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El Museo Elder de la Ciencia y la Tecnología presentó este martes su apuesta por la casa del futuro, un espacio diseñado al milímetro para adelantarse a los deseos y necesidades de sus moradores mediante la aplicación de las nuevas tecnologías y la innovación.
El objetivo, ofrecer un espacio accesible, sostenible, cómodo y versátil gracias a los últimos avances en inteligencia artificial, domótica, robótica, electrónica, informática y mecánica.
«Lo que van a ver en el Museo Elder no es una casa domótica normal es entrar en otra dimensión, en la casa del futuro presentada en formato espectáculo», indicó el director del centro museístico de la capital grancanaria, José Gilberto Moreno, sobre unas instalaciones de las que, en su opinión, «pueden salir cien tesinas».
Nikola Tesla, cuyas contribuciones fueron imprescindibles para diseñar las redes modernas de suministro eléctrico, y la precursora de las conexiones inalámbricas, la bella actriz Hedy Lamarr, son los anfitriones virtuales de un espacio multidimensional que recorre la historia de la humanidad y la transformación de su hábitat.
Una pared de cristal inteligente ('smart glass') de 15 metros lineales hace las veces de pantalla de proyección, de ventanal y de pared de una casa custodiada por dos mascotas robóticas, Watson, dotado de cámaras de videovigilancia y capaz incluso de hacer las veces de carrito de la compra, y su colega Io, en manos de los informáticos del Museo para ser reprogramado en busca de nuevas utilidades.
El suelo, sensible al movimiento, monitoriza todo lo que ocurre en la casa y alerta a los servicios de emergencia si detecta la caída de una persona que queda tendida e inmóvil.
Además, la casa, con su asistente virtual, puede desde gestionar la agenda de trabajo a ofrecer un café si detecta que la frecuencia cardíaca al despertar es baja, o incluso adaptar la temperatura y la luz a la actividad que se realice.
El cuidado de la salud es fundamental en la vivienda: la cama mide el ritmo de la respiración, las pulsaciones o el tiempo de sueño profundo, mientras que el sanitario es capaz analizar la orina para detectar alguna anomalía, y la nevera puede diseñar un menú saludable, en función de los alimentos próximos a caducar, que elaborará un brazo robótico desarrollado para realizar movimientos de gran precisión.
«El diseño de la casa y los dispositivos han sido realizados por el Museo», indicó orgullosa Jéssica de León, consejera de Turismo del Gobierno de Canarias, departamento del que depende el museo ubicado en el parque de Santa Catalina, que recibe una media de 18.000 visitas mensuales.
Ningún centro museístico europeo ha puesto a prueba una casa inteligente como la que se podrá visitar a partir de mañana en el Museo Elder en dos pases diarios, según indicó Moreno.
Alrededor de un centenar de personas asistieron al acto de presentación del nuevo equipamiento del museo en el que se ha invertido alrededor de 300.000 euros, procedentes de la taquilla, y año y medio de trabajo, precisó el director de museo.
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