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Imagen de archivo de visitantes al Parque Nacional del Teide con el pico al fondo. EFE
Una elevación del suelo de un centímetro en el Teide desde 2023 pone en guardia a los científicos

Una elevación del suelo de un centímetro en el Teide desde 2023 pone en guardia a los científicos

El Instituto Geográfico Nacional descarta que una deformación tan lenta y escasa responda a una intrusión magmática y la liga a un cambio en el sistema volcánico

Carmen Delia Aranda

Las Palmas de Gran Canaria

Sábado, 25 de enero 2025, 01:00

Todos los ojos de la vigilancia geológica de Canarias estarán puestos en los próximos meses en el Teide, después de que los científicos expusieran en una reunión del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca) los últimos datos que denotan una variación en el sistema volcánico tinerfeño.

Los cambios sísmicos, geodésicos y geoquímicos registrados desde 2016 se han acelerado desde 2022, lo que podría significar un aumento de la presión en el sistema hidrotermal de Tenerife.

EN CONTEXTO

  • GPS Cuatro estaciones del Teide han detectado desde 2023 una elevación del suelo, con un máximo de un centímetro

  • Más mediciones El IGN instalará inclinómetros a unos 20 metros de profundidad para obtener nuevos datos

  • Anomalía Desde 2016 ha aumentado la actividad sísmica y se han detectado cinco enjambres en el Teide

  • Cíclico Tras una crisis sísmica ocurrida en 2004 en el Teide, la actividad descendió y se mantuvo baja desde 2008 hasta el 2016

Uno de los cambios que ha experimentado el entorno del Teide ha sido la elevación del suelo. «Desde 2023 hemos detectado una deformación acumulada en total de un centímetro en algunas estaciones GPS/GNSS, esa medida está al límite de detección del sistema», señala Itahiza Domínguez, director en Canarias del Instituto Geográfico Nacional (IGN) quien aclara que esta deformación no implica un aumento de la probabilidad de una erupción a corto y medio plazo. En todo caso, la observación de estos cambios obliga a reforzar el sistema de vigilancia, afirma el volcanólogo.

Domínguez aclara que esta variación milimétrica y paulatina no indica una intrusión magmática. «Antes de una erupción, las deformaciones que se producen son rápidas y de varios centímetros al día», indica el experto que recuerda que en los días previos a la erupción del Tajogaite, en La Palma, se llegaron a medir elevaciones del terreno de hasta 30 centímetros en el plazo de una semana, además de muchos terremotos intensos y muy seguidos en el tiempo.

Pese a que el dato arrojado por las estaciones puede contener 'ruido' -es decir, que pueda estar afectado por la variación de las condiciones atmosféricas-, en el IGN están «al 99% seguros de que es correcto y refleja una deformación real» que responde a una anomalía apreciable también con los cinco enjambres sísmicos ocurridos desde 2016 al oeste de Las Cañadas.

Cooperación científica y nuevos modelos

La vigilancia, a partir de ahora, se reforzará con la puesta en común de los datos recabados, principalmente, por el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) y el IGN. «Seguiremos trabajando para entender qué está pasando y hacer mejoras instrumentales», apunta Domínguez.

En el caso del IGN, se prevén instalar este año varios inclinómetros a una profundidad de entre 20 y 30 metros para detectar el escoramiento del suelo, lo que permitiría obtener nuevos datos en las futuras crisis. Y es que, explica Domínguez, lo único seguro es que hay que prepararse para el futuro.

«Sabemos que podemos tener una erupción en Tenerife, pero los eventos precursores pueden ocurrir en dos años o en 50. Hay que seguir vigilando y tomar medidas para preparar a la población con simulacros, como el que ha planteado hacer el Cabildo de Tenerife», precisa.

Tampoco se puede determinar qué tipo de erupción ocurrirá en el entorno del Teide, si corresponderá a un volcán monogenético -de una sola erupción-, como el Tajogaite y la mayoría de los volcanes de Canarias, o si significará el despertar del estratovolcán Teide, un gigante de 3.715 metros levantado a base de reiteradas erupciones.

«Por probabilidades, la erupción sería de tipo basáltica, como en La Palma, pero ninguna opción se puede descartar». En todo caso, el científico afirma que no todas las erupciones del Teide han sido explosivas y que un volcán surgido en un flanco, que acabe llegando al mar, podría ser más destructivo. Según Domínguez, ambas opciones caben y deberán ser estudiadas. Lo bueno es que hay tiempo para ello.

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