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María Darwiche, entre Cristina y Raquel Medina, educadoras en prácticas. Cober
Día Mundial del Síndrome de Down

Inserción laboral con síndrome de Down: una misión casi imposible

Las personas con esta condición genética tienen formación y ganas de trabajar, pero se les regatean las oportunidades

Carmen Delia Aranda

Las Palmas de Gran Canaria

Jueves, 21 de marzo 2024, 01:00

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«No hay metas imposibles de alcanzar, solo caminos difíciles de recorrer». Esta frase preside el aula de terapia ocupacional de la Asociación Down Las Palmas, donde cada cual ejercita sus habilidades cognitivas para no perder las mañas. Dara y Pablo hacen ejercicios de cálculo. María identifica objetos con la ayuda de una educadora, pero está más interesada en posar para la cámara con la mejor de sus sonrisas.

Y es que cada persona con síndrome de Down es un mundo, con unas habilidades y preferencias distintas a las del resto.

«No todas las personas con esta condición genética son iguales, pero hay muchas que sí pueden trabajar y así lo demuestran», comenta el gerente de la asociación Down Las Palmas, Ángel Sosa, coincidiendo con el Día Mundial del Síndrome de Down, que se celebra hoy y que este año se centra en poner de relieve la falta de oportunidades laborales que sufre el colectivo en España.

«La idea que se quiere transmitir es que las personas con síndrome de Down tienen unas grandes capacidades para insertarse laboralmente, pero se les dan pocas oportunidades de trabajo. Según los estudios europeos, el 95% de las personas con síndrome de Down no trabaja, aunque puedan estar capacitadas para ello», señala Sosa. Por esta razón, la asociación Down España ha divulgado una campaña donde, con tono de humor, expone la alta cualificación del colectivo para afrontar entrevistas de trabajo infructuosas y las excusas que ponen los empresarios para no contar con estas personas.

Todas las barreras y prejuicios que airea la campaña están superados y la realidad así lo demuestra. «Ahora mismo nosotros estamos demostrando que, sobre todo en una empresa ordinaria, cuando hay una adaptación del puesto de trabajo, las personas con síndrome de Down pueden hacer sus funciones como cualquiera de sus compañeros», señala Sosa.

La zona de trabajo del equipo de integración laboral de la asociación Down Las Palmas está presidido por un tablón de corcho con las fotos de las 14 personas empleadas en empresas grandes y pequeñas; desde Spar, a Decathlon, pasando por Satocan, las tiendas de maquillaje Beautik Canarias o las pizzerías Scooter's.

Un variado abanico de sectores que se salen de las coordenadas mentales trazadas por los prejuicios. «No todas las personas con síndrome de Down quieren trabajar en el sector primario o en el de manufacturado sencillo. Entonces, al final, ¿qué buscamos? Que cada persona decida dónde quiere trabajar, y nosotros buscamos las medidas de apoyo para que trabajen en lo que ellos quieran», comenta Sosa que relata con orgullo el caso de una joven que está haciendo prácticas de guía en el Museo Élder.

«Su ilusión era trabajar en un museo. Lo que hicimos fue contactar con el Museo Elder y firmar un acuerdo de colaboración», dice Sosa.

Trayectorias profesionales

Estas iniciativas les proporcionan experiencia. Es el caso de la Dara Melián que a sus 38 años ha trabajado, sobre todo de auxiliar administrativa, en Servidis, Beautik, Global y en el Hotel Santa Catalina, entre otras empresas. «Estoy esperando que me avisen para volver a trabajar», dice.

Héctor Santana sí que está en activo actualmente. Tiene 31 años y trabaja en la recepción del hotel Princess, en el sur de Gran Canaria. Terminó sus estudios de auxiliar administrativo y desde el año 2014 ha trabajado en Carrefour, Radio Ecca, Foncal y sobre todo en hostelería; en el hotel Gloria Palace, en los apartamentos Playa del Sol y en Lago Taurito.

«En los hoteles he tenido la oportunidad de demostrar mis habilidades sociales», relata el recepcionista que, en sus horas libres y con la ayuda de un escritor, está plasmando sus memorias en el que será su primer libro.

«Hay temas que quiero tratar. La gente relaciona a las personas con síndrome de Down con la simpatía y una vida hermosa, no saben lo que hay detrás», comenta Santana que entiende que si ha podido encontrar empleo ha sido por el apoyo que recibe de su familia y de la asociación. «Me dan una inyección de esperanza», dice el joven.

Lara Cruz y Héctor Santana. Cober

Lara Cruz es una de las personas que ha puesto luz en su camino profesional. Es preparadora laboral. Acompaña a estas personas en su incorporación a los puestos de trabajo y hace un seguimiento de las relaciones entre la empresa y la persona con discapacidad para facilitar los procesos de adaptación.

Desafíos para ampliar la autonomía

De hecho, Cruz asegura que la discriminación positiva no es tan beneficiosa como parece porque, aunque se les da trabajo, no se valoran sus capacidades y se incurre en la infantilización. «Tenemos que entender que son personas adultas, con distintas capacidades, y que tengan síndrome de Down no significa que no puedan trabajar. Simplemente hay que ayudarles a que su camino sea un poco más sencillo», dice Cruz.

Más allá del reto laboral, aún quedan otras metas, como el acceso al ocio normalizado sin apoyo. «Mientras tengan que ir a un cine o a tomarse algo con un voluntario o una entidad, la inclusión no es real del todo», dice Sosa.

La prevención del deterioro cognitivo o la posibilidad de que estas personas puedan vivir en pisos con apoyo de manera autónoma son otros desafíos de futuro, explica el gerente de la asociación que brinda a 130 familias actividades terapéuticas y de ocio para personas con síndrome de Down.

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