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DANIEL CASTAÑO
Investigan a los clientes de la prostituta de Oviedo que hallaron muerta en su bañera

Investigan a los clientes de la prostituta de Oviedo que hallaron muerta en su bañera

La Policía Nacional tiene ya en su poder el teléfono profesional que la mujer utilizaba para gestionar las citas diarias y atender a sus clientes

Alberto Arce

Oviedo

Jueves, 16 de marzo 2023, 08:54

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Las intensas pesquisas policiales alrededor del crimen de Los Prados continúan avanzando para dar con el presunto autor de la brutal muerte de Tatiana Coinac ('Tania'), la mujer moldava de 44 años afincada en la ciudad desde hacía más de una década que fue hallada muerta en la bañera de su apartamento del número 1 de la calle Ámsterdam el pasado domingo con aparentes indicios de haber sufrido una muerte extremadamente violenta. Tal y como adelantó este periódico, la principal hipótesis del operativo pasa por que el autor de los hechos haya sido un cliente de la moldava, que ofrecía servicios de 'escort'. Por eso, si bien todas las líneas de investigación continuaban ayer abiertas, los agentes ya han comenzado las labores de identificación de los clientes que pudieran haber estado con la víctima durante sus últimas 24 horas de vida.

¿Cómo? El equipo de investigadores tiene en su poder desde el domingo los dos teléfonos de la víctima, hallados en el domicilio durante la primera inspección ocular. Uno de ellos se trata del terminal personal de la mujer y el otro, el profesional, que utilizaba para gestionar las citas diarias y atender a sus clientes, el cual podrá resultar muy útil para localizarlos en caso de que el presunto autor de los hechos estuviese en la lista. La Policía Nacional también cree, según confirmaron fuentes de la investigación a la TPA, que la mujer pudo fallecer apenas unas horas antes de que hubiese sido encontrado su cadáver.

Mientras tanto, continúa el secreto de actuaciones dictado el lunes por la jueza del Juzgado de Instrucción número 3 de Oviedo, que era el que tenía las funciones de guardia. La información de las fuentes oficiales fluye a cuentagotas desde entonces. Hasta la propia dirección del caso ha habilitado un sistema para restringir el acceso. Dichas fuentes solo confirmaron ayer el fin, «por el momento», de las labores de recogida de pruebas de ADN y huellas dactilares que se habían estado llevando a cabo, prácticamente sin descanso, en el piso de la mujer fallecida.

Así, el extenso equipo «multidisciplinar», en el que participan agentes de las brigadas de Policía Judicial y de Policía Científica de la Jefatura Superior de Asturias junto con investigadores de la sección de Homicidios de la Comisaría General de Policía Judicial y técnicos de la sección de inspecciones oculares de la Comisaría General de Policía Científica (que llegaron a la ciudad el martes), abandonó ayer la vivienda de la moldava a eso de las doce y media del mediodía.

Todo parece indicar que Coinac pudo haber sido agredida sexualmente y sufrido una brutal paliza antes de morir. La Policía Nacional encontró su cadáver el domingo por la mañana. Estaba desnuda, con siete costillas rotas y un fuerte golpe en la nuca -probablemente el que terminaría con su vida-, y tendida en la bañera en su apartamento de la calle Ámsterdam. Lo que en un primer momento se pensó que podría tratarse de una caída fortuita o de un suicidio (por la aparición de una nota en el coche de la fallecida que luego se comprobó que contenía una oración cristiana transcrita), las «circunstancias extrañas» que rodeaban la escena, primero; y el informe del Instituto de Medicina Legal, después, confirmaron el martes que se trató de una muerte violenta con la posible implicación de terceras personas.

Fue la madre de la mujer, desde Benicarló, en Castellón, la que dio aviso a la Policía de que algo malo podría haberle ocurrido a su hija después de perder el contacto con ella durante el fin de semana. Tras varias llamadas, finalmente le tomaron los datos y los agentes se dispusieron a comprobar la alerta de la progenitora. Eran cerca de las once de la mañana cuando los efectivos llegaron a la calle Ámsterdam. También acudió un operativo de bomberos para abrir la puerta, pero no fue necesario, porque la Policía Nacional ya se había hecho cargo de la situación, accedido al domicilio y encontrado el cadáver en el cuarto de baño.

La víctima era una persona «discreta, seria y desconfiada», pero que se hacía querer entre las amistades que atesoraba en el barrio. Algunas de ellas en la peluquería de la acera de enfrente, donde compraba cada pocas semanas las pelucas rubias que siempre llevaba puestas.

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