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Oskar Arngarden coloca velas en una capilla de Upsala y abajo levantando pesas. R. C.
La Iglesia tiene músculo

La Iglesia tiene músculo

En el ejercicio de evangelizar Oskar Arngarden, un cura sueco luterano, rompe moldes al predicar mientras se machaca con el crossfit

Domingo, 8 de enero 2023, 23:39

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Oskar Arngarden es sacerdote y 'crossfitero' (por este orden) y se ha tomado muy en serio el ejercicio de la fe en su sentido más literal. El cura luterano se machaca en el gimnasio con las pesas y adereza sus exigentes entrenamientos físicos con mensajes de evangelización que sube a las redes sociales, donde su cuenta de Instagram @crossfitpriest -algo así como 'el cura crossfitero'- arrastra a más de 160.000 seguidores.

De 38 años, casado y padre de dos hijos, Oskar es un tipo bien plantado, con brazos como obuses y tatuajes que parecen dibujados por el mismísimo Ragnar Lodbrok. De hecho podría pasar perfectamente por un personaje de 'Vikings' si no fuera porque Oskar, lejos de sus aguerridos ancestros, es un hombre de paz.

No es el primero que aúna religión y deporte, pero por alguna poderosa razón este pastor del 'crossfit' se ha convertido en un personaje muy popular dentro y fuera de Suecia. Rubio, de ojos azules, barba y corte de pelo a la moda, hay quien le encuentra cierto aire al actor Chris Hemsworth, que curiosamente interpreta a Thor, el poderoso dios de la mitología nórdica. Pero más bien es su particular forma de evangelizar la que seduce a sus fieles.

«Perdón y ayuda»

Oskar, que ejerce como capellán luterano del hospital de la Universidad Upsala, a 75 kilómetros de Estocolmo, aprovecha sus duras sesiones de pesas para transmitir la palabra de Jesucristo. «Solo soy un sencillo sacerdote de la Iglesia de Suecia con una gran pasión por el entrenamiento físico. Mi relación con Dios se fundamenta en la oración, el agradecimiento, el perdón y la ayuda», dice en perfecto inglés en un vídeo que se ha hecho tan viral como los brutales 'burpees' con los que se tritura en el gimnasio y para los que se necesita algo más que fe.

No ha hecho del ejercicio su religión, pero sí cultiva sus bíceps con la idea de que «nuestro cuerpo es un templo y hay que cuidarlo como tal». Y añade: «Dios es parte de cada aspecto de mi vida, cuando hago fisioculturismo en cierto modo también es una oración a Dios». El tímido religioso lanzó su cuenta en 2019, pero el éxito arrollador le abrumó tanto que decidió cerrarla. No pasó mucho tiempo hasta que se dio cuenta del músculo de las redes para atraer a gente que, de otro modo, nunca se habría acercado a la Iglesia. 160.000 feligreses dan fe.

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