Eliminar las sujeciones farmacológicas y físicas, el reto de la bioética en Canarias

La eliminación de las sujeciones farmacológicas y físicas que emplean los servicios sanitarios de las islas para inmovilizar a los pacientes es una de las prioridades de la Comisión Asesora de Bioética de Canarias. Así lo explicó este miércoles una de sus integrantes, Desirée Alemán. «Ahora tenemos sobre la mesa las sujeciones físicas y farmacológicas», señaló la enfermera y letrada en una Jornada de bioética celebrada ayer en el hospital de Gran Canaria Doctor Negrín donde se abordó este asunto junto al presidente del Comité de Bioética de España, Juan Carlos Siurana.

«Debemos tender a las 'sujeciones cero' en las instituciones sanitarias por el respeto a la libre circulación de las personas y los derechos fundamentales», señaló Alemán, quien indicó que esta cuestión se incluyó en la jornada para concienciar a los profesionales de la necesidad de respetar la dignidad del paciente.

«La bioética trata de esto: del respeto a los principios y derechos constitucionales de las personas», comentó la también miembro del Comité de Bioética de España.

La jornada, en la que participaron 120 profesionales sanitarios, busca promover «una atención solidaria con el paciente» en el marco de la estrategia de humanización de los cuidados emprendida desde el Servicio Canario de la Salud, según señaló su director, Carlos Díaz.

Preguntado respecto al dilema ético que supone impedir que personas mayores y dependientes estén acompañadas en el servicio de Urgencias del hospital Insular de Gran Canaria, Díaz señaló que esta circunstancia se debe a que el centro hospitalario carece de espacio.

«Tenemos ahora mismo un problema estructural, por eso estamos acometiendo obras en el hospital Insular», indicó el también viceconsejero de Sanidad del Gobierno regional refiriéndose al derribo del viejo edificio del CULP, cuyo solar se reserva para la futura ampliación del hospital, aún sin fecha y que todavía no ha sido licitada ni presupuestada.

Mientras tanto, apuntó Díaz, «se está buscando el equilibrio para que esas personas estén debidamente acompañadas y que no esté saturado el servicio, para que los profesionales puedan también desempeñar su labor adecuadamente».

Por su parte, el presidente del Comité de Bioética de España señaló que uno de los grandes desafíos en este ámbito es respetar la autonomía de los pacientes, informándoles de lo que se les va a hacer cuando llegan a un hospital o un centro de salud.

Además, expresó su preocupación sobre las competencias atribuidas a la tecnología. «En la actualidad, la inteligencia artificial cada vez se está extendiendo más y eso significa que estamos dejando en manos de algoritmos decisiones que corresponderían a los seres humanos», manifestó.

En su opinión, por ejemplo, una máquina no debería determinar el triaje de los pacientes para fijar el orden de prioridad de la asistencia. «Es importante que en el ámbito de la sanidad y la salud esté siempre presente la relación humana», afirmó Siurana quien consideró que esa responsabilidad debe recaer en un profesional sanitario y no en un algoritmo.

La jornada, además de abordar estas cuestiones, sirvió para poner de relieve el papel de los comités de ética de las comunidades y hospitales, que toman decisiones sobre la accesibilidad a tratamientos y las repercusiones éticas de las investigaciones.

«Son temas en los que nos jugamos la vida de las personas. Es fundamental que lo hagamos con diálogo, respeto y buscando consensos», dijo el experto en deontología médica, que abogó por establecer el respeto y la escucha mutua entre pacientes y profesionales. Algo que se está perdiendo en una sociedad crispada y que se está apreciando en el aumento de agresiones hacia el personal sanitario.

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