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L.R.G.
Las Palmas de Gran Canaria.
Martes, 22 de junio 2021, 01:00
El personal de la Inspección de Salud Pública del servicio canario de Salud (SCS) celebró ayer la segunda jornada de paro en la huelga que sostienen desde finales de mayo. «Reivindicamos más personal y tener los medios necesarios para realizar nuestro trabajo», explicó una de las portavoces del comité de huelga, Blanca Barredo.
«A día de hoy vamos con un bolígrafo y un papel. Sufrimos una precariedad inaceptable», añadió Barredo. Además, lamenta, esa falta de medios es algo «conocido» por la administración pública, hasta el consejero de Sanidad, explicó la portavoz, lo ha «reconocido» en el Parlamento canario. Sin embargo, todo apunta a que no hay voluntad por solucionar los problemas. Es más, temen que estén dejando languidecer el servicio para privatizarlo. «La sensación es que la Administración y Sanidad lo que pretende es desmantelar y privatizar el servicio, y con ello no poder garantizar a la ciudadanía que goce de un derecho que tienen a la salud publica», afirmó Barredo.
En Canarias deberían estar trabajando 125 inspectores de Salud Pública, cifra a la que no se llega debido a las vacantes y las bajas» provocadas, recuerda la portavoz, por el «estrés» que ha añadido a su labor la pandemia. Cabe recordar que el servicio inspeccionó todas las residencias de mayores de Canarias «en dos días» y «utilizando nuestros medios» porque el SCS solo les da «un bono de guagua», dijo Barredo, para ver que se cumplían los protocolos sanitarios contra la covid-19 en un momento en el que «nadie salía de casa». A esta precariedad, afirma, se suma el hecho de que en los próximos cinco años se jubilará cerca de la mitad de la plantilla actual. «Tenemos una ratio de 100 inspectores por cada 25.000 habitantes y tendría que ser de 100 por cada 12.500», lamenta.
La portavoz del comité de huelga reconoce que el colativo esta «decepcionado» por el trato de la Consejería de Sanidad. «Teníamos expectativas de que nos reconocieran que es muy precaria la situación que tenemos porque el propio consejero lo ha dicho, que la inspección de Salud Pública es la peor tratada de todas las áreas, con o que la solución es negociar. Pero estamos muy decepcionados. No han querido reunirse con nosotros, les hemos mandado una comunicación, un nuevo documento para que nos recibieran y ni nos han contestado».
Quizás el problema, señala, es que el trabajo que realizan no es apreciado públicamente. Sin embargo, señala, es sobre estos servicios sobre el que recae, por ejemplo, la inspección de los protocolos sanitarios de los centros escolares, de los comedores escolares y de todo tipo de locales. La seguridad alimentaria o la calidad de las aguas de las playas de las islas. A cambio, tienen «un ordenador para cinco inspectores», por lo que buena parte trabaja por la tarde en casa. Y es que solo se inspecciona de 8.00 a 15.00 horas. «No hay guardias», añade.
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