Miles de madrileños huyen de la ciudad antes del confinamiento

Tras una mañana bastante tranquila en las carreteras, una normalidad sólo alterada por el paso de los primeros frentes de la borrasca 'Alex', que dejaron intensas lluvias y fuertes vientos, a partir de las 13:00 horas las salidas por las carreteras que parten de la capital comenzaron a registrar un aumento de los niveles de circulación.

Como si se tratase de una operación especial de la Dirección General de Tráfico (DGT) para un puente, las primeras retenciones comenzaron en la autovía A-3 que conduce a las segundas residencias en las costas de Castellón, Valencia, Alicante y Murcia. El colapso fue considerable a la altura de Rivas Vaciamadrid y en la DGT hablaban de condiciones de circulación «difíciles». El atasco volvía a repetirse kilómetros más adelante en Arganda del Rey.

A esa misma hora también comenzaban las caravanas en la A-4, que estaba muy cargada con retenciones esporádicas. Los destinos hacia Andalucía y Castilla-La Mancha eran los elegidos en este caso por los conductores. En la A-42, con destino a la vecina provincia de Toledo, también se sufrían retenciones.

A partir de las 14:30, hora para muchos de salida del trabajo, comenzaron también a colapsarse las carreras de circunvalación como la M-40 y la M-50 en sus movimientos suroeste-sureste. Así en la hora punta del mediodía el embotellamiento se extendió también a las salidas de Madrid por la A-2 en dirección a Guadalajara, Zaragoza y Barcelona.

Esta situación contrastó, por el contrario, con la ausencia de grandes problemas durante buena parte de la jornada en las salidas de la capital por la A-1 en dirección Burgos y País Vasco, así como por la A-6 hacia Valladolid, León y A Coruña.

Por tarde la calma reinaba más o menos en las salidas de Madrid, con excepción de los puntos conflictivos habituales, como cualquier otra tarde de viernes, según fuentes de la DGT. Poco antes de las 20:00 horas había cinco kilómetros de retención en la salida de la A-1 dirección Burgos, embotellamiento normal de un viernes cualquiera.

Desde el desconfinamiento, en junio muchos ciudadanos han trasladado su lugar de residencia, que no su domicilio como tal, a los municipios de la Sierra del Guadarrama, del Valle de Lozoya o de la cuenca del Alberche.

Este viernes muchos estaban a la espera del cierre efectivo de la ciudad. Y es que sus hijos volvían a diario a la urbe para acudir a clase en sus colegios, por lo que durante la jornada se veía trasiego de maletas de regreso a Madrid. A ello se suman los alojamientos rurales que tras el anuncio del nuevo confinamiento de la ciudad han visto cómo se cancelaban las reservas para este fin de semana y los siguientes.

Por otra parte, en la madrileña estación de Puerta de Atocha eran decenas los ciudadanos que durante la mañana y la tarde han tomado un tren con destinos a Valencia, Alicante o Sevilla ante la mirada atenta de los controles de la Policía Nacional desplegados y que desde las diez de la noche intervinieron para evitar los viajes no autorizados.

Según explicaban los viajeros antes de pasar los controles de acceso a los andenes, la principal razón del viaje era «ir a mi segunda vivienda» o «regresar con mi familia, dado que puedo seguir trabajando desde allí sin problema». «Tengo miedo a quedarme encerrada en Madrid», justificaba una mujer su desplazamiento a Alicante, «porque soy de allí y tengo allí a mi familia».

Renfe ya ha anunciado que todos los billetes de los servicios de Ave y Larga Distancia con origen o destino de Madrid podrán cambiarse o anularse sin coste a través de los canales de venta de la operadora (web, taquillas o agencias). En el caso de los abonos, Renfe extenderá la vigencia de los mismos de forma proporcional a la duración de las medidas de restricción a la movilidad.