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S. M. / Madrid
Miércoles, 1 de julio 2020, 08:32
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La casi totalidad de los centros de formación vial han empezado a abrir y dar servicio a los alumnos que estaban en proceso de sacarse el carné de conducir antes de la proclamación del estado de alarma. Casi 3 meses de inactividad de las autoescuelas que ahora conlleva un problema añadido ante la nueva normalidad. Hay que examinar a los más de 130.000 alumnos que se quedaron a la espera de presentarse a los exámenes tanto del teórico como del práctico. Un número que va en aumento con los nuevos alumnos que aprovechan los meses estivales para sacarse el carné y que están produciendo un colapso en los Centros de Exámenes de muchas provincias.
Los centros de formación vial están muy preocupados porque las Jefaturas de Tráfico y Centros de Exámenes de la DGT no puedan absorber este gran número de alumnos que están pendientes de examinarse, principalmente de las pruebas prácticas. Un problema que ya se está viendo en determinadas zonas tras recuperar la nueva normalidad.
Formaster, Asociación Profesional de Empresas Formadoras en Seguridad Vial, ha calculado que, si diariamente se examinan en España alrededor de 1.200 alumnos de las pruebas prácticas, para poder volver a la normalidad y que todos los alumnos puedan presentarse a sus respectivas pruebas, incluidos los 130.000 que se han acumulado durante el estado de alarma, se necesitarían alrededor de tres meses y medio. Siempre teniendo en cuenta que se acerca el periodo estival, una época del año en la que aumenta considerablemente el número de matrículas para sacarse el carné de conducir.
Debido a las medidas sanitarias y de seguridad que deben mantenerse en la actualidad, Formaster ha constatado que los Centros de Exámenes no han tenido más remedio que disminuir el número de alumnos presentados en más de un 60%. Antes de la crisis sanitaria del Covid-19 si se presentaban 150 alumnos, actualmente, no pueden examinarse más de 60. Esta situación agrava aún más si cabe la lista de espera de los alumnos que quieren realizar las pruebas prácticas del carné de conducir.
El sistema CAPA es el problema del colapso
Formaster, además, ve otro problema para aligerar la lista de alumnos que esperan a examinarse. El conocido como sistema CAPA (Capacidad de las Pruebas de Aptitud) que determina la capacidad de cada una de las Jefaturas de Tráfico para hacer exámenes, es decir, regula el acceso de los alumnos a las pruebas prácticas. Esta capacidad de exámenes de cada centro provincial viene marcada por el número de examinadores efectivos con los que cuenta la Dirección General de Tráfico (DGT) en cada provincia.
Y será la Jefatura de Tráfico la que determina el turno de cada autoescuela para presentar a sus alumnos en ciclos de hasta 15 días de lunes a viernes, es decir, casi tres semanas, problema que se ve incrementado, cuando el Centro de Exámenes hace pruebas a aspirantes a conductores profesionales de vehículos pesados, aumentando el tiempo de examen y produciendo desequilibrios comparativos entre las propias autoescuelas que redundan en el perjuicio de los ciudadanos.
El déficit de examinadores en los Centros de Exámenes de la DGT es un problema que lleva enquistado desde hace años y en la mayoría de los Centros de Exámenes escasean. En muchas Jefaturas de Tráfico no se han cubierto bajas ni jubilaciones de personal administrativo y se ha recurrido a los examinadores, lo que ha supuesto tapar un agujero produciendo otro que perjudica seriamente a las autoescuelas.
Además, este sistema asigna a cada autoescuela el número de aspirantes que puede presentar a la prueba de circulación en función de la cantidad de aprobados del examen teórico. Un sistema que produce discriminaciones y agravios entre autoescuelas y que perjudica a los alumnos que deben retrasar su presentación a dicha prueba hasta que el sistema asigne una plaza a su autoescuela. Formaster siempre ha considerado que este sistema solo podría funcionar bien con el número suficiente de examinadores en todos los Centros de Exámenes de todas las provincias para que se realicen repartos equitativos de horas y días para cada centro de formación vial.
Las listas de espera de alumnos por examinarse también están ahogando económicamente a las escuelas particulares de conductores. A las grandes pérdidas que ha supuesto la parada por el estado de alarma ahora se suma un cuello de botella en las pruebas que puede agravar a las pequeñas empresas de formación vial que no podrán subsistir al no poder sumar nuevos alumnos hasta que no se hayan examinado los que están en espera.
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