Borrar
Imagen de archivo de sanitarios atendiendo a pacientes covid en la UCI del complejo hospitalario Insular Materno Infantil de Gran Canaria. EFE
Una séptima ola silenciada, no silenciosa
OPINIÓN

Una séptima ola silenciada, no silenciosa

coronavirus ·

Miguel Ángel Ponce, médico y portavoz del PP en el Parlamento canario en materia sanitaria, lamenta la normalización de las muertes causadas por coronavirus

MIGUEL ÁNGEL PONCE

Domingo, 7 de agosto 2022, 02:00

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Una vez más nuestro Gobierno lo ha hecho como en otros veranos: en el último discurso de Pedro Sánchez se refirió a la pandemia durante el debate del estado de la nación, de puntillas, como algo casi del pasado. Una emergencia que España había logrado superar con «razonable éxito» dijo, cuando ese mismo día habían muerto la friolera de 58 personas por covid en España, en un solo día. Poco sorprende ya que, en verano del 2020, nada menos que hace 2 años y sin vacunas llegó a decir que «habíamos vencido al virus».

Horas después de que Sánchez terminara su intervención, el director de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom, dijo todo lo contrario: «Nuevas oleadas del virus demuestran una vez más que el covid está lejos de haber terminado». Incluso defendió la necesidad de llevar mascarillas en el interior y aplicar cuarentenas a los contagiados, medidas que el Gobierno dejó sin efecto hace unos meses.

La estrategia de gripalización forzosa de marzo de este año, dando entender a la población que esto ya estaba resuelto y que esto ya era una 'gripilla' de nada, se ha demostrado que ha sido una temeridad más de nuestras autoridades.

La falta de información a la población ha sido clamorosa. Además de la retirada total de las mascarillas como en el resto de la UE, nuestro país ha sido especialmente agresivo en olvidar la pandemia con la decisión añadida de dejar de medirla en los menores de 60 años para que no se noten en las estadísticas, así como retirar las cuarentenas y poder seguir trabajando y haciendo una vida normal teniendo un test positivo pudiendo por tanto seguir contagiando.

Canarias ha estado liderando el ranking de nuevos casos llegando a colocarse como la tercera peor

No podemos hacer comparaciones con años previos por este motivo de dejar de contar todos los positivos para tapar la pandemia. Solo se han estado contando a los mayores de 60 años.

Así y todo, Canarias ha estado liderando el ranking de nuevos casos llegando a colocarse como la tercera peor CC AA de casos covid superando los 1.000 puntos en mayores 60 años y 1.400 en mayores 80 años, cifras de incidencia incluso peores que al inicio 6ª oleada.

Contagios subestimados

Es difícil que cualquiera de ustedes, amables lectores de este artículo, no haya conocido a alguien que haya sufrido el covid por primera vez o por segunda entre su familia y amigos en estos últimos meses y cuyo test positivo haya ido a la basura sin que haya sido contabilizado por el Servicio Canario de Salud.

Nuestro gobierno ha centrado su atención en otros graves asuntos (la guerra en Ucrania, la ola de calor, el precio de la energía), pero el covid sigue aquí, mutando y matando.

En esta séptima oleada en Canarias han muerto en los 3 meses de esta séptima oleada, de abril a principio de julio, unas 350 personas más (una media de unos 4 canarios al día), acercándonos a los 2.000 fallecidos en toda la pandemia. La gripe mató en los mismos tres meses del invierno de 2019 a 69 personas.

Es decir, han muerto en este verano casi 5 veces más por covid que por la gripe. En España han muerto unas 6.000 personas en ese mismo periodo. Ha estado matando unas 50-60 personas sobre todo mayores de 70 años en el 85 % de los casos al día.

Es como si cayera un avión todas las semanas en nuestro país con 250 pasajeros y no pasara nada. Ya casi ni se les da importancia a los muertos.

En los titulares de Consejería de Sanidad el número de fallecidos se nombran al final de los comunicados, sin formar parte de los titulares.

Hasta la muerte de nuestro mayores, a los que les envío todo mi sentido pésame a sus familias, la hemos normalizado.

