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Alph Lukau, el pastor más rico de África, durante un oficio. REUTERS
Multinacionales de la fe en África

Multinacionales de la fe en África

El paraíso de los predicadores | El continente negro se ha convertido en un vivero de cultos carismáticos exitosos y controvertidos. Nigeria lidera el nacimiento de iglesias con millones de fieles que hacen sombra ya a católicos y musulmanes

Sábado, 12 de junio 2021, 23:19

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Dios despejó el futuro del nigeriano Temitope Belogun Joshua a edad temprana. Cierta visión celestial le anunció que debía crear una iglesia, excelsa misión que ya aventuraban hechos insólitos como el anuncio de su llegada al mundo con un siglo de antelación, o la extraordinaria gestación durante quince meses, tal y como explica su biografía. El joven elegido se convirtió en T.B. Joshua y fundó, con tan sólo 25 años, la Sinagoga Iglesia de Todas las Naciones (SCOAN), cuyos servicios dominicales acogen hoy a más de 50.000 fieles. Aquel niño que promovía el estudio de la Biblia entre sus compañeros se halla entre las grandes figuras de la escena pública de Nigeria. Pero ni su Dios le ha dejado escapar a la muerte. El pasado fin de semana falleció, a los 57 años, después de un oficio religioso.

La potencia africana es un vivero de predicadores de masas. Pero la concurrencia genera competencia y la necesidad de apostar fuerte para atraer devotos. Hace unas semanas, YouTube cerró el canal Emmanuel, propiedad de este credo, después de que se difundieran vídeos de violencia sobre una mujer a la que golpeaban «para hacer salir de su cuerpo el demonio de la homosexualidad».

El exorcismo lésbico es tan sólo una muestra de la bizarra identidad de un fenómeno tan importante como la expansión del cristianismo carismático desde África. Las encomiendas divinas son tan frecuentes en la sabana que, en realidad, asistimos a un 'boom' religioso. La cultos están protagonizados por peculiares líderes que mezclan la lectura del Evangelio con la prédica agitada y coloridas puestas en escena, atraen a masas que demandan esperanza y crean sólidas empresas de la fe.

El continente fue tierra de evangelización, pero hoy las tornas han cambiado y la región subsahariana exporta iglesias a todo el mundo. La iniciativa nativa surgió hace más de un siglo. La expansión de las confesiones católicas y protestante, a principios del siglo XX, fue pronto contrarrestada por la aparición de iglesias instituidas como la kimbaguista de Congo, la Aladura nigeriana y la de Zion en Sudáfrica, que actualmente cuentan con decenas de millones de adeptos.

La eclosión llegó tras la independencia de la mayoría de los países. Un alemán con gran capacidad de comunicación fue el detonante de este cambio de tendencias, que surgen en el seno de las corrientes pentecostales, basadas sumariamente en la creencia de un Dios salvador, que sana, bautiza a través del Espíritu Santo y regresará pronto a la Tierra. Desde los años sesenta, el recientemente fallecido Reinhard Bonnke se empeñó en evangelizar aquellas tierras con la Biblia, el micrófono y un gran sentido del espectáculo.

T. B Joshua, fundador de una iglesia con más de 50.000 fieles, en plena ceremonia.
T. B Joshua, fundador de una iglesia con más de 50.000 fieles, en plena ceremonia. REUTERS

Su periplo es una sucesión de números, de récords de asistencia, erección de carpas más grandes y expansión ilimitada que ha marcado la posterior evolución. La aparición de nuevas confesiones se antoja una competición en pos del crédulo, hasta el punto de que existe la Iglesia Evangélica Ganadora de Todos, con más de diez millones de seguidores, que parece arrogarse la victoria.

La historia de Bonnke, creador de Cristo para todas las Naciones (CFaN), inspiró en su momento a gentes como T.B. Joshua o al congoleño Alph Lukau, fundador de Ministerios Internacionales Aleluya en 2002, con tan sólo 27 años. Algunas fuentes le atribuyen la mayor fortuna en el ámbito profético africano. Porque, quizá, la realidad no se corresponde con la imagen tópica del predicador vehemente, envuelto en túnicas estampadas, que reclama la atención de sus feligreses con promesas de redención.

Los grandes de la fe africana no suelen ser ancianos venerables, sino jóvenes con aspecto de emprendedores de 'start up' que visten ternos caros y se mueven seguidos por una guardia pretoriana. Tras rodarse en iglesias ajenas, han creado las propias a partir de núcleos familiares. Muchas de las nuevas capillas han surgido hace tan sólo un par de décadas y la conexión del pueblo con sus promotores ha facilitado el crecimiento y la expansión.

Un mundo en cambio

Las loas y los cánticos, las alabanzas al Señor y los súbitos milagros que enardecen a la muchedumbre, esconden, a menudo, un drama colectivo. El éxito obtenido por cultos de este tipo en países como Nigeria, Kenia o el cono austral, se antoja deudor de un mundo en cambio. Muchos de estos nuevos conversos proceden de comunidades de origen rural, con valores propios y ancestrales, que acceden a un mundo urbano, globalizado e individualista, donde la supervivencia constituye un reto cotidiano en el que no cuentan con el apoyo de los suyos, referencias espirituales o un Estado garante del bienestar. A cambio, los nuevos líderes precisan de donaciones, la 'semilla' que repartirá fruto entre todos.

