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Redeiras trabajando en el puerto de A Coruña. EFE/CABALAR
La conquista de derechos de las trabajadoras invisibles

La conquista de derechos de las trabajadoras invisibles

Desigualdad laboral ·

Colectivos de sectores precarios y feminizados unen fuerzas para reclamar mejores condiciones

CARLOS ROSIQUE / MIGUEL MARTÍN ALONSO / RAQUEL FERNÁNDEZ (EFE)

Las Palmas de Gran Canaria

Martes, 7 de marzo 2023, 01:00

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Mientras crece progresivamente la presencia de mujeres en profesiones tradicionalmente copadas por hombres, trabajadoras invisibles de sectores precarios y en muchas ocasiones sin visibilidad unen fuerzas para reclamar derechos, de las aparadoras a las envasadoras y también las rederas. EFE ha hablado con alguna de estas mujeres, que repasan una vida laboral que ha transcurrido de espaldas a derechos básicos, sin horarios, vacaciones y ni siquiera cotización a la seguridad social.

Una de ellas, que prefiere no dar su nombre por temor a dejar de recibir trabajo, se dedica a coser todas las piezas que tiene un zapato en Elche, tiene 60 años y pese a trabajar desde los 15 no quiere «ni pensar» en el momento de jubilarse, pues apenas tiene cotizados siete meses. «No quiero ni planteármelo. Sé que llegará un momento en que no podré trabajar, pero no quiero ni pensarlo porque es de lo que vivo», relata una de las 7.332 mujeres que, según un estudio de la Universidad de Alicante, trabajan sin cotizar en el sector del calzado alicantino, invisible y feminizado, pues son apenas 1.542 los hombres aparadores. En una entrevista a Efe, esta mujer lamenta que trabaja los siete días de la semana con jornadas de hasta 14 horas, ya que el salario apenas llega a los 2,5 euros la hora y es una única forma de «llegar a un sueldo que no sea mísero».

Envasadoras

«El salario mínimo interprofesional (SMI) ha igualado las categorías de mozo y envasadora. Si no fuese por el SMI no ganaríamos ni mil euros y los mozos estarían cobrando más dinero que las envasadoras, que se matan a trabajar», apunta a EFE Rocío Viciana, trabajadora de la Sociedad Agrícola de Transformación Acrena de Almería. En el caso concreto de su empresa, aclara, la situación ya era distinta, ya que los tribunales fallaron contra la discriminación salarial por razón sexo en el sector de manipulado y determinaron que «no existe razón objetiva que justifique la diferencia retributiva entre mozos y envasadoras, siendo funciones de igual valor».

Sin embargo, apunta Viciana, esto no se ha plasmado aún en el convenio colectivo, por lo que el elemento igualador ha sido el SMI. «En otras empresas, las mujeres y los hombres tienen que trabajar hasta 16 horas diarias para poder ganar un sueldo de 1.400 ó 1.500 euros. No tienes vida personal (...) El sueldo es muy precario», añade.

Recaderas

La futura Ley de Pesca Sostenible, proyecto que regulará los caladeros y que encara el final de su tramitación parlamentaria, reconoce por primera vez a las rederas o neskatillas un coeficiente reductor de la edad de jubilación. Era una demanda histórica del sector, mayoritariamente femenino, destaca la Asociación Nacional de Mujeres de la Pesca, que ha celebrado también que se aumente el coeficiente reductor para las mariscadoras de costa.

La presidenta de la Asociación de Redeiras O Fieital de Malpica, Ángeles Mille, expresa que las mujeres del mar son «fuertes, de tirar para adelante, para que un barco pueda pescar, tenemos que estar nosotras para atarle las redes».

En el mundo

Las afganas, sin esperanza de recuperar sus libertades

La magistrada afgana Gulalai Hotak expresó este lunes que no tiene esperanza de que las mujeres de Afganistán recuperen los derechos que tenían antes de la llegada de los talibanes al poder en agosto de 2021, cuando pasaron a ser consideradas «personas de segunda» respecto a los hombres. «No hay esperanza de que las mujeres vuelvan a la situación que tenían antes de los talibanes. Me duele, pero es así», sentenció Hotak durante una mesa redonda.

Las mujeres afganas «intentan de cualquier forma salir del país y llegar a países europeos», pues sus derechos «han sido mayormente violados por el Gobierno talibán», denuncia la magistrada. Por otro lado, Hotak también criticó duramente la violencia sexual de la que son víctimas las mujeres afganas por parte de grupos terroristas como el Dáesh. Junto a la abogada ucraniana Liliya Mykolayiv y a la representante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados en España, Sophie Muller, Hotak ha denunciado así la especial vulnerabilidad de las mujeres en las zonas de conflicto y cuando huyen de ellas.

Arqueología

¿Qué hacía la mujer prehistórica? También cazaba

La arqueología feminista o de género busca trasladar a los visitantes de los museos que la mujer realizó en la prehistoria tareas hasta ahora invisibles. «Si las niñas van al museo y no se ven representadas van a preguntar: ¿mamá, papá, dónde estaban las mujeres en la prehistoria? Pues hay que saber que también cazaban, hacían pinturas rupestres y tenían poder». En una entrevista con la Agencia Efe la técnico de museo Gema Alonso explica cómo los museos han empezado a incorporar la perspectiva de género para cambiar el sesgo androcéntrico y de roles estereotipados que surgió en el siglo XIX, precisamente cuando la arqueología arrancó como disciplina científica y los arqueólogos de entonces intentaron encontrar respuestas a las preguntas que los hombres (en masculino) se hacían.

Esto se ha arrastrado hasta hace pocos años, ya entrado el siglo XXI, cuando ha surgido la arqueología feminista o arqueología de género, que busca «poner en conocimiento de los visitantes de los museos que la mujer también realizó actividades en las que se nos ha hecho invisibles». A las mujeres se las representa amamantando a los niños o en tareas domésticas y al hombre cazando, «pero ya sabemos científicamente que la mujer también cazaba y ocupaba cargos de poder».

Un ejemplo es la dama de Baza, una escultura del siglo IV antes de Cristo, expuesta en el Museo Arqueológico Nacional, que apareció con vasijas y armamento de modo que se pensó que el enterrado sería un hombre «pero era una mujer». Otro ejemplo está en Toledo: la tumba de la Casa del Carpio, del VII antes de Cristo, tiene un ajuar espectacular que se podría haber relacionado con un hombre poderoso. La antropología física ha corroborado que es una mujer, una mujer poderosa.

Alonso resalta la importancia de cómo están representadas las mujeres en los museos, con una marcada influencia del cristianismo o en arquetipos y modelos (nobleza), pero apenas hay ejemplos de artistas, algo que empieza a cambiar. Y cita al Museo del Prado, con solo 11 cuadros pintados por mujeres de sus 1.150 expuestos, pero que ha incorporado un nuevo recorrido «en femenino» y está realizando exposiciones temporales de mujeres.

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