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Rafael Robaina posa antes de la entrevista en la sede de CANARIAS7. Cober

«Vienen tiempos difíciles para la universidad y estamos preparados»

Rafael Robaina. Candidato a rector de la ULPGC

luisa del rosario / Teresa Artiles

Las Palmas de Gran Canaria

Jueves, 11 de febrero 2021, 06:53

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«A esta universidad la conozco de arriba a abajo, sé de qué adolece y cuáles son sus ventajas y fortalezas». Rafael Robaina (Las Palmas de Gran Canaria, 1962), aspira a ser reelegido rector de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) el 25 de febrero y para lograrlo enarbola su experiencia en la gestión y toma de decisiones y la configuración de un proyecto preparado para captar fondos y orientar a la universidad hacia la sostenibildad, digitalización, igualdad, cohesión social o transferencia del conocimiento.

–Está en el ecuador de la campaña, ¿qué sensaciones tiene?

–Las sensaciones son buenas. Lo digo honestamente, en comparación con la campaña anterior, cuando la reacción fue más críptica. Sabía de gente que me iba a apoyar, pero había más expectación, más gente esperando la comparación antes de decidirse. En esta ya hay gente que directamente se aproxima y me muestra su apoyo por lo que ha oído, lo que he hecho o lo que oye en las charlas que estamos dando por los centros o lo que se ha proyectado en las redes.

–¿Ha leído el programa del otro candidato a rector, Lluís Serra?

–No en detalle, pero sí he seguido las líneas básicas y lo que han ido proyectando.

–¿Qué diferencia su programa del de su oponente?

–Yo creo que nosotros planteamos una opción realista, vemos una situación en un futuro próximo muy complicada, pero creemos que estamos preparados por la experiencia que acumula el equipo. Yo he dejado una parte importante del equipo anterior, y el grueso de un equipo de gobierno que en marzo ya debe estar tomando decisiones está. Pero, además, hemos sido capaces de añadir un punto de ilusión. Ya cuando decidí que me iba a presentar y no había pandemia, había planteado una orientación fundamentada en la Agenda 2030 y los objetivos de desarrollo sostenible (ODS). El optimismo nos viene porque es posible que, a pesar de las circunstancias, el haber tomado esa estrategia se combina muy bien con los fondos de reconstrucción que van a llegar. Nos vamos a ver con departamentos, que eso también es una diferencia, que están orientados para trabajar la sostenibilidad, la digitalización, la igualdad, la formación para el empleo y para la transferencia del conocimiento universitario.

– ¿Cree que su programa tiene medidas más concretas?

–Mi programa está más alineado con lo que va a ocurrir en los próximos años. De hecho, creo que el haber definido los dos nuevos vicerrectorados y la reformulación de algunos de los departamentos nos puede hacer mucho más eficientes en cuanto a la canalización de no solo los fondos que van a venir sino el papel que tiene que jugar la universidad en los próximos años como instrumento para lo que se espera de esta sociedad, que es que cambie el modelo y vayamos hacia un modelo más resiliente y con capacidad de reconstruirnos, de reinventarnos. Si la universidad quiere estar ahí, creo que debe tener una estrategia como la que hemos trazado nosotros.

–Ha creado dos vicerrectorados, de igualdad e inclusión y para la digitalización y sostenibilidad. ¿Moda o convencimiento?

–Crear un vicerrectorado, y si se observa en todos mis vicerrectorados hemos añadido el 'para', es la manera de hacer política. En la universidad no se hace política presupuestaria, se crean las políticas para ejecutarlas en cuatro años. Si no tienes un departamento para la sostenibilidad, la digitalización… no harás nada ahí, si no tienes un vicerrectorado para la igualdad, la inclusión, diversidad no harás nada ahí, no lo puedes improvisar. No es que sea una moda, es que hay que crearlos. Se crean para algo y el para algo está alineado por donde van a ir los tiros. Ahora de los fondos que hemos pedido para sostenibilidad y digitalización, vamos a cifrarlo en 40-50 millones de euros, ¿qué hace un equipo si no tienen departamento que gestione eso? Se podría conformar 'ad hoc', pero no tenerlo significa improvisar.

–¿Qué ha cambiado de cuando decidió presentarse a ahora, en plena pandemia?

