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Efe
Madrid
Miércoles, 23 de abril 2025, 17:36
Guerra, riesgo para la humanidad, amenaza para las democracias, contaminante corrosivo como el plástico en los océanos: la desinformación está poniendo en jaque a la Unión Europea, y diversos actores institucionales y mediáticos han urgido a trabajar coordinados para vacunar a la ciudadanía contra esta pandemia.
Ocurrió en la jornada 'Verificación: instituciones y medios en defensa de la calidad informativa', organizada por el Parlamento Europeo y RTVE este miércoles en Madrid.
Con mucha contundencia, el vicepresidente de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, Ángel García Castillejo, subrayó que estamos ante una «auténtica guerra», la de la desinformación, a la que hay que enfrentarse «todas las horas, todos los minutos», porque pone en «una situación de riesgo real el propio concepto de democracia».
Por ello, abogó por que parte del incremento del gasto en defensa se invierta en defender la democracia y sus valores en los entornos digitales. En este sentido, ha asegurado que la alfabetización mediática de la ciudadanía (desde la educación temprana hasta el desarrollo profesional) es un elemento clave para defenderse de la desinformación, que seguirá mutando y sofisticándose y nunca dejará de existir.
«No podemos adoptar la política del avestruz. Como individuos tenemos que tomar conciencia porque en última instancia lo que nos estamos jugando son nuestras libertades, y merece la pena defenderlas», dijo.
Por su parte, el director operativo del Departamento de Seguridad Nacional, Juan Antonio de la Torre, la desinformación constituye un problema social y tecnológico, pero también una amenaza directa a la seguridad nacional y un «riesgo sistémico» para la democracia, puesto que destruye la confianza en las instituciones, fomenta narrativas extremistas que fracturan la cohesión social y puede llegar a interferir en el derecho al voto.
«No podemos pensar en meras noticias falsas o desórdenes informativos; hablamos de campañas coordinadas, deliberadas y diseñadas para manipular y socavar la confianza en el estado, en los medios de comunicación, en la ciencia y la confianza entre nosotros los ciudadanos. Una sociedad dividida, polarizada y desconfiada es más vulnerable a la injerencia externa y la radicalización violenta», afirmó.
De la Torre señaló que cada vez hay «más actores maliciosos que buscan explotar estas situaciones» y ha precisado que es necesaria la respuesta coordinada de instituciones, ámbito privado y ciudadanía para poder hacerle frente.
La directora de la Oficina del Parlamento Europeo en Madrid, María Andrés, ha explicado que la desinformación es un arma que se utiliza de manera interesada con fines políticos (mencionó injerencias del entorno de Rusia y China) y económicos para desestabilizar a la Unión Europea y ha defendido la necesidad de que se sancionen estas prácticas que atacan la democracia.
El secretario general de RTVE, Alfonso Morales, recordó que el Foro Económico Mundial ha identificado la desiformación como el principal riesgo a dos años vista para la humanidad en su conjunto, y el eurodiputado popular Juan Ignacio Cosidó contó que el Parlamento Europeo ha tenido que poner en marcha un «escudo europeo de la democracia» para combatir la manipulación y las injerencias externas que intentan desestabilizar la democracia.
Por su parte, la eurodiputada socialista Laura Ballarín comparó la desinformación con «el plástico en los océanos»: contamina, se amontona y termina filtrándose en los organismos hasta degradarlos en su raíz.
El responsable de Efe Verifica, Sergio Hernández, aseveró que la desinformación crece tanto porque todas las personas son vulnerables por sus sesgos cognitivos e hizo hincapié en que los creadores de esta desinformación tienen ventaja tecnológica, ahora también con la inteligencia artificial, y ningún escrúpulo ético.
Desde Maldita, el jefe de verificación Julio Montes contó que la desinformación llega en forma de tsunami, en grandísimas cantidades, por lo que no se puede desmontar cada bulo, sino centrarse en las narrativas que subyacen.
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