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La lucha contra la corrupción encalla por el auge del populismo, alerta TI

La lucha contra la corrupción encalla por el auge del populismo, alerta TI

Los esfuerzos globales contra la corrupción han encallado con el auge de líderes autoritarios y populistas contribuyendo a una "crisis democrática", alerta este martes la ONG Transparencia Internacional (TI), que en su clasificación anual suspende al 67% de los 183 países analizados.

Juan Palop (Efe) / Berlín

Jueves, 1 de enero 1970

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Según el Índice de Percepción de la Corrupción (CPI), Somalia y Siria son los países considerados más corruptos del mundo, con diez y trece puntos respectivamente sobre un máximo de cien, mientras que en el otro extremo de la tabla, con 88 y 87 enteros, se sitúan Dinamarca y Nueva Zelanda.

España mantiene los 58 puntos del anterior informe y la posición 41, aunque queda claramente por debajo de la media europea, en los 66 enteros.

"Hay una clara correlación entre la corrupción, el decaimiento de las instituciones democráticas y las tendencias autoritarias", apunta en una entrevista con Efe la presidenta de TI, la argentina Delia Ferreira.

Ciertos líderes autoritarios y populistas, denuncia, llegan al poder con una "narrativa anticorrupción", como el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, o el de Guatemala, Jimmy Morales, pero es sólo "discurso" para atacar a sus adversarios. Otros hacen promesas que no cumplen. Un tercer grupo aprueba leyes, pero no las implementan.

"Estamos hartos de promesas, queremos acción. Basta de discursos", manifestó Ferreira.

Caída en Estados Unidos

TI subraya en el estudio el "vínculo entre corrupción y salud democrática" y lo corrobora con datos: la puntuación media de las consideradas "democracias plenas" es de 75 puntos, por los 49 de las "democracias imperfectas", los 35 de los "regímenes híbridos" y los 30 que, en promedio, obtienen los sistemas "autocráticos".

El informe destaca además la fuerte caída que ha experimentado Estados Unidos, que pierde cuatro puntos con respecto al informe previo, hasta los 71, (y cae hasta el puesto 22), un descenso notable en una clasificación de gran estabilidad que ha llevado a TI a denominar a la primera economía mundial "país en observación".

La mayor caída frente al informe anterior es la de Azerbaiyán, que se deja seis puntos, mientras que las mejoras más sustanciales son las de Oman, que gana ocho enteros, Gambia (7) y las Islas Seychelles (6).

TI también destaca la negativa evolución de Turquía, que ha cedido nueve puntos en los últimos cinco años, hasta los 41 puntos, y de Hungría, que ha perdido ocho en ese mismo período y se encuentra en los 46 enteros.

Los mejores y los peores

Entre los mejor clasificados, tras Dinamarca y Nueva Zelanda, destacan Finlandia y Singapur, Suecia y Suiza, con 85 puntos cada uno, seguidos por Noruega (84), Holanda (82), Canadá y Luxemburgo (81), Alemania y Reino Unido (80).

El vagón de cola, junto a Somalia y Siria, está compuesto por países en guerra, estados fallidos y regímenes totalitarios: Sudán del Sur, con 13 puntos, Yemen y Corea del Norte (14), Sudán, Guinea Bissau, Guinea Ecuatorial y Afganistán (16).

Entre las principales potencias, India logra el puesto 78, con 41 enteros, China se sitúa en la posición 87, con 39 puntos, Brasil le sigue en la 105, con 35 enteros, y Rusia queda relegada a la 138, con 28.

América Latina

En América Latina, Uruguay (puesto 23, 70 puntos) y Chile (puesto 27, 67 puntos) repiten como los países de la región percibidos como menos corruptos, mientras que en el extremo opuesto se encuentran Venezuela (puesto 168, 18 puntos) y Nicaragua (puesto 152, 25 puntos).

Entre medias, Costa Rica (56), Cuba (47), Argentina (40), Panamá (37), Colombia (36), Brasil, El Salvador y Perú (35), Ecuador (34), República Dominicana (30), Bolivia, Honduras y Paraguay (29), México (28) y Guatemala (27).

Demanda social

Pese al viento en contra, Ferreira percibe una creciente "demanda social por poner fin a la corrupción", una mayor "indignación" y un mayor interés por "participar", una "energía" que cree que se ha de "canalizar" a través de mecanismos y herramientas de participación" para la supervisión de servicios públicos.

Para mejorar la lucha contra la corrupción y reforzar la democracia, TI recomienda a los gobiernos "fortalecer las instituciones" responsables de controlar al poder político, llevar a la práctica las leyes sobre delitos económicos, promover el activismo ciudadano y apoyar a los medios "libres e independientes".

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