–Estaba decidido sobre un planteamiento muy ilusionante. La pandemia me responsabiliza. Pensé que no me podía ir, que era como una traición a la universidad, como salir corriendo. A las dosis de ilusión que traía por repetir a principios del 2020 ahora le añado grandes dosis de responsabilidad porque no va a ser fácil gobernar. No solo la universidad, en general. Vienen tiempos difíciles y me responsabiliza el seguir al frente de la universidad con el equipo y con la comunidad universitaria.

–¿Cree que le beneficia en las elecciones el ser rector?

–Tiene las dos dimensiones. El desgaste de las decisiones que hemos tenido que tomar, y algunas han sido muy impopulares, como mantener los exámenes presenciales, pero hay que tomar decisiones. Y tiene la parte positiva de que muestra solidez y firmeza porque conozco la universidad, como rector y también por mi trayectoria como vicerrector. Yo a esta universidad la conozco de arriba a bajo, sé de lo que adolece y sé cuales son sus ventajas y fortalezas.

– Concrete sus primeras medidas si es elegido.

–Nosotros ya hemos suscrito compromisos para los primeros 100 días, como revisar algunas de las cosas que tenemos en marcha con la representación del profesorado. Una revisión de los reglamentos, que no significa abolirlos, pero sí reconfigurar la carga docente. También con la representación del alumnado generar un cronograma de actuaciones. Yo no me puedo abstraer que sé lo que va a ocurrir en marzo: hay que planificar el curso próximo y cualquiera que esté allí, lo sepa hacer o no, tiene que aplicar la planificación docente y contratar a todo el profesorado. Y a esto es a lo que básicamente nos pondremos. Y lo más que me ilusiona, no sé si será la primera semana o la tercera, es poner en marcha los dos nuevos vicerrectorados, porque hay que hacer revisiones y adaptar lo que hemos ido viendo al lema que nos hemos dado de que nadie se quede atrás y, sobre todo, el vencer desigualdades, entendida como la desigualdad de género, que existe, así como las inequidades en lo que se refiere a la brecha digital, que es una brecha económica y social. Y el otro es empezar a interactuar con nuestros interlocutores que deben aportarnos los fondos que hemos pedido para los planes de sostenibilidad, digitalización y el plan estratégico que lo engloba todo. Hay uno que ya está concedido, el que afecta al campus cero, un programa de movilidad entre los campus con el Cabildo, y dentro del de Tafira empezar la nueva planificación, reubicando espacios y con nuevas medidas de movilidad, residuos, eficiencia energética… Una planificación completa que tendría que estar hecha en este año.

–¿Teme que la semipresencialidad y la crisis por la pandemia aumente el abandono?

–Ese es un tema crucial que hay que combatir. Tenemos medidas y hemos hecho ya un plan para seguir combatiendo la brecha digital. Nos preocupa, a mi y a todas las universidades del mundo presenciales, el frenar el abandono porque el servicio que estamos dando no es el que espera el estudiantado. Así que o esto mejora y avanza la vacunación y nos permite que este año recuperemos del 60% de normalidad que tenemos a un 90% o un 100% o, como todas las universidades, vamos a pasarlo mal porque es inevitable que la gente abandone. La situación no augura buenos tiempos, ni para la sociedad ni para la universidad. Ni que decir aquellos que abandonen porque no tienen dinero para mantenerse en la universidad. Porque nosotros tenemos seis plazos de matrícula, y se da que la gente no tenga dinero para pagarlos. Tendrá que haber algún tipo de políticas, y las buscaremos, porque ahora mismo no existen. Hay que tener planes de contingencia para aquellos y aquellas que quieran abandonar y tiene mucho que ver con dar un servicio me atrevo a decir hasta gratuito en las condiciones en las que estamos. Se lo plantearemos al Gobierno, que al final es de quien depende cobrar o no esas tasas, y nosotros, que necesitamos esos recursos por matrícula, podríamos prescindir de ellos dadas las circunstancias. Es decir, hay que ir paso a paso, viéndolas venir, pero con capacidad y experiencia como para tomar decisiones sin miedo alguno y sin que te tiemble la mano.

–¿Es irrenunciable tener las aulas abiertas?