Hace unos años hubiera sido impensable que iba a haber una enfermedad nueva que causaría todas estas muertes al día, y que la sociedad lo iba a terminar considerando normal.

A nivel estatal se convocan actos de recuerdo a las víctimas de la pandemia mientras los epidemiólogos y expertos en salud pública llevan tiempo insistiendo en volver a aplicar algunas de las medidas dejadas sin efecto hace unos meses.

En especial, aislar a los contagiados y usar la mascarilla en interiores, que ahora solo es obligatoria en el transporte público y los hospitales.

Pero aún peor y es que ni hemos decidido poner la cuarta dosis a mayores 80 años que tienen triple mortalidad frente al virus antes del verano como recomienda la EMA (Agencia Europea del Medicamento) y CDC (Centro de Control de Enfermedades). Ni si quiera hemos hecho eso a diferencia de varios países europeos que si la han administrado ya.

Falta de planificación

Llevamos semanas y semanas avisando en el Parlamento de Canarias de que venía una oleada antes del verano tras ver brotes en residencias de mayores y analizando las tendencias epidemiológicas y revisando la literatura en cuanto a la variante omicron BA.5 y su escape vacunal.

A eso se le añadía como preocupante que esta 7ª oleada iba ser antes del verano y no al final del mismo como en el verano pasado y por tanto con los sanitarios de vacaciones además de agotados tras 6 oleadas, unido a un sistema sanitario tensionado sin mejoras en listas de espera , con los pasillos de las urgencias convertidos en camas de planta sistemáticamente y junto con algo de lo que nadie habla y son los cientos y cientos de bajas por covid de los sanitarios por reinfecciones ante una variante más sintomática y contagiosa.

¿Por qué nadie ha hecho una auditoría de la pandemia tras más de dos años de la misma?

Pero también llevamos semanas y semanas pidiendo una mejora en la política informativa del Gobierno de Canarias ya que desde el ministerio se decidió tapar la pandemia ya que no vende políticamente, a sabiendas que llegaban los carnavales de verano y por tanto aglomeraciones aseguradas en las islas.

Hemos pedido una campaña informativa a la población precarnavales de uso de mascarillas y evitar ir a fiestas si tenemos síntomas respiratorios, así como otra campaña especial de refuerzo de vacunación de la tercera dosis para Canarias.

Mensajes claros tales como: 'Si tienes tos o mocos no vayas de carnaval, hazte un test antes ( se podían haber hasta regalado en farmacias durante carnavales) y usa la mascarilla sobre todo si convives con tus abuelos y mayores' o 'Si vas al carnaval que sea con las tres dosis de vacuna covid' hubieran ayudado mucho a frenar esta séptima oleada silenciada irresponsablemente.

El consenso científico pedía una desescalada progresiva y planificada y no tocaban mensajes políticos aprovechando el agotamiento razonable de la población que estoicamente ha aguantado estos dos años de pandemia y que evidentemente necesita de buenas noticias.

Con una buena política informativa, que nunca ha existido, tendríamos la necesaria complicidad de la población que está muy confundida. Canarias está en la cola del país, junto a Baleares, en la tercera dosis de vacuna covid con un 55% de la población sin administrársela. Un fracaso silenciado como la pandemia por esa mala política informativa.

Tan difícil hubiera sido hacer una campaña especial de estímulo a ponerse la 3º dosis antes de ir al carnaval dirigida sobre todo a la población entre 20-50 años cuya mayoría no se la ha administrado por los miedos y confusión continua en los mensajes que nuestras autoridades sanitarias han transmitido a la población. En Canarias lo de los niveles de alerta por ejemplo ya nadie ni les hace caso.

Pero no solo eso, hasta hemos pedido en el Parlamento de Canarias subvenciones para mejorar ventilación de locales interiores de hostelería con filtros Hepa y medidores de CO2 para 'potabilizar' el aire, pero ni caso.

Ahora que se está hablando de los aires acondicionados y la temperatura ambiental que mejor oportunidad para hablar también de la ventilación de los locales.

La pandemia no puede darse por acabada, eso es hacerse «trampa al solitario». Por ello llevamos tiempo pidiendo prudencia coincidiendo con las aglomeraciones carnavaleras en una calma tensa y de cara al verano.

