horas al día mirando el móvil, el ordenador, la tablet o la tele está acelerando nuestra 'caída' en la presbicia. Según un estudio de Multiópticas, en los peores momentos de la pandemia el consumo de pantallas llegó a ser de 14 horas diarias. ¿Qué ha ocurrido pasados esos momentos críticos? Que ahora mismo nos hemos quedado en unas 12, una cifra también aterradora. Así que Herce aconseja esta 'gimnasia' visual: hacer pequeñas pausas –cada 20 minutos– si trabajamos con ordenadores, parpadear voluntariamente con frecuencia, levantar la mirada y desenfocar la pantalla, utilizar lubricantes oculares y aprovechar las horas diurnas para salir a la calle y mirar a lo lejos. Incluso un día sin pantallas de cuando en cuando.

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