Esta necesidad de magisterio y protección no ha pasado desapercibida para individuos como Lukau o Shepherd Bushiri, otro joven bendecido por la Providencia con una iglesia ad hoc, la potestad de caminar sobre el aire, una flota de vehículos de alta gama y jet privado. Pero no existe contradicción al respecto. Al contrario, la fortuna del predicador es una prueba de su positiva conexión con el Altísimo. La 'teología de la prosperidad', base de buena parte de las iniciativas, asegura que Dios quiere la salvación eterna y la bonanza económica de los suyos. La miseria siempre puede explicarse por una fe renuente o una conducta esencialmente pecaminosa. No resulta alejado del pensamiento tradicional, ya que los cultos animistas también se vinculaban a fines utilitarios.

La mentalidad socialmente conservadora ha sido asumida por los nuevos pastores, hechiceros de última generación que sanan enfermedades incurables, cambian la orientación sexual o profetizan. T. B. Joshua solía anunciar el futuro, pero a toro pasado, cuando los hechos ya habían tenido lugar. Entonces recuperaba sermones en los que, de forma solapada, hablaba de la repentina muerte de Michael Jackson, del atentado de Boston o los desenlaces de dos finales de la Copa de África. La frenética carrera en pos de la mayor feligresía, a veces, los aboca al ridículo. Hace dos años, Lukau se atrevió a resucitar a un muerto y las redes sociales sudafricanas se mofaron del milagro.

Expansión mundial

El movimiento carismático africano no es un fenómeno anecdótico. Su importancia es también política porque su ascendiente entre las masas le ha granjeado la atención de la clase dirigente. Unos y otros han establecido simbiosis mutuamente provechosas. La diáspora africana ha extendido su influencia en América, Europa y Asia, e, incluso, generado un emergente turismo religioso hacia las sedes de los nuevos cultos. TB. Joshua fue el mayor impulsor de esta corriente que atrae seguidores de toda la región subsahariana.

La expansión de las iglesias nigerianas ha quebrado, incluso, la barrera entre el cristianismo meridional y la mayoría musulmana del norte. Los cultos han penetrado en las zonas islamizadas, y provocado la furia de los radicales, incluido Boko Haram, que ha perpetrado ataques contra sus templos. Pero su influencia supera las amenazas hasta el punto de impregnar a la religión rival. Las liturgias bulliciosas de los carismáticos han creado una escuela en el ritual islámico que también asume estas formas en aspectos como el proselitismo y la oración.

Algunos de los apóstoles han crecido en este escenario religioso mixto. El padre de David Oyedepo era un curandero musulmán y su madre, miembro de la Iglesia de Querubines y Serafines. La disyuntiva era evidente, pero Dios le sacó de dudas al ordenarle, a través de la preceptiva visión, que liberase al mundo del diablo. El joven, hace cuarenta años, creó la Living Faith Church Worldwide International y el Señor no erró con él. Según la revista Forbes, el patrimonio del predicador se estima en 125 millones de euros, y su Faith Tabernacle constituye el auditorio religioso más grande del mundo. La fe, también, puede ser una cuestión de números.

Los datos

  • 6.000 iglesias independientes existían en 1968 en África. Hoy, tan sólo en Sudáfrica, se cuentan más de 10.000 entidades.

  • 107 millones de fieles, el equivalente al 12% de la población de África, tenían las iglesias carismáticas en el año 2004. En 1970 sus fieles suponían solo el 5% de los habitantes del continente.

El lado oscuro de las nuevas iglesias africanas

Las imágenes del ahora fallecido T.B. Joshua golpeando repetidamente a una mujer lesbiana motivaron en su momento la iniciativa de la plataforma openDemocracy en contra de las terapias de conversión y la retirada de YouTube del vídeo. No fue el mayor contratiempo de su carrera como predicador. Desgraciadamente, fue incapaz de profetizar que una de sus residencias para visitantes colapsaría en 2014 con un balance de 117 muertos. Los informes probaron la existencia de fallos estructurales, pero el pastor no afrontó cargos por el suceso.

No ha sido el único desastre relacionado con el culto carismático en África. Dos años después, el techo de hierro del templo de la Iglesia Bíblica Internacional Reigners se desplomó sobre los asistentes y 160 perecieron en derrumbe. Las investigaciones también demostraron que el edificio carecía de los pertinentes permisos.

La aparente impunidad de estos poderosos resulta evidente y la extravagancia de sus comportamientos también. El profeta Daniel Lesego obligó a sus fieles a comer hierba para demostrar el poder del Espíritu Santo, mientras que su colega Penuel Mnguni se decantaba por ratas y serpientes.

Otras acusaciones son aún más graves. Sudáfrica ha pedido la extradición de Shepherd Bushiri, el profeta más rico, acusado de fraude y lavado de dinero. El hombre que vence a la gravedad y cura el VIH se enfrenta al deshonor de ser procesado en el país donde erigió un imperio espiritual.

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