Borrar
Las 'trampas' de las etiquetas: trucos para descifrar los envases de los alimentos

Las 'trampas' de las etiquetas: trucos para descifrar los envases de los alimentos

'Casero', 'más cremoso', 'de pueblo', 'con jamón ibérico'... no siempre significa lo que pensamos

Domingo, 16 de junio 2024

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Opciones para compartir

Descifrar y entender las etiquetas de los productos que compramos habitualmente en el supermercado no es nada fácil. A veces parece que están hechas para todo lo contrario, para que no entendamos nada y liarnos todavía más. «La comida envasada ocupa cada vez más espacio en los supermercados y nuestras decisiones sobre lo que compramos y lo que no se basan cada vez más en lo que ponen esos envases, que no solo sirven para proteger los alimentos sino que ejercen de portavoces. Los botes, cajas, bolsas, botellas y paquetes que ocupan los lineales de las tiendas de alimentación están llenos de textos e imágenes que nos cuentan cómo es lo que hay dentro. Sin embargo, ese relato no siempre se corresponde con la realidad. De hecho, la versión que refleja el envoltorio suele ser mejor que el producto que finalmente comemos», explica Laura Caorsi, periodista especializada en alimentación y salud y autora de 'Comida fantástica. Manual de urgencia para aprender a leer los envases alimentarios' (Ed. Vergara).

Estas son algunas claves para aprender a diferenciar entre «la fantasía que compramos y la realidad que consumimos».

El 'poder' de las abuelas

Antes de entrar en materia, conviene aclarar que normalmente el alimento más saludable es el que no está envasado, el que no lleva etiquetas ni slóganes en su envoltorio. Una manzana, un tomate, una merluza, una pechuga recién troceada... Los expertos coinciden en que uno de los principales errores que se suelen cometer con los alimentos empaquetados es que se nos van los ojos a la información que aparece en la parte frontal cuando esa es precisamente la que deberíamos ignorar.

Expresiones como 'enriquecido con vitaminas y minerales', 'receta casera', 'como lo hacía la abuela' –ay, el poder de las abuelas– 'patatas fritas de jamón ibérico', 'refrescante', 'más cremoso' o 'de pueblo' en letras bien grandes no solo confunden al consumidor sino que a veces directamente lo engañan. Lo mismo ocurre con las imágenes. Por ejemplo, poner una ramita de olivo en el envoltorio de unos palitos de pan da a entender que ese producto está hecho con aceite de oliva y la realidad puede ser muy distinta. Lo más probable es que esos snaks no hayan visto ni una sola gota de ese aceite en la vida. «Los envases están diseñados para transportar y proteger los productos, pero su parte frontal está pensada para llamar tu atención. Para que te detengas y mires, te acerques y sientas el impulso de comprar», alerta la experta. Así que ignora esa información.

El primer ingrediente, la clave

Vamos a lo importante, la lista de ingredientes, que suele aparecer en la parte trasera y en letras mucho más pequeñas. No se colocan de cualquier modo. «Están enumerados según su peso en el producto y siguen un orden decreciente», aclara Laura Caorsi. Es decir, el primer ingrediente es del que más hay. Y, en este sentido, es importante que se acerque lo máximo posible al producto que queremos comprar. «Cuando cogemos una bolsa de patatas fritas y en su lista de ingredientes pone 'patatas, aceite y sal' sabemos que el ingrediente principal son las patatas».

Pero no siempre es tan sencillo. En el caso de productos como los fiambres cocidos, uno de los alimentos envasados más consumidos, tenemos que fijarnos también en el porcentaje que aparece al lado del ingrediente principal. Por ejemplo, carne de pavo (60%). «Esto quiere decir que el 40% restante son otros ingredientes que nada tienen que ver con el pavo cocido, que es lo que nosotros queremos comprar». En este caso, los expertos aconsejan elegir siempre la marca que tenga una mayor cantidad del producto original. Otro consejo de los especialistas es «evitar los alimentos que tengan más de cinco ingredientes».

¿Por ración o por 100 gramos?

Además de la lista de ingredientes, los productos envasados también incluyen tablas de valor nutricional. En ellas aparece el número de calorías, proteínas, hidratos, azúcares, fibra y sal que aporta el producto. Las cifras suelen referirse a los valores por cada 100 gramos de producto, pero mucho cuidado porque cada vez más fabricantes incluyen la media por ración, una pequeña 'trampa' que suele corresponder a unos 30 o 40 gramos de producto. «De esta forma, la cantidad de sal o azúcar que comemos nos parece menor».

Los 'palabros'

Otro recurso del que también se 'tira' mucho a la hora de elaborar las etiquetas de los productos envasados es camuflar los ingredientes con 'mala fama' con sinónimos o tecnicismos, desconocidos por la mayor parte de la población. Ocurre mucho con el azúcar. En su lugar, suelen aparecer términos como fructosa, sirope de malta, concentrado de uva, puré de naranja, néctar, melaza, sacarosa, extracto de manzana, maltodrextrina...

La chuleta para ir al 'súper'

Lo básico

1. Dale la vuelta al envase.

2. Busca el nombre real del producto para saber qué es.

3. Mira la lista de ingredientes y recuerda que se ordenan de mayor a menor presencia.

4. Verifica que se corresponden con los ingredientes sugeridos en la parte frontal del envase.

5. Mira la tabla de información nutricional para conocer la cantidad de azúcares, grasas, calorías y sal que contiene el producto.

Nutrientes

Azúcar

– Conviene no consumir más de 25 gramos de azúcares libres por persona al día.

– Ojo porque puede tener otros nombres: sacarosa, fructosa, sirope de malta, concentrado de uva, néctar, maltodrextrina...

'Sin azúcar añadido' puede tener azúcar igualmente. Mira la información nutricional.

– 'Reducido en azúcar' significa un 30% menos que el producto original.

Grasas

– Evita los aceites vegetales 'parcialmente hidrogenados' porque tienen grasas trans.

– 'Reducido en grasa' significa un 30% menos que el producto original.

Sal

– No deberíamos consumir más de 5 gramos al día.

'Sodio' no es igual a sal

– Sal es igual a dos veces y media la cantidad de sodio.

– 'Reducido en sal' significa un 25% menos que el producto original.

– Si contiene más de 1,25 g. por cada 100 g. es mucha sal. Menos de 0,3 g./100g. es bajo en sal y menos de 0,1 g/100 g. es muy bajo en sal.

Consejos de lectura

– Si un ingrediente se destaca en imágenes o palabras (bizcocho de kiwi, por ejemplo) debe figurar su cantidad (en este caso, de kiwi). Búscala en la lista, porque a veces es un porcentaje mínimo.

– Lo alérgenos aparecen destacados en mayúsculas, subrayados o en negrita.

– Los aditivos se pueden poner con código E o con nombre 'más amables'. La ausencia de códigos no implica ausencia de aditivos. Por ejemplo: emulsionante lecitina de girasol y E-322 es lo mismo.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios