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Un grupo de amigos de la víctima espera en la calle al autor confeso de los hechos y le pide que diga a la familia «dónde está el cuerpo»Un grupo de amigos y familiares de Romina Celeste, la mujer que murió a manos de su esposo Raúl Díaz en la Nochevieja de 2019, increpó al autor confeso de los hechos a su salida del juzgado tras la celebración de la segunda sesión del juicio.
Tras pisar la calle minutos después de que lo hiciera la madre de Romina Celeste, estas personas lo increparon y le gritaron proclamas como «mira la cara del asesino, desgraciado, púdrete en la cárcel» o «descuartizador, dinos dónde está el cuerpo de Romina». Durante poco más de tres minutos, que fue lo que tardó en ir caminando desde la puerta del juzgado de guardia hasta la parada de taxis, Raúl Díaz caminó con rostro serio, sin contestar las preguntas que le formularon los periodistas, mientras que unos metros más atrás, lo seguía este grupo de personas que portaban pancartas, fotos de la víctima y banderas de su país natal, Paraguay.
Al llegar a la parada, le pidieron entre llantos que diera detalles de dónde había escondido los restos mortales de la que fue su esposa tras contraer matrimonio en la isla de Lanzarote meses antes del crimen. «Asesino confeso, púdrete en la cárcel. ¿Dónde está tu conciencia? ¡Cómo puedes haber hecho tanto daño! Dónde está nuestra compañera, ¿qué hiciste con ella? ¿Por qué se lo ocultas a su familia? No tienes conciencia, eres un animal. Dile a su mamá al menos dónde la dejaste«, le repitieron sin éxito ya que el acusado no abrió la boca en ningún momento.
En el juicio declararon los agentes de la Guardia Civil encargados de la investigación, que dieron buena cuenta de todas las pesquisas que llevaron a cabo para poder imputar a Raúl Díaz e incluso fueron felicitados tanto por el fiscal Jesús Lomba, como por el resto de las acusaciones: «Han hecho una extraordinaria labor, eficaz y en un tiempo récord. Les felicito por su excelente actuación», dijeron.
También contaron que, durante las veces que hablaron con el autor confeso del crimen, éste les llegó a decir que se había casado con Romina Celeste «para follársela gratis» ya que la había conocido en un prostíbulo.
También testificaron dos amigos de la pareja que relataron cómo era de «tóxica» la relación entre la víctima y su asesino y que éste les había engañado haciéndose pasar por una buena persona cuando realmente fue «un mentiroso». Dijeron que «estaba siempre consumiendo cocaína y tenía anulada a Romina. Ella incluso nos contó que le había dado palizas y al decirle que lo denunciara, Raúl vino y le pidió perdón de rodillas delante de nosotros», dijeron.
Por último, los forenses expusieron que la versión que ofreció el acusado sobre cómo se deshizo de los restos mortales era «totalmente imposible», que no «mostró arrepentimiento» ni señales de «duelo» y que siempre fue consciente de lo que estaba haciendo a pesar de que alegó haber consumido una gran cantidad de cocaína y alcohol en el momento de los hechos.
Francisco José Fajardo
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