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Nunca ha sido una buena idea dejar a los niños ver lo que quieran en la tele, en Youtube, en Tik Tok o en cualquier otra plataforma. Como los padres no siempre pueden estar encima de los hijos, se inventaron los controles parentales para impedir que los menores vean lo que no deben. Pero de una u otra forma acaban viéndolos. Uno de los ejemplos más claros de los últimos años fue la serie 'El juego del calamar'. Producida en Corea del Sur, se convirtió en un éxito mundial en Netflix. En 2021 fue el mejor estreno de su historia con 111 millones de espectadores en los primeros 28 días de emisión, según datos de la propia plataforma de streaming. En nuestro país se calcula que más de 12 millones de espectadores - el 38% de internautas mayores de 18 años- habían visto al menos uno de los capítulos en 2022.
Creada en 2008, la serie cuenta cómo 456 personas en diversas situaciones extremas -desde estar al borde del desahucio o de la bancarrota hasta sufrir una enfermedad incurable o con algún secreto inconfesable- aceptan participar en una competición para llevarse un premio que solucionaría todos sus problemas: 45.600 millones de wones, el equivalente a 330 millones de euros. Las pruebas que tenían que superar eran básicamente juegos infantiles de toda la vida a los que se les daba una vuelta para que resultaran letales. La idea de su creador, el director y guionista Dong-hyuk, era denunciar el ultracompetitivo sistema imperante en su país.
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Se captara su mensaje de fondo o no, la serie arrasó. Y no fueron pocas las voces que denunciaron la violencia explícita que se mostraba y el consiguiente peligro para los menores. Porque pese a que Netflix la catalogaba en España para mayores de 16 años, también la vieron niños. Muchos. Tantos que un colegio de Infantil y Primaria de Madrid envió una circular a los padres advirtiendo de que había detectado que los alumnos estaban adoptando juegos que veían en la serie. Para contrarrestarlo de alguna manera, decidieron prohibir los disfraces relacionados con esta en las fiestas de Halloween de 2021.
Un estudio de la Universidad de Calgary (Canadá) y de la de Bath (Reino Unido) ha abordado cómo trata Netflix el dolor entre los adolescentes de entre 12 y 18 años. Su conclusión es clara: no deberían enfatizar estereotipos ni reflejar un mundo en el que nadie ayuda a nadie. «Los jóvenes aprenden mirando y las historias de ficción pueden en algunos casos importar más que las historias de la vida real», explica la doctora Melanie Noel.
Entre los miles de contenidos de Netflix -se calcula que entre películas y series suman 17.000 títulos en todo el mundo- analizaron 60 horas, entre las que estaban capítulos de 'Stranger Things' o filmes como 'Spiderman: Homecoming'. Encontraron que en las 616 escenas que reflejaban dolor, este procedía en su mayoría de acciones violentas o de lesiones, y no de otros que los adolescentes también sufren, como el dolor de la regla, los dolores crónicos -estos suelen comenzar en esta franja de edad y uno de cada cinco jóvenes los sufren- o el derivado de intervenciones médicas. También que las niñas y menores de razas diferentes a la blanca estaban subrepresentados, es decir, aparecían menos de lo que deberían. Otro dato: los testigos que presenciaban esas escenas de sufrimiento demostraban una llamativa falta de empatía y rara vez les ayudaban. Y cuando lo hacían, tendían a preocuparse más por los niños que por las niñas. En el 24% de los casos criticaron a las víctimas y hasta en el 10% bromearon sobre lo ocurrido.
¿Qué significa todo esto? Algo que en realidad ya sabemos, que las historias y cómo se cuentan importan. Más todavía en plataformas con tantos millones de niños como espectadores. «Los niños y adolescentes nos dicen que se identifican más con sus personajes favoritos que con personas de la vida real que no conocen. Por lo tanto, debemos esperar que esos personajes les enseñen bien cómo vivir en el mundo y, en este caso, qué esperar de ellos mismos y de los demás cuando sufren y sufren», aseguran los investigadores. Y añaden: «Creemos que existe una oportunidad real para que Netflix cree historias que reflejen el mundo que queremos ver: un mundo humano, diverso, inclusivo, equitativo, empático, compasivo y solidario». No como 'El juego del calamar', del que se llegó a hacer un 'reality'.
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