Equilibrio economía y salud, por su puesto, pero una mascarilla preventiva en interiores, una campaña de terceras dosis o seguir informando y pidiendo prudencia no afecta a la economía. Yo creo que incluso la mejora.

Es más, nadie habla de las miles y miles de bajas estimadas hasta en un 10% del mercado laboral según estudio de Ranstad Research, por una variante del virus más sintomática que las previas dada su mayor contagiosidad y evasión de la vacuna que ha impedido que muchas personas no pudieran ir a su puesto de trabajo ya que provoca más fiebre, dolores musculares y mucosidad nasal. Eso afecta también a la economía, pero no se dice.

Es cierto que la letalidad es mucho menor gracias a las vacunas, que quienes enferman y mueren suelen ser personas mayores y vulnerables y que los niveles de ocupación hospitalaria, si bien casi se han duplicado en el último mes, tienen poco que ver con los de olas previas. Todo en buena parte, insistimos, gracias a las vacunas.

Ahora ya no se ve tanto el perfil de pacientes de oleadas previas con neumonías bilaterales en UCI. Hay que explicarle a la población que ahora los pacientes se descompensan en planta, y son sobre todo nuestros abuelos y crónicos que tienen otras patologías, cogen el virus y descompensa sus otras patologías y enferman más.

Menos letal pero con alta mortalidad

Por eso el parámetro útil es la mortalidad e ingresos en planta y no tanto los ingresos en UCI. Es por ello que la elevada transmisión del virus durante el 2022, debido a la variante ómicron y sus mutaciones, mucho más contagiosas, amenaza con un número de muertes superior este año a las del anterior. Eso es lo que hay que explicarle a la población ya que necesitamos de su complicidad para proteger a nuestros mayores que lo han dado todo en esta vida y que no merecen morir antes por este maldito virus.

Las alarmas se han encendido esta misma semana tras publicarse los datos del Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo) que alerta de un exceso de mortalidad en nuestro país en este año 2022 frente al 2021 al que por supuesto sanidad no le ha hecho ni caso: En 2021 hubo un exceso de mortalidad de 24.490 personas y en lo que va de 2022, de 16.619 y todavía queda la mitad del año.

En Canarias se confirma esa tendencia: en medio año han fallecido en exceso 1.229 canarios, lo cual es el doble que las muertes en exceso del 2021 que fueron 458.

De ellas solo son achacables a la ola de calor 19 personas y está claro que la mortalidad del covid ha aumentado, pero ¿solo ha sido el covid? ¿y la patología no covid no atendida por la pobre accesibilidad al sistema sanitario por la saturación de nuestra sanidad no puede provocar muertes? ¿Alguien va a hablar de esto? ¿Por qué nadie ha hecho una auditoria de la pandemia tras más de 2 años de la misma?

Ni las listas de espera del primer semestre del 2022 han salido aún. Mientras seguimos enredados en buscar 4 millones de euros de unas mascarillas fantasma y nadie presta atención a la mortalidad excesiva de nuestros mayores.

Desde el PP de Canarias presentamos hace meses, al inicio de esta nueva oleada, un plan de rescate y mejora de nuestra sanidad canaria con más de 60 medidas sanitarias que ni se han dignado a leer o intentar debatir y comentar. Arrimen el hombro nos dicen... No ha servido de nada.

Si todo hubiera ido bien a partir del verano, hubiéramos buscado esa normalidad tan ansiada como siempre hemos dicho.

No se han hecho bien las cosas y tampoco ha llegado la vacuna actualizada a nuevas variantes como tampoco hemos conseguido vacunar con las 3ª dosis a la mayor parte de la población.

Necesitamos ya de buenas noticias tras dos duros años de restricciones, pero con información clara a la población y planificación.

Normalización progresiva sí, pero hablar de una forzada gripalización precoz ha sido un disparate cuando este virus es mucho más infectivo y mortal que la gripe aún y encima le dimos todas las facilidades posibles para que infectara masivamente y por tanto pudiera mutar y hacerse más fuerte retirando todas las medidas antiCOVID, dejando de controlarlo y sin promocionar la completa vacunación.