–Absolutamente irrenunciable. Esta universidad es presencial y tiene que seguir siendo presencial. El colectivo ordinario de la universidad va entre los 18 y los 23 años y han tenido que renunciar a la vida social de los campus. Esa es la mayor fortaleza que tiene la universidad presencial, la sociabilidad. Porque se aprende en las aulas y fuera de las aulas. Necesitamos recuperar la normalidad cuanto antes, ser valientes y convencernos toda la comunidad universitaria de que esa es nuestra fortaleza, que los entornos académicos son seguros, y así se ha demostrado.

–¿Qué le pediría como urgente al Gobierno canario?

–Recuperar lo que dejamos a medias a principios de 2020, la mesa que se definió para la financiación de la universidad. Pero se lo vamos a poner más fácil porque queremos que el Gobierno canario esté presente en más decisiones, y significa generar una mesa sectorial con las dos universidades públicas para tratarlo todo, porque nosotros estamos tratando cosas que luego no podemos decidir, como la carrera del personal laboral, los sexenios, la financiación de determinados complementos que afectan a decisiones que un rector no tiene competencias. Necesitamos que el Gobierno canario se siente con nosotros para la financiación y recuperar el plan plurianual, pero también para otros aspectos que vienen con la reforma de la ley universitaria. La mesa sectorial que vamos a plantear, que yo creo que la ULL también está por la labor y me atrevo a decir que el Gobierno también, se conformaría en los primeros meses.

–Una reivindicación clave es el aumento de la plantilla docente. ¿Qué necesita la ULPGC?

–Lo que hemos venido haciendo en estos años nos ha permitido introducir 275, de ellos gran parte es tasa de reposición mas una serie de porcentajes que hemos ido arañando producto de la estabilidad económica que tenía la universidad. Nosotros estimamos que se podrían jubilar unos 300 en este nuevo período de cuatro años. Pero además si nos comparamos con universidades con el mismo servicio que nosotros, tienen 200 profesores más. Para estar cómodos necesitaríamos unos 500 que incluye reposición más unos 200 más. Necesitaríamos financiación para esos 200 profesores nuevos.

–¿Peligran enseñanzas por falta de profesorado?

– Evidentemente o es profesorado o es el servicio. Hablemos por ejemplo de Ciencias de la Salud, que eso dolería a esta sociedad nuestra, que no tuviéramos posibilidades ninguna de las dos universidades públicas de dar el servicio porque no tenemos profesorado contratado. Que se está dando, y ya advertí hace unos años en una apertura de curso que se estaba rompiendo el círculo virtuoso por el cual nosotros formamos a médicos, enfermeras y fisioterapeutas y estos pasan a los hospitales, pero de los hospitales estamos recibiendo pocas señales de implicación docente para que sigamos completando ese círculo. Puede llegar un momento en que nosotros no tengamos capacidad de formar a profesionales en el área de la salud y entonces volveríamos al siglo XVII o XVIII en Canarias.

– Hay mucha competencia por la tarta de los fondos de reconstrucción. ¿Cree que la ULPGC puede competir por ellos?

–La universidad no puede acudir como administración a esos fondos, va de la mano de otras administraciones. Pero la universidad es la única que puede aportar lo que esos fondos también promueven, y es que a través de la generación de conocimiento y, por tanto, la investigación, se haga transferencia para redefinir el modelo. Y eso no lo puede hacer más que la universidad, que en el caso de Canarias produce el 80% del conocimiento. No es que compita, es que prácticamente estamos solos. Pero además, el sistema universitario español a través de la CRUE le ha propuesto al Gobierno español un gran proyecto para vincular actividades universitarias que les ayuden a ellos a su vez a ser sostenibles, digitales, resiliente, con un caudal de casi 600 millones de euros. España y Canarias en particular tienen de las economías menos resilientes. Aquí estamos en cero industrial y así no llegamos lejos. Es el momento.

–¿Cuánto gasta su candidatura en la campaña?

– Normalmente ponemos dinero de nuestro bolsillo y de ahí se va tirando. Ahora hay un aporte de la universidad de 3.000 euros. Costará unos 5.000 euros, a lo mejor un poco más.

–La campaña está siendo de guante blanco...

–Está muy tibia, yo creo que por las condiciones actuales y por el carácter tanto del profesor Serra como el mío, y ojalá se mantenga. No es bueno que se genere un mal ambiente, que muchas veces no lo alienta la candidatura sino gente de alrededor. No deberíamos entrar ahí y me alegro de que no lo hayamos hecho.

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