Borrar

La enfermera de la carta de Urgencias: «La foto de la paciente A35X es habitual y no se puede repetir»

Lourdes, profesional del Hospital Insular de Gran Canaria, se muestra sorprendida por las miles de reacciones a su misiva sobre la situación del servicio y espera que sirva para que mejore

Alberto Artiles Castellano

Alberto Artiles Castellano

Las Palmas de Gran Canaria

Lunes, 13 de diciembre 2021, 09:11

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Una carta en la que se refleja la dura realidad del servicio de Urgencias del Hospital Universitario Insular de Gran Canaria personificada en una paciente mayor aparcada en un pasillo ha sacudido conciencias y ha provocado una avalancha de reacciones en forma de denuncia este fin de semana.

La imagen, portada de CANARIAS7, ya es símbolo de la lucha que durante años libran los sanitarios de Urgencias, que ven impotentes como se acumulan pacientes en rincones y pasillos por la falta de espacio y medios de una instalación que se ha quedado obsoleta y desbordada por la demanda de la ciudadanía grancanaria.

La autora de la carta (Puede leerla aquí) es una enfermera del servicio, Lourdes quiere que se le llame para guardar su anonimato ante posibles represalias, que se muestra sorprendida por las miles reacciones que ha provocado su misiva en las últimas horas. Mensajes que solidaridad e indignación que esperan que sean escuchadas por el presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres, y los responsables de Sanidad.

A pesar de que llevan una década de lucha para denunciar la situación del servicio, su carta ha provocado miles de reacciones en las últimas horas.

La verdad es que no lo esperaba, me ha sorprendido. No buscaba aparecer en la portada de un periódico como CANARIAS7. Cuando uno escribe algo así lo hace desde la emoción y la frustración para denunciar lo que está pasando. Estoy sobrecogido por la magnitud que ha tenido, espero que sirva para que las cosas cambien.

Su carta está escrita en primera persona, pero la protagonista es una paciente mayor, alojada en la cama A35X, aparcada en un pasillo de Urgencias del Insular.

Nosotros llevamos denunciando la situación de Urgencias desde 2011, pero se ha llegado a una situación extrema en los últimos meses. Lo de este año está siendo algo ya inverosímil, es un vuelta de tuerca más. Y esa paciente es el ejemplo de personas anónimas que están sufriendo el colapso del sistema sociosanitario en Canarias y la dejación de funciones de los responsables políticos. Estamos ocupando espacios no solo de Urgencias, sino del resto de pasillos del hospital. ¿Qué es lo siguiente que va a pasar?

Los sanitarios son los que da la cara al paciente, por eso habla de doble injusticia en su carta.

Sí, porque no solo es lo que padece el ciudadano, sino nuestra frustración porque no sea atendido de forma digna. Uno cuando asume un trabajo quiere contar con todos los medios y sentirse bien al atender al paciente o usuario. Cuando trabajamos en estas condiciones y se establece esta relación entre paciente-enfermera o paciente-médica no nos sentimos bien, nos sentimos moralmente dañados. Estamos trabajando en una situación que no se puede aguantar, que no es tolerable.

¿En qué situación están estos enfermos en los pasillos?

En una situación indigna. Y más la protagonista de la carta. Se trata de una generación de 70 u 80 años que han trabajado toda su vida para llegar a este momento de su vida con toda la calidad asistencial y comodidades. Esa generación vivió unas condiciones económicas, laborales y sociales muy duras y ahora vuelve a sentirla de otra manera. Lo justo para ellos sería que fuesen atendidos en su vejez por un sistema fuerte que atienda todas sus necesidades. La idea de la carta es que nos se le puede tratar de esta manera.

¿Hablaste con la paciente de la cama A35X?

No, el ritmo es frenético en el servicio y muchas veces no puedes hablar con el paciente. Atender lo que te piden. A veces te tienes que desconectar de la realidad y eso te hace sentir mal. Hay momentos que es realmente imposible porque no sabes ni lo que tienes entre las manos, que es lo realmente peligroso. Es lo que nuestros facultativos expresaron en una carta a la administración, que se compromete la seguridad clínica del paciente porque muchas veces se sobrepasa tu capacidad real como profesional.

¿Qué le llamó la atención de la protagonista de su carta?

La paciente A35X es un símbolo, es el ejemplo de muchos pacientes en sus mismas circunstancias. Me sorprendió al pasar junto a la camilla la posición de la mano, la imagen es el ejemplo de lo que está pasando y lo que no queremos que pase. Ver esa mano ahí sobre la camilla es muy simbólica y refleja la emoción que uno lleva dentro y quiere expresa. Y así lo hice con la carta que describe su situación y que es la de todos. Hay una simbiosis entre el texto y la foto que es lo que ha despertado tantas reacciones.

