El falso collar de María Antonieta

Obra de Paul Bassenge y Charles Boehmer, lo encargaría Luis XV para su favorita, es decir, para Madame de Barry, su amante. Fueron necesarios varios años para reunir los diamantes de diferentes tallas y hacer realidad la pieza. El monarca fallecerá antes de que la joya esté terminada y, algo más importante, antes de que la cuenta haya sido saldada. Así las cosas, Bassenge y Boehmer, que están completamente arruinados, se la ofrecerán al nuevo rey y a su esposa: a Luis XVI y a María Antonieta.

Y aquí entra en escena una condesa carente de fortuna, Jeanne de La Motte, que convenció al cardenal de Rohan, próximo a la reina, de que esta deseaba hacerse del modo más discreto con semejante pieza. El cardenal se la compra a los joyeros y se la entrega a la tramposa condesa, quien había implicado en el affaire a la soberana y manchado aún más su reputación, ya de por sí erosionada.

Estos hechos desacreditaron a la monarquía y a María Antonieta, contribuyendo a que aquella olla a presión, que se conocería con el famoso nombre de Revolución francesa, estallara, a finales del XVIII. «Atribuirle sólo a ella la revolución sería excesivo. Afirmar que fue una de sus causas más poderosas por los abusos que provocó y por la responsabilidad que tuvo en el rechazo de proyectos de reforma y de economía, es más acorde con la realidad», recordaba hace años el historiador Jean Castarède, en su obra 'Le grand livre du luxe'. Una controvertida reina, frívola y desubicada de la realidad, a la que Jean Chalon, que le dedicó una gruesa biografía, definirá como «generosa y terriblemente seductora».

Volviendo al voluminoso collar, todo menos discreto, Madame de la Motte dispersaría sus más de 600 diamantes, para su venta, y del resto de la impresionante creación no se supo más. Es probable que el oro se fundiera. Ahora, la más antigua y fiel réplica de aquel collar, que data del siglo XIX, sale a subasta este martes 17 de junio en París y está hecha tomando como fiel modelo la original. En poder de la familia suiza del joyero Lucien Baszanger, es una de las tres copias que se asegura existen en el mundo.

Con un precio de salida de entre treinta mil y cincuenta mil euros -el valor del original fue de un millón seiscientas mil libras de la época-, el auténtico podría competir con el que el maharajá de Patiala encargó a la casa Cartier a principios del siglo XX: casi tres mil diamantes y mil quilates de peso, donde la piedra más preciada era un gran diamante amarillo central.

No es la primera vez que seexhibe a los ojos del gran público la réplica del collar de la última reina de Francia, antes de ser vendida. En el pasado,apareció en varios filmes, como 'L'affaire du collier de la reine' (1946), de Marcel L'Herbier, y 'Marie-Antoinette, Reine de France' (1955), de Jean Delannoy (1955). Además, estuvo expuesta en lugares emblemáticos como el castillo de Versalles.

Ahora, y hasta el martes, se puede contemplar en los Campos Elíseos de la capital gala, en los salones de Artcurial. «Este collar es mucho más que un excelente ejemplo de joyería histórica: es un testimonio tangible de un período clave de la historia francesa. Representa el interés perdurable por la figura de María Antonieta y nos recuerda cómo ciertos objetos pueden tener una poderosa dimensión simbólica», explica Filippo Passadore, director del departamento Mobiliario y Objetos de Arte de la citada casa de subastas.

¿El posible comprador? «Principalmente una persona apasionada por la historia, la joyería o la figura de María Antonieta. Al adquirir esta réplica, se apropiará simbólicamente de un fragmento de este fascinante período y, con él, de un poco del aura de la reina. Es una manera de revivir un episodio mítico del siglo XVIII, a través de un objeto que encarna todo su esplendor, pero también todo su escándalo», señala convencido el especialista.