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Pepito espera por un indulto «humanitario»

Pepito espera por un indulto «humanitario»

José del Pino es un vecino de Zárate de 66 años al que diagnosticaron un tumor de estroma gastrointestinal maligno y, a su vez, un juzgado ordenó su ingreso en prisión nueve meses por haber querido vender «diez euros de hachís». Ha pedido el indulto para no estar en una celda sin los cuidados que precisa

Jueves, 1 de enero 1970

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José del Pino Sanabria, conocido en su barrio de Zárate como Pepito, es un vecino de 66 años que está viviendo los peores meses de su vida. Este año le diagnosticaron un tumor de estroma gastrointestinal maligno y, a su vez, el Juzgado de lo Penal número 4 de Las Palmas de Gran Canaria ha ordenado su ingreso en prisión durante nueve meses por haber cometido un delito de tráfico de drogas. Concretamente le pillaron con 14 gramos de hachís que intentaba vender por diez euros para ganarse la vida ya que «con 67 años que tengo, una paga de 380 euros y que apenas me puedo mover por la enfermedad, era la única manera de poder ganarme la vida, de lo cual me arrepiento muchísimo», cuenta.

Ahora, el abogado de Pepito, el letrado José Manuel Santana, ha pedido un indulto por «razones humanitarias» al Gobierno de España ya que considera que «estar en sus condiciones en una celda de ocho metros cuadrados, sin los cuidados que precisa y por un delito de estas características, es de todo menos justicia», relató.

Todo partió de unos hechos ocurridos en diciembre de 2012, cuando Pepito era consumidor de cocaína, hachís y otras sustancias estupefacientes, todo ello unido a un círculo de amistades con la misma problemática, donde su única preocupación era obtener diariamente la dosis de drogas que le exigía su adicción. Tras ser detenido y juzgado, en varias ocasiones intentó dejar el consumo de las drogas sin conseguirlo, hasta el día en que le diagnosticaron la grave enfermedad que padece. Se involucró con la Asociación Calidad de Vida y abandonó el mundo de las drogas para centrarse en su recuperación.

Ese tumor del estroma gastrointestinal maligno le coloca con una «escasa esperanza de vida», según su abogado, una supervivencia «que además correría un grave peligro en caso de que se materializara su ingreso en prisión», añade.

«Mi cliente era un consumidor de cocaína y hachís durante más de cuarenta años, hecho que lo sumió en una dinámica proclive al tráfico de drogas para obtener la dosis que necesitaba, y esta la dura experiencia le ha supuesto su detención y enjuiciamiento. Estos palos que se ha llevado han propiciado que haya tomado conciencia de la gravedad de su adicción y de los resultados a los que conduce y por eso buscó remedio poniéndose en manos de especialistas que lo han ayudado a dejar de dichas sustancias y a llevar una vida sencilla, dedicada a su salud y a su familia», manifestó. Una situación «y logros que se verían totalmente truncados si no se estimase la petición de indulto y se ordenase el ingreso en prisión de este señor».

Esfuerzo. Por ello, el letrado entendió «que el ingreso en prisión de nuestro representado no serviría para el fin que está pensado el cumplimiento de las penas, que no es otro que la reinserción social, pues José Sanabria no solo está realizando un esfuerzo titánico para mantener su abstinencia, si no que además lucha contra reloj por mantenerse con salud el tiempo máximo posible, o el máximo tiempo que resista su cuerpo enfermo».

Para el condenado, su ingreso en prisión para el cumplimiento de la pena impuesta de nueve meses, lo dejaría «sin el tratamiento médico» que está recibiendo, además de que no contaría con «la ayuda física y moral de mi familia».

Es por todo esto por lo que Pepito espera que la «justicia sea justa y me concedan el indulto. Estoy muy delicado de salud y me arrepiento muchísimo de todo lo que he hecho y que me ha llevado hasta esta situación, eso ante todo. No justifico nada, todo lo contrario, pero a mi edad apenas puedo estar de pie y entrar en la prisión consumiría mi vida y provocaría que el tumor me comiese por dentro», explicó.

«Ha estado más de siete anos en libertad provisional, con domicilio fijo y conocido, con un incipiente reinicio de vida y el ingreso en prisión no haría más que truncar no solo el camino andado, sino el bien más preciado que tenemos, que no es otro que su salud», argumentó su defensa.

La condena «procede de una época en la que las circunstancias personales, familiares y profesionales eran desgraciadas» para José Sanabria debido a su adicción a las drogas, una cuestión que «ha superado» y, además, nunca «utilizó la violencia» y admitió su participación en los hechos facilitando de esta manera el esclarecimiento de los hechos enjuiciados.

Por ello, Pepito y su abogado esperan el indulto «para no pasar por el calvario de la cárcel, algo que acabaría con mi vida», sostuvo.

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