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Las Palmas de Gran Canaria
Martes, 20 de junio 2023, 11:53
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La noche de San Juan es uno de los eventos más anticipados del calendario veraniego. En esta víspera en la que las familias salen a pasear a la luz de las hogueras y en la que muchos estudiantes se despiden de una vez por todas de sus apuntes, los tradicionales petardos suponen la mayor amenaza para la salud auditiva de todos. Es por ello que se recomienda disfrutar de la fiesta con precaución respecto a la pirotecnia, pues el estallido de esta puede llegar a superar los 120 decibelios, máximo nivel que permite la Unión Europea, y provocar una pérdida auditiva potencialmente permanente.
Nuestro oído, acostumbrado a estímulos casi constantes, empieza a dañarse a partir de los 85 decibelios. El Dr. Juan Royo, Jefe de Servicio del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza, advierte de que «un estruendo momentáneo, aunque sea de menos de un segundo, puede tener graves consecuencias para nuestro sistema auditivo, ya que este no tiene las defensas adecuadas para soportar este tipo de impactos». Entre los posibles efectos negativos de la exposición a los ruidos repentinos se encuentran la aparición de los acúfenos, caracterizados por la percepción de un pitido constante, y las lesiones en el tímpano.
Dentro de este último tipo de daños está el llamado 'blast timpánico', un trauma provocado por la exposición a sonidos de una intensidad muy alta. En la noche de San Juan, el riesgo de esta afección aumenta considerablemente, pues la sucesión de estímulos intensos acaba causando un fuerte dolor en el oído de muchas personas. Como es inviable pretender que las localidades no se llenen de estruendos repentinos durante esta víspera, lo mejor que se puede hacer es tomar decisiones en clave de prevención.
En muchas ocasiones, las personas que salen cada año conocen bien los entornos por los que se van a mover. Si ese es el caso, conviene trazar un mapa mental de los puntos calientes de concentración de gente que, a ser posible, deberán evitarse. En situaciones más inmediatas, como cuando el material pirotécnico está siendo lanzado alrededor, lo más seguro es alejarse un poco y mantener una distancia prudencial. Por otro lado, es importante recordar que en ningún caso es recomendable prender los petardos en interiores.
Francesc Carreño, director de Audiología de GAES, señala alguna de las mejores maneras de salvaguardar el oído durante la noche. «Si se sale a la calle, una manera fácil de minimizar constantemente el impacto del ruido es llevar puestos tapones o cascos. No obstante, en el caso de las personas que ya tengan algún tipo de dolencia en los oídos, lo recomendable es quedarse en casa, donde la exposición a los sonidos siempre será menos», explica.
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