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Este domingo es Día de las Personas sin Hogar, una jornada que Cáritas adelantó a este jueves para reivindicar en la calle la falta de derechos de estas personas. Pietro Cotti, es una de ellas. Italiano de 59 años que lleva 15 en Canarias.
«Yo tenía una familia, trabajo, novias», explica ante los medios de comunicación. Su vida dio un vuelco al morir sus padres. Fue cuando llegó a las islas de vacaciones y aquí se quedó porque encontró «tranquilidad». El problema es que es camarero y el trabajo no era fijo. «Seis meses trabajando, seis parado», narra. Tenía sus ahorros y seguía adelante hasta que definitivamente se vio sin trabajo. «Tengo 59 años. 'Eres viejo', me decían. 'Muy guapo, muy simpático, pero viejo'. Ahí caí. Empecé mi adicción al alcohol. La cerveza era mi compañera en los momentos buenos, para reír, para llorar,... Cada día tenía una excusa para beber y eso te arrastra hasta que me caí». Estar en la calle, asegura «es muy muy duro». Si no tienes una casa, un hohar, no tiene «aporte humano», dice Pietro. «Nadie quiere hablar contigo. Eres invisible. Solo eres visible con para recibir malas palabras».
Ahora, ya repuesto gracias a la ayuda de Cáritas en Telde, con un esfuerzo de «pasito a pasito», dice, quiere ofrecer su testimonio para que «la persona que me está mirando. Don Pepito, María,... entiendan que les puede pasar a ellos y no juzgarnos. Que vayan un día a ser voluntarios para ver lo que está detrás. Gracias a ellos –en referencia al voluntariado y a la plantilla de las ONG como Cáritas– que han salvado vidas».
Paco, quien no quiso dar su nombre real ni enseñar su rostro, es uno de esos casos de quien cree que no le tocará. «Después del divorcio me quedé en paro... Me vino todo junto. Me vi tan mal que una persona me dijo que fuera a Cáritas que eran la única gente que me podían ayudar. Con la primera comida que me pusieron se me saltaron las lágrimas. Yo nunca pensé que iba a estar ahí. Yo estaba con los ánimos por los suelos. Gracias a estas buenas personas estoy aquí. He salido para adelante».
Ahora, dice, está luchando para tener «un techo» propio, «una habitación». «Cuando me divorcié tenía de todo. Ahora me veo aquí. Yo necesito una habitación. Estoy recogido, pero somos más personas, uno ronca, el otro… Pero con lo que tengo no me llega para comida y habitación», asegura.
Tanto Pietro como Paco tienen «posibilidades de generar cambios en su situación». Es uno de los perfiles de personas en situación de sin hogar que atiende Cáritas. Pero la ONG ayuda no solo a «personas en situación de calle, que es la exclusión más severa. El sinhogarismo afecta también a muchas otras personas como, por ejemplo, núcleos familiares que ven peligrar el mantenimiento de la vivienda porque no pueden hacer frente al pago que suponen todos los gastos», explica Inés Chas, psicóloga del área de Vivienda de Cáritas Diocesana de Canarias. En esos momentos «apoyamos de manera preventiva con el pago de alquiler, la hipoteca, en alimentación, gastos de salud, escolarización. Apoyamos a estas familias para que no lleguen a exclusión residencial severa», añade.
La institución atendió en 2022 «en vivienda y alojamiento a 2.530 personas en situación de sin hogar y durante el primer semestre de este año a 1.220 personas» señala Chas.
También hay casos de «cronificación» de la exclusión residencial severa, dice la psicóloga. «Estas personas con perfiles más cronificados padecen adicciones o problemas de consumo que merman sus capacidades», reconoces, pero, «en cualquier caso, desde Cáritas establecemos acompañamiento».
Chas reconoció, además, que faltan medios para atender a estas personas. «Hay dispositivos públicos y organizaciones, pero a la vista está que son insuficientes y que no llegan a todas las realidades. Hay situaciones que, por lo que sea, incluso por temas burocráticos, no acceden a este tipo de recursos. Tenemos algunos casos muy sangrantes de personas que por cuestiones administrativas, por su irregularidad o lo que sea, no pueden acceder a un recurso alojativo por diversas cuestiones y también afecta el tema del consumo. Los recursos alojativos tienen una normas y muchas veces a la persona le cuesta adaptarse. Esa libertad teniendo nuestro hogar no la tienen esas personas. A veces es difícil que los recursos se adapten a todas las realidades que hay».
Chas también destacó «que ha aumentado el número de mujeres en situación de calle». Aunque en este perfil «mayoritariamente son hombres, hasta un 82% de los casos frente al 18% de mujeres -seis puntos porcentuales más que el año anterior en Las Palmas–, sí hay que señalar que la situación de la mujer cuando está en la calle es una vulnerabilidad muy extrema y está muy invisibilizada . No solo la que está en calle sino la que se encuentra sin hogar. Porque la mujer busca espacios para no quedarse en la calle. Hay situaciones de sinhogarismo que no se cuantifican porque las mujeres soportan relaciones de violencia, o van a hogares donde cambian residencia por cuidados... Todos esos casos que existen no nos llegan y representan una feminización de la pobreza importante», afirmó.
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Esta «feminización» ha motivado, explicó la ONG en una nota de prensa, que en los últimos cinco años el 36% de las Cáritas diocesanas hayan decidido incrementar las plazas disponibles para mujeres en sus recursos.
Tener una vivienda es «la puerta que abre a otros derechos. Si tienes vivienda tienes agua, protección. El no tenerla va mermando la salud física y mental y pierdes tu derecha a un bienestar emocional», afirmó la psicóloga que recordó que este año Cáritas reivindicaba en el Día de las personas sin Hogar con el lema 'Comparte tu red. No dejes que se queden fuera de cobertura'.
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