«Me pregunto por qué he tenido que venir al mundo así»
Ley TRans ·
Paqui Almeida Robaina es una de las 1.064 personas en tratamiento hormonal en la unidad TransCan del Negrín. Se siente una «privilegiada», pero cree que el destino le debe una con respecto a su cuerpoA veces me pregunto: ¿Por qué me ha tenido que pasar esto a mí? ¿Por qué he tenido que venir al mundo de esta manera? Me hubiese encantado venir a este mundo como una más, tener hijos, la típica boda...» Paqui Almeida Robaina (55 años) inició en la veintena la transición. «Yo nací en un cuerpo equivocado 100%. Me miraba en el espejo y no me veía reflejada. Quería verme como una mujer completa, pero sabes que algo no marcha. Tenía que haber nacido chica y punto», insiste. Paqui es una de las 1.064 personas que el año pasado se encontraba en seguimiento por tratamiento hormonal en la unidad TransCan del Hospital General de Gran Canaria Doctor Negrín. Allí acude ahora cada seis meses para los controles. Pero antes ha tenido que pasar por la consulta de psicología y psiquiatría para «demostrar» que ella era mujer. «Yo soy una mujer. Lo afirmo aquí y en Pekín», zanja.
A Paqui no le gusta que la llamen «mujer trans». La gente, dice, «al ver o escuchar la palabra transgénero piensa en prostitución» o en que «es una persona que está loca, aunque no te conozcan. Eso no me refleja».
«Siempre estaba con las chicas»
Su adolescencia la vivió vestida de chico, pero «siempre fui muy femenina», por eso, continúa, «usaba ropa fuera de lo común, me gustaba mucho la cosmética, siempre llevaba el pelo arreglado» e incluso en el colegio, «siempre estaba con las chicas», por lo que en más de una ocasión los chicos la llamaron «maricón». Con todo Paqui se cree una «privilegiada» y asegura que ha tenido «mucha suerte». En el nivel laboral llegó a tener su propio negocio de peluquería y estética, e incluso ha hecho sus pinitos en cine participando de extra en la película que rodó Jennifer López en Gran Canaria. «Me pusieron marido e hijos» y fue una experiencia «extraordinaria», señala. Y también en lo personal. Haber nacido «en un pueblo, Marzagán» no significó un hándicap. Su familia la ha apoyado y querido como es, asegura. «Siempre me he sentido querida y arropada por mi familia», abunda.
«Un día decidí que eso debía acabar y me lancé»
En esa época se saltaba las reglas viajando a Tenerife. En esas escapadas sí que se vestía como mujer, usaba tacones y se maquillaba. Y «bailaba, bailaba y bailaba». Pero decidió que no quería ocultarse más tiempo. «No era exactamente una doble vida, pero no estaba a gusto y un día decidí que eso debía acabar y me lancé».
Pero aún no había podido cambiar su nombre en el DNI. «Lo pasé mal. Me daba vergüenza, tenía un poco de trauma con eso. Cuando decían mi nombre al verme me miraban y decían imposible».
Demostrados dos años de hormonación Paqui pudo cambiar su nombre. Hoy sigue con su seguimiento, «mis revisiones, mamografías todo completísimo. Es un equipo maravilloso» en referencia al personal sanitario que conforma la unidad TransCan.
Personas sin etiquetas
Sobre el proyecto de ley trans -aún en espera de las enmiendas para pasar a la fase de discusión en el Parlamento nacional -y la división de opiniones que esta norma ha creado en el feminismo Paqui no se ha formado una idea clara. Sí está de acuerdo en que no puede ser que «hoy digas una cosa y mañana otra. Esto es un proceso. Si llegas a una operación no hay vuelta de hoja. Tienes que estar muy segura de ti misma».
Pero también cree que la sociedad aún no está «preparada» y que ganan los estereotipos. «Ante la sociedad nunca soy una mujer transgénero. Mi físico, mi apariencia y forma de ser son de una mujer, los hombres me ven como una mujer más», pero si saben que eres trans «te valoran como a un objeto para usar y tirar y no como a una persona», lamenta.
Paqui no conoce la teoría queer, pero sí tiene claro que ni es un travesti ni un transformista... «Hay mucha confusión» en la sociedad con respecto a eso y cree que, además, se discrimina a algunas personas trans por su apariencia a causa de los prejuicios que siguen vigentes. «Siempre se ha dicho que [las personas trans] no estamos bien de la cabeza». Por eso, insiste, «aquí (en el Negrín) siempre me he sentido como en mi casa. Tratada como un ser humano, recibiendo un trato exquisito. Incluso no me llamaban con el nombre cuando aún no lo había cambiado, sino por el apellido». Sin embargo, asegura que aún queda mucho por hacer. «Yo no he engañado a nadie, pero da la impresión que tienes que estar con un escudo puesto. Te llaman 'mujer transgénero'. Pero eres una mujer. ¿Por qué tienen que catalogar a las personas, ponerles un San Benito, una etiqueta?», se pregunta.
Y sí cree que si una persona debe transitar, hacerlo siendo joven es mejor. «Yo creo que cuanto antes mucho mejor. Te coge en una edad super buena y tu cuerpo responde mejor», opina.
Paqui hoy se siente feliz. Practica yoga y reiki, tiene trabajo y mira al futuro con optimismo. «Si no fuera yo podría estar deprimida. o frustrada porque llevaría una vida que no es la mí. Eso sería muy triste».
Protocolo
Canarias aprobó el nuevo 'Protocolo de Atención Sanitaria a Personas Trans' en marzo de 2019, un protocolo consensuado con 14 colectivos LGTBI de las islas y con «un marcado carácter progresista y novedoso a nivel nacional».
En estos momentos el servicio TransCan de la sanidad canaria cuenta con dos unidades de acompañamiento a personas Trans, una en Las Palmas de Gran Canaria, en el Negrín, y otra en Santa Cruz de Tenerife. En cada una hay un equipo multidisciplinar formado por un médico o médica de familia, una gestora de casos, una persona que se encarga de la administración, otra de endocrinología, otra de endocrinología pediátrica, más personas responsables de psicología, ginecología, foniatría, logopedia, urología y cirugía plástica.
1.882 consultas en 2021
En 2021 se recibieron un total de 1.882 consultas, de la cuales 647 fueron primeras consultas y el resto sucesivas.
Según datos facilitados por el Servicio Canario de Salud el número de personas en tratamiento con bloqueadores de pubertad en 2021 fue de 107, de ellas 42 se encontraban en fase de inicio y el resto en seguimiento.
El número de personas usuarias en tratamiento hormonal en 2021 fue de 1.064, de las cuales 340 iniciaron tratamiento hormonal ese mismo año y el resto se encontraba en seguimiento.