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Juan Carlos Capra, en la plaza de La Candela-ria, en Ingenio. JUAN CARLOS ALONSO

Una operación de cáncer tres veces aplazada

La saturación hospitalaria tiene un precio. Lo sabe bien Juan Carlos Capra, convencido de que hay más pacientes en su situación

Carmen Delia Aranda

Carmen Delia Aranda

Las Palmas de Gran Canaria

Domingo, 6 de febrero 2022, 01:00

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Juan Carlos Capra tiene la certeza de que hay muchos pacientes oncológicos en Canarias que han visto postergada su intervención quirúrgica a causa de la saturación hospitalaria. Está seguro porque él es uno de ellos y ya han retrasado tres veces su operación para extirparle un tumor de colon en el hospital Insular.

Fue diagnosticado de su neoplasia el 9 de noviembre. El 10 de diciembre, el cirujano lo incluyó en lista de espera con prioridad máxima. El día 21 de diciembre terminó las pruebas y consultas del preoperatorio. Le dijeron que lo operarían el 11 de enero. Incluso le hicieron la PCR para poder operarse. No fue así. Unos días después, lo citaron para entrar en quirófano el 25 de enero. También le hicieron la preceptiva PCR en los días previos, pero su intervención, de carácter urgente, se volvió a aplazar hasta el 1 de febrero, cuando, por tercera vez, le hicieron otra PCR pero tampoco lo operaron.

Ahora lo han vuelto a llamar. Le han dado fecha para el 11 de febrero. Está seguro de que le harán una nueva PCR, pero no sabe si esta vez, por fin, lo operarán.«Es evidente que debe haber como mínimo cientos de personas, en todas las especialidades, que están viendo postergada su cirugía, seguro», explica sobre los motivos que lo han empujado a contar su caso públicamente este bonaerense de 70 años, afincado en Gran Canaria con su mujer argentino-española hace 19 años.

Desde que empezó a ver que los días pasaban, Capra presentó escritos en Atención al Paciente del hospital Insular explicando su caso. «Me aclararon que tenían 60 días para responder, como si todo pudiese esperar 60 días», comenta con ironía.

Lo cierto es que la justificación de la demora es conocida; la saturación hospitalaria por la covid. «La explicación es siempre la misma: No hay camas disponibles, que no pueden operarme y dejarme en un pasillo, que han tenido que adaptar algún quirófano para pacientes covid que necesitan intubación y respiración asistida y quedan menos quirófanos, pese a que el Materno cedió quirófanos y algunas cirugías las hicieron allí», explica Capra, quien sigue la actualidad sanitaria con extremo interés.

El aumento de los pacientes de covid críticos obligó reconvertir los quirófanos y las camas del área de reanimación de los hospitales canarios como camas de cuidados intensivos para atender a los infectados. Esta medida, contemplada en los planes de contingencia, suponía la interrupción las cirugías programadas, salvo en el caso de las de urgencia y las oncológicas. Sin embargo, a tenor de lo que le sucede a Capra, parece que la sexta ola ha convertido esos planes en papel mojado.

Además del tsunami de enfermos de covid causado por la ómicron, la saturación hospitalaria se acentúa con otro problema estructural: «los pacientes sociosanitarios, que ocupan camas durante meses y años, cuando en realidad tienen el alta», apunta Capra. De hecho, actualmente hay en el hospital Insular unos 60 pacientes ingresados con el alta médica esperando a ser derivados a centros sociosanitarios. «Un hospital no es hotel ni una residencia geriátrica. Tienen que trasladar a esas personas a residencias», propone el afectado.

Estar siempre al borde de ser operado modula su vida. «Desde diciembre, mi mujer y yo estamos autoconfinados. No nos vemos ni con los hijos ni con los nietos. Absolutamente con nadie. Vivimos en un piso interior, sin relacionarnos. Mi mujer dejó sus actividades diarias -pilates y piscina- por temor a traer el virus a casa, que me citaran, resultara positivo y no me pudieran operar», relata sobre su cotidianidad el vecino de Ingenio.

«Esto no es una enfermedad estática. Esto evoluciona y a peor. La incertidumbre y la ansiedad crean problemas de insomnio, irritabilidad, de depresión... Nos venimos arriba cuando nos dicen que me operan. Luego, se frustra y nos caemos en el pozo otra vez», cuenta Capra, que reconoce que siempre ha recibido una atención sanitaria excelente en Canarias. «Esta es la primera vez que me ocurre algo que me obliga a expresarlo. Pero si me tengo que morir, lo voy a hacer peleando hasta el último momento», afirma sobre este mensaje que lanza, sobre todo, para llamar la atención de los gestores hospitalarios. «Mi queja no va en contra de los sanitarios -desde el jefe de servicio al último camillero son excepcionales y dan todo de sí-, si no contra quienes deciden o no deciden sobre cómo asignar las prioridades y no están en la primera línea de fuego», subraya Capra que recuerda que, llega un momento, en el que los pacientes oncológicos son inoperables por el estado avanzado de su enfermedad, como denunció públicamente hace unos días la anestesióloga del hospital Insular, Laura Concepción. En esos casos, «van a radioterapia, a quimioterapia o a la morgue», lamenta.

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