Se elevan a 17 las personas afectadas por el brote hospitalario de salmonela
Salud Pública busca en la cocina del hospital Insular el origen de las infecciones | Los pacientes evolucionan bien y diez ya han superado la toxiinfección
El brote hospitalario de salmonela notificado este jueves en Gran Canaria ya afecta a 17 pacientes del complejo hospitalario Insular Materno-Infantil y del Juan Carlos I, ambos situados en la capital grancanaria.
En concreto, nueve pacientes han contraído la bacteria en el Insular y el Materno, mientras que los otros ocho se infectaron en el hospital polivalente anexo al hospital Juan Carlos I, según informaron fuentes de la Consejería de Sanidad.
Según indican desde el departamento del Gobierno de Canarias, los pacientes, que presentan cuadros clínicos gastrointestinales, evolucionan favorablemente. De hecho,tres ya han sido dados de alta hospitalaria y otros siete han recibido ya el alta epidemiológica al haber superado los síntomas de la toxiinfección.
Se sospecha que el brote pueda tener su origen en una persona o en un alimento de la cocina del hospital Insular, que también surte al Materno y al Juan Carlos I.
Los primeros cuadros clínicos compatibles con esta infección se identificaron el pasado 16 de agosto y fueron confirmados el lunes 18. Desde ese momento, tanto la Dirección Gerencia del complejo hospitalario como la Dirección General de Salud Pública activaron los protocolos establecidos para estos casos, analizando las muestras de alimentos y las extraídas de los pacientes.
A falta de los resultados de los estudios microbiológicos, Salud Pública sigue investigando las posibles fuentes de la infección.
Además, se han tomado una serie de medidas en la cocina del hospital Insular, como la inmovilización de los alimentos sospechosos de haber transmitido la infección y la información al personal que manipula alimentos sobre la existencia del brote de salmonela para que extremen las precauciones.
Riesgo veraniego
Las altas temperaturas de esta época del año y la falta de higiene en la cocina, así como la inadecuada manipulación de los alimentos, potencian la proliferación de bacterias responsables de numerosas toxiinfecciones, de las que muchas se producen en el hogar.
Personas mayores, población pediátrica, mujeres embarazadas y personas inmunodeprimidas son los grupos de mayor riesgo y en los que mayor vigilancia hay que mantener para evitar toxiinfecciones. A la hora de preparar los alimentos en casa o en establecimientos de hostelería es imprescindible extremar las medidas de higiene y recordar las siguiente recomendaciones:
Manipulación higiénica
Para evitar la contaminación de los alimentos, es imprescindible cumplir con unas pautas de higiene en su manipulación: lavado de manos frecuente y siempre después de ir al servicio, protegerse las heridas de las manos, mantener limpios los utensilios que se vayan a utilizar, y evitar cualquier contacto, directo o indirecto (superficies, cuchillos, tablas, etc.) de los alimentos crudos con los alimentos cocinados o preparados.
Bien cocinados
Durante el cocinado se debe aplicar calor suficiente para garantizar la destrucción de posibles gérmenes causantes de enfermedad. Es particularmente peligroso que las carnes de aves y las carnes picadas queden crudas o poco hechas.
Evitar la intoxicación por el anisakis, congelando el pescado o cocinándolo a más de 60 grados
El anisakis es un parásito que se puede encontrar en el pescado y causar daños a las personas si lo ingieren antes de inactivarlo.
Para evitarlo, es importante eviscerar bien el pescado lo antes posible, cocinarlo a más de 60 grados de temperatura o congelarlo a -20 grados durante, al menos, 24 horas si va a ser consumido en crudo.
Alimentos bien refrigerados
La temperatura ambiente elevada favorece la rápida multiplicación de las bacterias y la formación de toxinas en los alimentos. Cuando los alimentos cocinados o preparados no se vayan a consumir de inmediato es imprescindible mantenerlos en caliente o conservarlos en frío.
Si un alimento ya cocinado o preparado no va a ser consumido a continuación, se debe proceder cuanto antes a su refrigeración o a su congelación.
Es importante mantener siempre en refrigeración carnes, vísceras y embutidos, huevos, quesos frescos, salsas, leche y derivados lácteos (yogures, postres lácteos), pasteles, tartas y cualquier postre que lleve en su composición crema o huevo, ensaladas, ensaladillas y todos aquellos alimentos que vayan a ser consumidos en frío, comidas preparadas (albóndigas, carne con papas, croquetas), semiconservas (anchoas, boquerones en vinagre, jamón cocido, patés).
Calentarlos bien
Los alimentos cocinados que se conserven en frío deben ser calentados con rapidez y alcanzar una temperatura igual o superior a 65 grados en el centro interno del alimento, antes de su consumo. Si se trata de alimentos en frío, se deben consumir sin demora una vez sacados del frigorífico, a fin de evitar toda situación que favorezca la multiplicación bacteriana.
Tomar especiales precauciones con los alimentos que se consuman crudos o cocinados con escaso calor
Los alimentos que se consumen crudos o poco hechos suponen un mayor riesgo, ya que no se benefician del efecto germicida del calor del cocinado. Deben tomarse precauciones especiales: comprar las materias primas en buenas condiciones de frescura, observando que cumplan las normas de presentación, conservación y etiquetado; y congelar el pescado para evitar la presencia de parásito anisakis.
Deben sumergirse los vegetales que se vayan a consumir en crudo, como lechuga y tomate, en agua con unas gotas de lejía unos minutos, lavándolos a continuación con agua corriente. Es importante utilizar para ello lejías en cuya etiqueta se especifique que son aptas para desinfectar vegetales o agua de bebida.
Cuidado con los huevos
Los alimentos que tienen como ingrediente huevo son responsables de numerosos casos de salmonella cada año. Hay que prestar una especial atención a su manipulación y tomar precauciones:
No deben adquirirse huevos cuya cáscara presente suciedad, fisuras o roturas y deben guardarse en el frigorífico. Hay que evitar que los huevos crudos entren en contacto con otros alimentos y no se debe lavar la cáscara del huevo, ya que puede favorecer la penetración de gérmenes al interior del mismo. Tampoco se debe cascar el huevo en el borde del plato o recipiente de batido ni separa las claras de las yemas con la propia cáscara del huevo. Se recomienda cocinar el alimento hecho con huevo con rapidez y no emplear recipientes y utensilios usados en la preparación en de huevos en crudo para contener o manipular el alimento ya cocinado.
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