Lo dijimos tras la sexta oleada en un artículo previo en este periódico: Gripalizacion no, Covidización sí. No sirvió de nada.

La situación requiere revisar la estrategia globalmente y poner fecha cuanto antes a la cuarta dosis en mayores de 60 años y prepararnos para un otoño donde además del covid tendremos a la gripe más fuerte de lo habitual.

Nos queda ahora encarar el otoño-invierno con una enorme incertidumbre, sin ninguna acción frente a la pandemia y una población aún más confundida.

Desde el mundo científico se ha pedido sin éxito recuperar cuarentenas y tapabocas en interiores, pero seamos realistas no podemos pedirle eso a la población sin más, simplemente porque le hemos silenciado la pandemia y quitada importancia a la mortalidad.

Es necesario información y pedagogía a la población antes. Los sanitarios y científicos pueden hacerlo, pero nuestras autoridades no han querido. Rectificar es de sabios.

Propuestas

No estamos pidiendo un nuevo confinamiento. Lo que se pide es que los contagiados no vayan a trabajar y ponerse mascarillas en interiores cuando no haya distancia, así como ponerse la tercera dosis quien no lo ha hecho en los mayores de 18 años.

Eso ayudará a proteger a nuestros mayores y disminuir la mortalidad así como a minimizar nuevas mutaciones del virus, hasta que se vaya inoculando las vacunas actualizadas de refuerzo. Estos mensajes deberían salir del ministerio de forma muy clara.

En el próximo otoño invierno y en los siguientes, la mascarilla formará parte de nosotros como elemento terapéutico, es decir para proteger a los demás. Si sufrimos tos, mocos o datos de viriasis deberían ser usadas siempre que vayamos a cualquier centro sanitario o residencias a consultas o visitas o recintos cerrados públicos poco ventilados.

También es probable que en pacientes vulnerables deban usar mascarillas FFP2 en esa época en esos lugares y que estuvieran financiadas como cualquier otro medicamento.

Por otra parte, la covacunación gripe y vacuna Sars-Cov2 actualizadas a las variantes actuales serán necesarias sí o sí. Llegamos tarde de nuevo (y son demasiadas) con una séptima oleada que no podíamos permitirnos.

Las dosis de refuerzo de la vacuna contra el Covid-19 pueden mejorar o restaurar la protección que ha disminuido con el paso del tiempo después del esquema principal de vacunación con tres dosis y de permitir que el virus siga mutando permitiendo su diseminación masiva.

Se trata de vacunas binarias con variantes actualizadas como la ómicron y las variantes originales. Estamos vacunando con una vacuna del 2020 y estamos en la temporada 2022 como ocurre con la vacuna de la gripe que se actualiza todos los inviernos. Este invierno la covacunación gripe y covid en mayores va a ser trascendental.

Esto no va de buscar errores para hacer crítica política. Cuanto mejor le vaya al gobierno en sus decisiones y más en materia sanitaria, mejor para todos, sea quien sea quien dirija el gobierno. Pero si no es así, la ciencia debe decirlo proponiendo posibles soluciones y estrategias.

En mi caso aún más como sanitario activo que le ha visto la cara al virus muy de cerca. Esto no va de crítica, esto va de planificar, aprender de los errores contra un virus que conocemos ya mucho más y minimizar el impacto sobre la salud de la población tras ser España el quinto país de EU con peores datos de mortalidad.

Es verdad que las muertes son cada vez de gente más mayor, pero hay personas de 70-80 años que estaban bien y hubiesen querido vivir más años.

Es muy grave. ¿De verdad se puede decir que hemos vencido al virus? ¿Razonable éxito? Inaceptable. Lamentable. Por favor cuidémonos en este otoño-invierno, pensemos en nuestros mayores y en todos nosotros para acabar con la pandemia y confiemos en los sanitarios y científicos.

Miguel Ángel Ponce es médico especialista en Neumología. Jefe de la Unidad de Hospitalización Domiciliaria del Hospital Dr. Negrín. Profesor de Ciencias de la Salud en la ULPGC. Máster en Gestión Sanitaria. Portavoz de Sanidad del PP de Canarias

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios