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Efe / Zaragoza
Jueves, 1 de enero 1970
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Según informa la Dirección General de Policía, los robos, hasta un total de once, comenzaron a producirse el pasado mes de junio y continuaron a lo largo del verano, con efectos sustraídos con un valor en su conjunto de unos 5.000 euros.
En algunos casos fueron los propios ancianos quienes alertaron a la dirección del centro de la desaparición de sus pertenencias, mientras que en otros fueron los familiares quienes denunciaron los hurtos debido a la incapacidad de las víctimas para ser conscientes de los hechos.
Los investigadores pudieron determinar desde un principio que los hurtos se cometían en horarios en los que no se encontraba en la residencia ningún familiar o persona cercana a la víctima, lo que orientó las pesquisas hacia algún trabajador o personal vinculada al centro.
Finalmente, las investigaciones de dirigieron hacia una auxiliar de enfermería que podía acceder al interior de las habitaciones de los ancianos para cumplir con sus funciones y aprovechar esos momentos para llevar a cabo los presuntos robos.
Los agentes constataron, además, que esta trabajadora, M.P.M.O., había realizado diversas ventas de joyas en establecimientos especializados, por lo que procedieron a su detención.
Según las fuentes, aunque los efectos sustraídos alcanzan un valor en torno a los 5.000 euros, para muchas de las víctimas tenían un valor sentimental aún mayor al ser alianzas de boda o regalos de familiares ya fallecidos.
Los investigadores mantienen el caso abierto al sospechar que la detenida, sin antecedentes policiales anteriores, puede ser la presunta autora de otros hurtos cometidos en varias residencias de ancianos en las que trabajó con anterioridad.
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