¿Se quejan o son conscientes de la realidad esos pacientes?

Hay que tener en cuenta que esos pacientes, por su situación personal, ni se quejan. Hay pacientes que están desconectados de la realidad, que están dobladitos en su cama aguantando el tipo, otros sí se quejan pero el sistema al final también les está silenciando. Algunos no se pueden quejar y es muy triste. Esto acrecienta nuestra frustración porque no vemos horizonte, hay una frase que dice que «no hay viento favorable para el que no sabe a dónde va». Realmente nosotros no sabemos a dónde vamos, el sistema está tan al límite que no sabemos qué pasará el año que viene. La gestión política ha fracasado, tienen que dar un paso al lado y dejar a profesionales sanitarios lo que gestiones la Sanidad. También hay que educar a la población, que muchas veces usa de forma irresponsable la sanidad pública. Hay que hacer mucha pedagogía para usar el sistema de forma responsable.

¿Mueren pacientes en los pasillos?

No. Hubo épocas en las que nos vimos en situaciones muy desagradables, pero eso ahora no está pasando gracias a la profesionalidad de los sanitarios. El hecho de trabajar en malas condiciones ha hecho que aprendamos a anticipar cosas y a trabajar al límite. Podemos hacer las cosas mejor, pero estamos para detectar problemas y tratar de dar respuestas a las situaciones a las que nos enfrentamos a diario. Hay compañeros con una vocación y capacidad de trabajo asombrosa.

El problema se ha cronificado en los últimos años. ¿Es consecuencia del coronavirus?

La covid solo ha agravado un problema que ya existía. Es un ingrediente más de un sistema sociosanitario que está quebrando. Ahora los circuitos dentro del hospital han cambiado, pero todos los inviernos nos vemos en esta situación desde antes del coronavirus. No podemos poner como excusa el covid, hay déficit en el sistema. También habría que ser más exigentes con las residencias de mayores para que no se vean situaciones como esta.

¿Cuándo acabará la ignominia que denuncia en su carta?

Cuando los políticos se sienten a buscar soluciones y den paso para que los profesionales decidan. Tenemos que buscar lo que nos une y dejar atrás lo que nos separa para buscar soluciones por el bien de la ciudadanía. La imagen de la paciente A35X no se puede repetir. Tenemos que reflexionar sobre la frase: «No me duele tanto la maldad de la gente mala sino de la tremenda pasividad de la gente buena».

Esta es la carta viral que escribió Lourdes

«Es anciana. Y ahí está enferma, matriculada con el 35X, y aparcada, en una camilla, como otros 34, al fondo de un pasillo de ese Servicio de Urgencias del Hospital Insular de Las Palmas, que continúa otro año más (y ya van muchos) rumbo a no sabemos dónde. No sé qué sentirá. Si querrá gritar, o huir. Seguramente lo haría si no estuviera doblada por los años y por la enfermedad, y porque las fuerzas le han abandonado hace tiempo, el mismo tiempo que tardó el sistema en abandonarla a ella.

Mal pago para tantos años de esfuerzo, de guerras y posguerras. Escasez y miserias sentidas en la piel y en el alma, y pese a eso, construir un sistema social y sanitario desde las ruinas de un país quebrado, que ahora, esta generación, disfruta y que a ella nadie, a la vista del trato recibido, le agradece.

He perdido la cuenta de cuántas veces he maldecido lo que veo, y maldigo que el ejercicio de mi profesión de enfermera sea para tropezarme con esta doble injusticia. La primera, la de ella de estar ahí, en esas circunstancias, y la segunda, la mía, la de no poder trabajar en las condiciones con las que merezco hacerlo. Dos realidades que se encuentran y se miran de frente. No a los ojos, porque a veces siento vergüenza y no puedo. Ya me tocará, quizás, estar en su lugar, y entonces maldeciré aún más a los que pudiendo hacer algo, no hicieron nada. Y maldeciré a los que convirtieron la retórica y los eufemismos en un arte con los que camuflar algunas verdades.

Busco ayuda en el diccionario para encontrar entre miles de definiciones la más adecuada, la que me ayude a definir esta situación y ahí está. Encuentro esa palabra y me paro a leerla. «Ignominia»: »Ofensa grave que sufre el honor y la dignidad de una persona».

Nada más que añadir«.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Noticia patrocinada

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios