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De izqda. a dcha, las investigadoras Ana Squaglia, Laura Vallejo, Beatriz González López-Valcárcel y Fabiana Raynal. C7
Un proyecto europeo revela que el 70% de los antibióticos prescritos podrían ser innecesarios

Un proyecto europeo revela que el 70% de los antibióticos prescritos podrían ser innecesarios

Investigadores de la ULPGC analizaron 10.000 datos de 400 sanitarios de cinco países sobre el uso inadecuado de este tipo de fármacos

Carmen Delia Aranda

Las Palmas de Gran Canaria

Lunes, 11 de diciembre 2023, 01:00

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El uso excesivo de los antibióticos se ha convertido en los últimos años en un problema de Salud Pública, ya que se calcula que en Europa unas 35.000 personas fallecen a causa de las resistencias antimicrobianas desarrolladas por el uso inapropiado de este tipo de medicamentos.

Constatar cómo y cuántos antibióticos se prescriben y aplicar medidas para su correcto uso ha sido el objetivo del proyecto europeo Happy Patient, en el que ha trabajado un equipo de seis investigadores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) coordinados por la experta en Economía de la Salud y Políticas Públicas, Beatriz González López-Valcárcel.

Una de las conclusiones del proyecto, en el que intervinieron 400 profesionales sanitarios de cinco países -España, Lituania, Francia, Polonia y Grecia- es que, en las consultas de atención primaria, «más del 70% de los antibióticos prescritos eran potencialmente innecesarios», explica Laura Vallejo, una de las investigadoras del equipo de trabajo de la ULPGC encargado de analizar los 10.000 datos sobre el uso de este tipo de medicamento recogidos en las consultas de los centros de salud, farmacias, servicios de urgencias y residencias de mayores.

«Nuestro equipo se encargó de diseñar los indicadores para medir si el proyecto cumplía los objetivos y, una vez recogidos todos los datos, analizarlos para ver el impacto del proyecto», señala la integrante del equipo de investigación de Economía de la Salud y Políticas Públicas de la ULPGC sobre este ambicioso proyecto que ha durado tres años y se ha desarrollado en distintas fases.

«En un primer momento, los profesionales sanitarios que participaban recogieron y nos proporcionaron información sobre los pacientes que trataban con antibióticos», explica la economista sobre una encuesta que acopiaba datos sobre los síntomas de los pacientes, el diagnóstico y la prescripción o no de antibióticos.

Tras esta fase inicial, se realizó una intervención dirigida a racionalizar el uso de estos fármacos. Además, relata Vallejo, se les mostró los resultados de su propia actuación, indicándoles el porcentaje de antibióticos prescritos que se consideraba potencialmente innecesarios y cotejando ese dato con el del resto de profesionales de su país.

Pasado un año de esa actuación orientativa, se volvieron a recoger los datos sobre la prescripción de antibióticos. «Lo que hicimos fue comparar el antes y el después de la intervención para ver si había influido en el porcentaje de prescripciones consideradas potencialmente innecesarias», indica Vallejo.

«En los médicos de familia fue donde se notó un mayor efecto. En los cinco países el promedio de prescripciones de antibióticos potencialmente innecesarios se redujo en un 10%», señala satisfecha Vallejo, quien calculó el ahorro que supondría la implementación de esta iniciativa para toda Europa.

«La proyección de la intervención, si se trasladará a todos los países, podría evitar un gasto de 114 millones de euros, además impedir dañar a los pacientes dándoles un medicamento que no necesitan y que favorece la creación de resistencias», señala la economista.

En España, el proyecto logró reducir la prescripción inadecuada de antibióticos en un 16,15% en los servicios de urgencias y mejorar su dispensación en farmacias en un 18% de los casos.

Ahora, el objetivo es convencer a las autoridades sanitarias europeas de la necesidad de establecer un plan conjunto para reducir el mal uso de los antibióticos. «Estimamos los costes que tendría implementar el proyecto en cada país y los ahorros que se conseguiría: se ahorra más que lo que se gasta -114 millones netos, en un escenario realista-, pero debe haber un compromiso para adelantar recursos con los que poner en marcha el proyecto y despertar el interés de los profesionales», abundó Vallejo sobre esta iniciativa que ha logrado modificar el comportamiento de los profesionales respecto al uso de antimicrobianos.

Iniciativa para incidir en las residencias

El resultado del proyecto Happy Patient apenas ha logrado reducir la prescripción inadecuada de antibióticos en el ámbito de las residencias de mayores.

Por esa razón, los investigadores que han participado en la iniciativa europea han empezado a trabajar en un nuevo proyecto denominado Imagine, centrado exclusivamente en los centros sociosanitarios y adaptado a sus especiales condiciones.

La complejidad de estos entornos, la alta rotación de los profesionales y la falta de médicos en las propias residencias son algunas de las razones que dificultaron la intervención.

«El problema de Happy Patient fue que la mayor parte de los profesionales de las residencias que tomaron parte en el proyecto eran sanitarios que se encargaban de la atención de los pacientes -enfermeras y auxiliares de enfermería- pero que son los encargados de recetar antibióticos», reconoció la economista Laura Vallejo, que la semana pasada acudió a Barcelona a una reunión para preparar el nuevo proyecto junto a la coordinadora del equipo de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Beatriz González López-Valcárcel, y las investigadoras Ana Squaglia y Fabiana Raynal.

Según Vallejo, en el desarrollo de la investigación se detectaron altos porcentajes de prescripción de antibióticos en enfermedades que claramente no requerían este tipo de fármacos, como covid, gripe o resfriados. También en bronquitis y otitis, patologías en las que en ocasiones está indicado el uso de fármacos antimicrobianos.

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