Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia ·
La falta de referentes y los estereotipos ligados a la capacidad son algunos de los problemas a los que se enfrentan las estudiantes de ciencias. Ocho alumnas del instituto Isabel de España cuentan su experiencia
Coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, que se celebra hoy 11 de febrero, CANARIAS7 se ha acercado al instituto Isabel de España, en la capital grancanaria, para hablar con ocho jóvenes que cursan el bachillerato científico. Este enero, además, el centro ha empezado a implantar el proyecto 'Mujeres científicas canarias' con el objetivo de «romper el estereotipo femenino alrededor de la ciencia, la ingeniería y las matemáticas».
Se trata de dar «visibilidad a las mujeres científicas del pasado y del presente y motivar a las alumnas al trabajo en ciencia y tecnología», explica la vicedirectora del instituto, Rosa María Rodríguez. Que hoy sea necesario este tipo de proyectos lo pone de relieve este grupo de alumnas, que son conscientes de los estereotipos sociales especialmente en las carreras tecnológicas.
En este ámbito incide otro de los proyectos del instituto, 'Apoyo en el aula de Bachillerato de ciencias y tecnologías' del Programa Steam ( Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Arte, Matemáticas) de la Consejería de Educación de Canarias. En el Isabel de España lo coordina la profesora Nancy Falero, quien reconoce que es necesario este tipo de impulso porque es «muy desproporcionado» el número de chicas y chicos en las aulas según sean de letras o de ciencias. «Este año ha habido un incremento en primero de bachillerato tecnológico, pero son 15 niños y cinco niñas», afirma. Y es que, a su juicio, sigue dominando la idea de que «las niñas están para curar y cuidar, no para abrir un ordenador. Se les regalan las muñequitas y las tiritas, no un tractor». Son estereotipos que se ven «en la tele» y se siguen reproduciendo. Rosa recuerda que se observa también en la educación superior. «En los grados de ingenierías en la universidad. Es muy preocupante que en pleno siglo XXI el sexo condicione la elección de la carrera».
La vicedirectora del instituto Isabel de España, Rosa María Rodríguez (3i) y
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«Hay más chicas en bachillerato de ciencias de la salud que en el de tecnología», dice Nancy, que achaca esta «desproporción» a la visión que se da de las jóvenes en las series televisivas. «Las niñas, para cuidar, estudiar medicina o enfermería, no salen para inventar, para crear», lamenta.
En el Isabel de España en la rama de ciencias de la salud «hay clases con 30 estudiantes y solo nueve o son chicos, en otras solo cuatro», mientras este desequilibrio se invierte en el tecnológico, afirma Nancy. Lo mismo sucede fuera de las aulas. Rosa recuerda que la facultad de Ingenierías de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) nunca ha tenido una decana, que la Federación de la PYME del Sector del Metal de Las Palmas (Femepa) nunca ha estado dirigida por una mujer y que Industria, en el Gobierno canario, no ha tenido ninguna directora general. «La tecnología es un campo masculinizado», algo a lo que contribuye, abunda, «el techo de cristal con el que siempre te topas».
De las ocho alumnas que cuentan su experiencia seis han elegido ciencias de la salud y solo dos la rama tecnológica. Paula Alonso (16 años) está de acuerdo con las profesoras a la hora de explicarlo. Ante la sociedad, dice, «las niñas siempre se dedican a los cuidados, nos preocupamos de la gente y los niños lo contrario».
Alumnas del IES Isabel de España en el laboratorio del centro.
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Ainhoa Vega Ibrahim (17 años) cuenta que escogió ciencias porque «pese a las trabas de la sociedad» ella quería demostrar que «podía conseguirlo». Estudia la rama de ciencias de la salud, como Carla Luján Jesús (17), que quiere investigar contra el cáncer. Marina Santana (16 años), que está en 4 de la ESO, elegirá también esa rama siguiendo los pasos de su madre y de su hermana. Y también es la opción de Sofía Medina (15), que está en el mismo curso. A ella le atrae la criminología mientras que a Sofía Reyes (15) le gustaría ser psiquiatra.
Nazaret Reyes (16 años) e Inés Briceño (17) sí se han decantado por el tecnológico. A Nazaret la «inspiró una profesora» que tuvo que «era ingeniera química» y la tiene como su referente. Inés pensó en hacer una ingeniería después de hablar con sus padres decidiendo su futuro y se dio cuenta de que prefería «la práctica a la teoría».
Profesoras y alumnas en el aula tecnológica.
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Todas coinciden en que «ser relevante» en una carrera profesional es más fácil se eres hombre. «Supongo que es por la sociedad, por el patriarcado, porque tienen más ayudas. Las mujeres si se quedan embarazadas lo tienen más difícil», comenta Marina. Al hilo Sofía Reyes cuenta que una conocida de una amiga se estaba planteando «dejar la carrera» porque esperaba un bebé. «Parece que te obligan a elegir entre estudiar o el cuidado», afirma.
Sofía Medina apunta que a las mujeres «no se las reconoce tanto y solo en días puntuales si se habla de mujeres científicas. Pero en Física y Química si damos una ley todas tiene nombre de hombres, y las teorías también».
Carla también cree que las mujeres están «infravaloradas en el ámbito científico» y que si participan en un descubrimiento o un experimento «siempre al hombre se le da más valor. En la historia domina el patriarcado». Sofía Medina cita a Marie Curie como ejemplo de lo que ha dicho Carla.
Sofía Reyes, por su parte, señala a la falta de referentes. «Esa división entre ciencias y letras también se da en el profesorado, casi siempre son hombres los profesores de matemáticas y mujeres las profesoras de lengua».
Ainhoa pone la guinda. «Tenemos un compañero famoso por sus opiniones que afirmaba abiertamente que las mujeres somos más emocionales a la hora de pensar, que nos cuesta más. Fue una gran polémica (en el aula) esa afirmación y si esa persona piensa así, su entorno también». Sofía Reyes cree que los medios de comunicación, las series y las películas refuerzan esos estereotipos y «los niños copian los comportamientos en casa».
También ha notado las diferencias. «Hay profesores de Física y Química que a la hora de dar las calificaciones si un chico saca un ocho le dicen que se tiene que esforzar más, si lo saca una chica la felicitan», dando a entender, explica, que consiguió esa nota «por suerte» o que «no lo esperaba de una niña», comenta enfadada.
Marina cree que para alcanzar la igualdad en la ciencia aún queda camino, pero no se puede desfallecer porque «sin lucha no vamos a llegar» a la igualdad.
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