«A las plantas de la Alhambra les afecta la presión humana»

- ¿Cómo así surgió la oportunidad de trabajar en la Alhambra?

- Fue un concurso de traslado. Aunque sonaba bien, era un destino incierto porque no conocía el trabajo. Fue aquí cuando lo descubrí realmente. Lo veía como un trabajo especial.

- ¿Y qué te encontraste?

- Me encontré un trabajo maravilloso. Los primeros días descubrí la belleza de sus jardines, su historia, la forma de trabajarlos, la belleza de todo el entorno, ver cada jardín de cerca. Fui conociendo todo, su historia, las plantas que lo componen, el sentido de las composiciones. Fue algo especial.

- ¿Qué fue lo que más te llamó la atención?

- El patio de la acequia del Generalife, el de los chorros cruzados. Me sorprendió la forma de ajardinar que tenían los nazaríes.

- ¿Cómo se prepara la Alhambra cada mañana?

- Si no hay ninguna urgencia, los planes de trabajo están previstos. Se trata de mantenimiento, y si hay algo de urgencia se aborda sobre la marcha.

- ¿Cómo son las urgencias en la jardinería de la Alhambra?

- Desde caída de ramas a un ataque de una plaga, que surgen de un día para otro. O alguna planta que se seca o que está enferma. También, jardines que te encuentras que necesitan un tratamiento especial porque aquí hay mucha presión humana y afecta a la vegetación, a las plantas. Los visitantes van tocando las plantas y está prohibido. También se caen en los setos, o se caen en la alberca. Una vez se cayó una monja y el hábito hizo de ventosa y tuvimos que sacarla a pulso entre cinco jardineros. Casi tenemos que llamar a la grúa. Las plantas se llevan bien con la gente pero no hay que tocarlas y hay que respetarlas. Es verdad que la inmensa mayoría de las personas son respetuosas, pero es que entran miles de ellas al cabo del año.

- ¿Cuánta gente trabaja para que los jardines de la Alhambra estén tan bonitos?

- Estamos 41 jardineros, cuarenta y yo, como dicen. Repartidos en tres zonas. Una es El Partal, donde estamos, cada una con su jefe de equipo encargado de la zona; el Generalife y Secano. Lo tenemos dividido para mejor la organización, porque al final somos todos los mismos. Secano abarca los jardines de San Francisco, Alcazaba, placeta Carlos V, calle Real, jardín de Machuca y, atención, los palacios nazaríes que son el Patio de los Leones y Arrayanes. Todo esto incluye la zona seca.

- ¿Qué es lo más característico de estos jardines de la Alhambra?

- El arrayán, y sobre todo el arrayán morisco, que hace un año lo implantamos de nuevo en la placeta de los cañones, que es el que realmente había en época nazarí. Aparte, también tenemos aquí ejemplares muy viejos. Uno concretamente, que sería la planta más antigua de la Alhambra, que está en los jardines del Generalife, tendría más de quinientos años.

- ¿Sabes lo que significa arrayán?

- No tengo ni idea.

- Significa 'el aromático', cuando recortas el seto desprende todo su aroma. Pero hay cientos de plantas además del arrayán…

- Voy a destacar dos plantas de entre todas las que hay. El ciprés es muy importante porque tenemos muchos setos de este árbol, por ejemplo en los laberintos del Generalife, y con ellos hacemos arquitectura vegetal donde reconstruimos paredes y ventanas de edificios que existían anteriormente.

- ¿Y la segunda?

- El naranjo amargo, que en su tiempo la corteza se utilizaba como desodorante.

- ¿Tienes algún rincón favorito?

- Es muy difícil tener un solo rincón favorito en la Alhambra, quizá el patio de la Acequia del Generalife. Para mí es muy especial. Es que le tienes mucho cariño a todo. Todos son especiales.

- ¿Cuántas especies de plantas hay?

- Tenemos más de ochocientas especies de plantas ornamentales que utilizamos en jardinería, que es una verdadera barbaridad. Para que te hagas una idea, estamos en un nivel que ni muchos jardines botánicos. Un ejemplo: un parque típico de una ciudad en España puede tener treinta o cuarenta plantas distintas, y ya sería mucho.

- ¿Qué recomendarías ver siempre en la Alhambra?

- Los jardines, por supuesto, ja, ja, ja.