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Cualquier información sobre volcanismo en Canarias, incluso de carácter científico, se suele tildar de alarmista o infundada. Vencer esta aversión a reconocer la naturaleza volcánica del archipiélago es una asignatura pendiente para la sociedad canaria.
«En todos los lugares del mundo donde la población vive en un área volcánica ocurre esto. La memoria es muy corta. Se olvidan de las erupciones de las que han sido testigo. Nuestro papel como científicos es seguir manteniendo a la población informada de la naturaleza volcánica de las islas y eso requiere un esfuerzo de la ciudadanía», señala el director del área de Vigilancia Volcánica del Instituto Volcanológico de Canarias, Luca D'Auria, que este jueves, a las 11.30 horas, ofrecerá una charla magistral en el Gabinete Literario de la capital grancanaria dentro del festival de divulgación científica Ínsula.
En su intervención, el volcanólogo se centrará en los nuevos descubrimientos relativos a la estructura interior del archipiélago.
«A raíz de la erupción de Cumbre Vieja realizamos estudios que han cambiado de forma radical nuestra idea sobre la estructura de las islas Canarias», explica.
Se refiere, principalmente a estudios que, a través de tomografías sísmicas y otras técnicas, han permitido identificar la naturaleza del subsuelo de las islas. «En La Palma el descubrimiento más importante ha sido un reservorio magmático muy grande e inesperado, mientras que en Tenerife lo que vimos es una zona profunda de rocas muy calientes. En Gran Canaria hemos hecho un estudio parecido enfocado a la exploración y localización de los recursos geotérmicos», apunta el científico.
Respecto a si somos conscientes o no de la naturaleza volcánica del archipiélago, D'Auria repite el mantra del coordinador científico del Involcan, Nemesio Pérez: «'Solo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena', es decir, solo nos acordamos de que vivimos sobre volcanes cuando pasa algo. Esta no es la forma correcta de proceder ante el riesgo volcánico. Habría que trabajar ahora, en tiempo de paz, para que todos los componentes implicados -científicos, políticos y ciudadanía- se involucren cada uno en su papel: nosotros, con la investigación; los políticos, con la planificación y la ciudadanía informándose y siendo conscientes de dónde viven y cómo comportarse en una emergencia», añade D'Auria.
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En relación a este último punto, subraya que el Involcan lleva diez años promoviendo la iniciativa 'Canarias, ventana volcánica', que tiene como objeto informar y educar a la población canaria sobre los peligros asociados al fenómeno volcánico.
«En este programa realizamos charlas y seminarios por los municipios de Canarias, aunque, en ocasiones, nos encontramos localidades, incluidas las afectadas por la erupción de Cumbre Vieja, donde no hubo participación ciudadana», lamenta D'Auria. «Esto es algo que tiene que cambiar. La gente debe saber que informarse sobre el fenómeno volcánico es su derecho y su deber», sentencia.
En este sentido, advierte de que la información y la formación sobre el volcanismo en Canarias debería «ser más capilar, a nivel municipal y escolar», para mejorar la cantidad y calidad de la difusión realizada que, a todas luces, es insuficiente y no cumple con lo fijado en la Directriz Básica de Planificación de Protección Civil ante el Riesgo Volcánico en España de 2013, que rige sobre el Plan Especial de Protección Civil y Atención de Emergencias por Riesgo Volcánico en Canarias (Pevolca).
«La falta de información no es una opinión del Involcan, la necesidad de informar a la ciudadanía es un aspecto fijado por una ley del Estado y no se cumple», comenta D'Auria.
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