El desestabilizador proceso de estabilización de plazas en la educación canaria
En mi especialidad los cuatro primeros puestos y plazas han ido a profesionales provenientes de la Península. El tiempo nos aclarará si se ha obrado de la manera más adecuada, pensando en los que somos de aquí, aquí vivimos y aquí pasaremos nuestras vidas
José Brito
Violinista, compositor y director de orquesta- Director del proyecto músico-social Barrios Orquestados
Martes, 24 de junio 2025, 14:08
El proceso de estabilización de plazas de educación promovido por el Gobierno de Canarias es la 'crónica de una muerte anunciada'. Mucho se advirtió y ... mucho se denunció, y muchos de esos procedimientos judiciales continúan en curso, a la espera de que lo que no ha podido estabilizar la política lo haga la justicia. Sin embargo, la esperanza se va diluyendo poco a poco en un entramado de desvío de responsabilidades amparado en una sacralizada burocracia que impide obrar con equidad.
Me presenté al concurso de estabilización de plazas publicado por la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias el pasado año, con la convicción de que el trayecto -en el que he sembrado mi conocimiento durante doce años, tres meses y tres días- avalaría la estabilización de mi puesto de trabajo en el Conservatorio Profesional de Música de Las Palmas de Gran Canaria.
En las primeras listas publicadas, obtuve el quinto puesto y se ofrecían cinco plazas de estabilización, cuestión que no me llevó, ni mucho menos, a celebrar nada, pues siempre he estado convencido de que se trata de un procedimiento injusto que enfrenta a las personas y que dejaría a muchos profesionales a la deriva.
Durante el periodo de reclamaciones, una compañera me advierte que pedirá la corrección en la baremación de su formación idiomática. En las listas definitivas, pasa a ocupar mi posición, quedándome en el sexto puesto. Todo es legal dentro de las bases del concurso.
Conclusión: en la convocatoria de mi especialidad, Violín, no solo me he quedado sin estabilizar mi plaza de profesor de violín, sino que en septiembre no tendré trabajo, pues estaré siempre supeditado al orden de las listas de sustitutos interinos, aunque no estuviésemos sustituyendo a nadie.
Podría pensarse que es de justicia porque otros profesionales, como mi compañera, que se merece sobradamente esa estabilización, sí han acreditado, por ejemplo, su formación lingüística y otros, como yo, no.
En este contexto, tiene razón quien así lo piense. Claro está que en este proceso de estabilización no se tuvo en cuenta, por ejemplo, los trece últimos años que he dedicado a crear un proyecto músico-social que ha ayudado a más de 30.000 personas de nuestra comunidad canaria, revirtiendo mi conocimiento en una mejora social, cultural y educativa para los más frágiles.
Pero claro, esto no se valoraba. Podría decirles que he tenido que ofrecer clases en inglés en campos de refugiados de Grecia y hablar en inglés en cursos y charlas, pero no lo tengo acreditado, así que de nada sirve en este procedimiento.
Pero todo esto da igual, porque solo es anecdótico. De la misma manera que no se ha valorado, en unas pruebas para profesionales de violín, la miríada de conciertos como solista, miembro de una orquesta o de música de cámara; los conciertos que he realizado como director de orquesta; los conciertos en los que se han estrenado composiciones propias; las grabaciones de discos o incluso libros o artículos relacionados con la educación musical. Da igual… Esto no se valoraba en el proceso para estabilizar a las personas en un conservatorio de música.
De los 48 candidatos que se presentaron al proceso de estabilización de plazas a la especialidad de violín, solo dos profesores que llevamos defendiendo desde hace muchos años nuestro puesto de trabajo en los dos conservatorios profesionales de Canarias conseguimos entrar en las seis primeras posiciones. Los cuatro primeros puestos se han ofrecido a profesionales provenientes de la Península que, a partir de las bases de la convocatoria, han ejercido su derecho y han obtenido plaza. El tiempo nos aclarará si se ha obrado con este proceso de la manera más adecuada y razonable, sobre todo pensando en los que somos de aquí, aquí vivimos y aquí pasaremos el resto de nuestras vidas.
Hoy sabemos que el (des)enfoque del concurso de estabilización de plazas del Gobierno de Canarias solo ha logrado estabilizar a un 33% de los profesionales susceptibles de poder afianzar su puesto de trabajo en los conservatorios de nuestra comunidad canaria.
Creo que hablo en nombre de todos y cada uno de quienes se han presentado a este procedimiento de estabilización, los que obtuvieron plazas y los que no, si digo: ¡Qué desestabilizador ha sido todo!
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