Prisión permanente revisable por matar a su vecina con un destornillador

David, el ahora condenado, entró en la casa de su vecina, María del Pilar, que vivía sola, con la intención de robar. Cuando se disponía a salir de la vivienda con 7.200 euros y gran cantidad de joyas fue sorprendido por la mujer. Se inició entonces un forcejeo entre ambos en el que David le asestó hasta 34 puñaladas en la cara y en una mano con el destornillador que portaba. Después siguió apuñalándola con dos cuchillos y acabó estrangulándola causándole la muerte. A continuación arrojó el cadáver a una cama y tapó el cuerpo con un armario.

Durante el juicio, el acusado, apodado «El Chelo», que residía a 30 metros del domicilio de la víctima, manifestó sentirse arrepentido por lo ocurrido. «Me siento culpable de haber entrado en la casa a robar y de haberle quitado la vida a la señora. Quiero pedir perdón a la familia y a su gente y me siento muy arrepentido de haberlo hecho», declaró. David, que cuenta con antecedentes por violencia de género, añadió que «no tuve más remedio que entrar en la casa para robar porque tenía una deuda muy importante por drogas». Y es que los hechos ocurrieron en pleno confinamiento por la pandemia de la Covid-19 y su situación económica había llegado a ser asfixiante.

Al finalizar el juicio, el jurado popular le declaró culpable sin atenuantes de un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento. La fiscalía solicitó una pena de 30 años de cárcel y la acusación particular la prisión permanente revisable, condena que la Audiencia Provincial de Toledo le ha impuesto finalmente y que el procesado podrá recurrir ahora ante el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha. La defensa había pedido una «pena justa» alegando que actuó después de haber consumido una gran cantidad de cocaína.

La sentencia también le condena a indemnizar con 60.000 euros a los hijos de la víctima por daños morales y con 6.870 euros por el dinero sustraído que no ha podido ser recuperado.