Borrar
Vea la portada de CANARIAS7 de este viernes 29 de marzo
AGENCIAS
La radical metamorfosis de Sudán

La radical metamorfosis de Sudán

Devastado por la crisis y los conflictos internos, el país abandona el islamismo diez años después de que la independencia de Sudán del Sur le amputara la cuarta parte de su territorio y el 75% de sus recursos petrolíferos

Sábado, 1 de mayo 2021

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Muchas de las manifestantes arremolinadas a comienzos de abril ante el edificio del Ministerio sudanés de Justicia vestían pantalones. En 2012, la periodista Lubna Al Hussein fue arrestada por llevarlos y sentenciada a un mes de cárcel, aunque se le perdonaron los 40 latigazos que incluía la pena. Algunas de las mujeres que clamaban contra el acoso sexual tampoco se cubrían la cabeza. La ingeniera Amira Osman Hamed fue detenida hace ocho años por lucir su cabello trenzado.

La marcha tuvo lugar en Jartum, la capital de Sudán. No fue multitudinaria y las asistentes sufrieron insultos e, incluso, un vehículo intentó arrollarlas. En cualquier caso, los contrarios a las reivindicaciones femeninas no podrán alegar las leyes de la 'sharia' para reprimirlas. La república africana ha dejado de ser confesional. A finales del pasado mes de marzo, el gobierno provisional, el denominado Consejo Soberano de Transición, firmó un acuerdo con la guerrilla del SPLM-N que estipula la conversión de Sudán en un Estado laico, carente de religión oficial y donde no se puede imponer una fe. Hoy, no cabría una condena a la horca tal y como, hace siete años, le sucedió a Meriam Yehya Ibrahim por renunciar al credo musulmán de su padre.

El mundo islámico no había asistido jamás a un proceso de liberalización de esta magnitud y rapidez, pero es que el país ya no es el mismo, en un sentido estrictamente literal. En 2011, la independencia de Sudán del Sur le amputó una cuarta parte de la superficie y el 75% de sus recursos petrolíferos. Desde entonces, el régimen hubo de enfrentarse a una devastadora crisis económica y al creciente descontento social. La insurrección popular acabó con la dictadura de Omar Al Bashir en 2019 y el gobierno de transición ha asumido una dinámica de cambios de insólitas repercusiones.

Aquel Estado que el presidente George H.W. Bush integró en el Eje del Mal se ha convertido en el más interesado en ajustarse al orden impuesto por la Casa Blanca, la misma que lo bombardeó en 1998. El gobierno de Abdalá Hamdok ha reconocido incluso ese pasado tenebroso mediante el desembolso de 335 millones de dólares como reparación para las víctimas de los atentados contra las embajadas estadounidenses de Dar es Salaam y Nairobi, los hechos que desencadenaron el ataque aéreo. Sudán admite, de esta manera, su responsabilidad y las acusaciones de connivencia con grupos como Hamás, Al Qaeda o la Yihad Islámica.

Noticia Relacionada

El viraje sudanés resulta sorprendente. La modernidad irrumpe en una sociedad ultraconservadora sometida hasta ahora a una autoridad que combinaba el nacionalismo, el islamismo más recalcitrante y el poder sostenido por las armas. Aparentemente, su historia reciente se desvanece con acuerdos como el que firmó en octubre del pasado año con Israel para normalizar relaciones. A lo largo de 2020 también lo hicieron los Emiratos Árabes Unidos y Bahrein, pero ninguno de estos había sufrido agresiones del Ejército hebreo. En 2012, Tel Aviv descargó dos toneladas de bombas sobre el complejo militar de Yarmuk, en plena capital sudanesa. La memoria y el orgullo naufragan allí donde confluyen el Nilo Blanco y el Azul.

La hoja de ruta hacia la democracia se ha convertido en una carrera de velocidad en el último Estado afectado por la Primavera Árabe. El país hace de la necesidad virtud porque está sumido en una carrera contrarreloj en la que las reformas son precisas para recomponer su maltrecha economía. Su situación es crítica. El aumento de los precios de los alimentos propició la revuelta que acabó con el tirano y el actual gabinete ha suprimido los subsidios a los hidrocarburos ante las dificultades de tesorería.

Tuela del FMI

La abultada deuda exterior y una inflación desbocada condicionan las medidas económicas, ahora tuteladas por el Fondo Monetario Internacional (FMI). La urgencia por contar con el apoyo de Washington ha motivado su apertura al enemigo israelí y la esperanza radica en contar con el apoyo de los inversores en la conferencia del próximo 17 de mayo en París. Jartum precisa del apoyo exterior antes que su crédito se agote para las masas.

La fragilidad política podría arrojarlo a la degradación que sufrió Siria. Pero es que el escenario local es aún más complicado. El Estado Islámico es capaz de abrir un nuevo frente en su vasto territorio, pero no le resultaría fácil encontrar una región carente de un conflicto bélico. La historia de Sudán es la pretensión, reincidente y fallida, por instaurar un modelo centralizado en manos de la ciudadanía de origen árabe en colisión con las poblaciones periféricas. Las dos guerras civiles contra el Sur, negro y cristiano, la contienda en Darfur o las revueltas bejas, en las riberas del Mar Rojo, responden a esa aspiración, siempre resuelta en sangre.

La búsqueda de la paz ha sido el horizonte gubernamental durante estos dos últimos años. En agosto de 2020, el general Mohamed Hamdam Dagalo, vicepresidente del Consejo Soberano, firmó un acuerdo con cinco milicias presentes en Darfur, Kordofan del Sur y Nilo Azul, las áreas más afectadas por la insumisión. Como ha ocurrido ahora, la letra del acuerdo perfilaba un futuro idílico con el establecimiento de un marco federal, el regreso de cientos de miles de refugiados y desplazados y reparaciones para todos los afectados y la creación de un nuevo Ejército.

Las claves

  • La Economía Sudán soporta una inflación anual del 300% y una deuda exterior de 54.000 millones

  • Aconfesional El islamismo constituía la argamasa ideológica para un país con más de 500 grupos étnicos y un centenar de idiomas

La realidad siempre desluce un bello titular. El gobierno ni siquiera ha podido financiar los asentamientos para las tropas rebeldes desmovilizadas. El cambio se antoja una carrera de obstáculos. Sudán mantiene un duro contencioso con la vecina Etiopía por el impacto de la presa del Renacimiento, y la tensión ya ha desembocado en enfrentamientos fronterizos.

El Ejército y la élite

La reforma de las Fuerzas Armadas es otro de los problemas graves. Como ocurre en Egipto, el aparato castrense constituye una élite vinculada a su particular conglomerado de intereses empresariales. La osadía del gobierno actual se manifiesta en la toma de control de sus corporaciones, una operación extremadamente peligrosa. Hamdam Dagalo, alias Hemetti, era el principal soporte de Al Bashir y sigue siendo el hombre fuerte del país y el más rico gracias al enorme peso de Al Junaid, su holding empresarial.

Una deriva del tercer país más grande de África podría desembocar en un golpe militar a la manera del sufrido en El Cairo. La serpiente tal vez anide en el corazón de la osada transformación de Sudán, el alumno más aplicado de Occidente

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios