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Ciberdelitos íntimos

Ciberdelitos íntimos

Sextorsión, vampiresas electrónicas, cazadoras de infieles, venganzas sentimentales por internet. Los ciberdelitos íntimos, los tentáculos de la ciberdelincuencia moderna, invaden nuestra vida más íntima de formas cada vez más variadas, innovadoras y sorprendentes.

Jueves, 1 de enero 1970

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i. Tapia (EFE) / madrid

Las actividades delictivas y maliciosas mediante equipos informáticos o a través de Internet han evolucionado mucho desde los primeros casos de robos de datos, sabotajes de ordenadores, virus informáticos o espionaje industrial, y son una amenaza creciente ya que cada vez más usuarios están conectados a la Red.

Las malas prácticas y delitos cibernéticos llegan a todas partes a través de los ordenadores, equipos portátiles, smartphones y tabletas, e incluso se cuelan en nuestras camas y vida de pareja.

La proliferación de la moderna ciberdelincuencia invade el terreno más privado de los usuarios e incluida su vida sexual, dando paso a todo un escenario de nuevos términos que engrosan día a día el Diccionario de Delitos Cibernéticos publicado en línea por el periodista especializado en actualidad, sucesos y ciberdelitos Francisco Canals (www.fcanals.com) .

Canals ha seleccionado y describe algunos ciberdelitos y actividades cuestionables relacionadas con nuestra vida íntima, que ha incluido recientemente en su diccionario o tratado en su canal en YouTube (channel/UCFA4PtFILwVDGVUj5C-qn4A).

«Algunos de estos casos son delitos, otros son malas prácticas, ya que la legislación no los ha clasificado aún como delito, y otras de estas actividades podrían definirse como actos de gamberrismo electrónico», explica este investigador de los callejones más oscuros del mundo digital.

«Algunas prácticas como publicar fotografías o datos personales de la expareja en un sitio web, espiar la cuenta de Messenger del cónyuge en busca de posibles infidelidades o llevar a cabo acciones de ciberacoso forman parte del moderno cibercrimen», puntualiza.

SEXTORSIÓN. «Es una modalidad de chantaje mediante la cual un ciberdelincuente pide dinero a un usuario de internet a cambio de no divulgar imágenes sexuales de su vida privada», señala Canals.

Explica que el dispositivo electrónico de la víctima, por ejemplo su ordenador o tableta electrónica es infectado previamente con un malware, es decir con un programa informático malicioso que contamina el disco duro y que permite al malhechor controlar su webcam de manera discreta y a distancia.

«Así el ciberdelicuente obtiene imágenes comprometedoras de la víctima, grabándolas sin su consentimiento, por ejemplo de cuando está desnudo, consumiendo imágenes de contenido pornográfico, flirteando o ligando por internet o practicando el cibersexo (intercambio de mensajes sexualmente explícitos por internet)», señala.

«Por último el atacante envía un email a la víctima a su cuenta de correo, informándole que tiene grabadas imágenes suyas comprometedoras y que, si no paga una determinada suma de dinero o rescate, que puede oscilar entre los 500 y 1.000 dólares según el caso, las publicará y divulgará a toda su lista de contactos, incluyendo a sus amigos y familiares» , apunta.

VAMPIRESAS ELECTRÓNICAS. Según Canals, son mujeres jóvenes y con gran facilidad de palabra que operan desde paraísos fiscales, China o América Latina, expertas en atraer y seducir a sus interlocutores vía Internet pero cuyas intenciones van más allá de una simple relación amorosa.

«Entran a diario en salas de chat de grandes ciudades europeas en busca de alguno de los miles de hombres de mediana edad que esperan encontrar a una bella internauta», explica este investigador.

Añade que sus conversaciones duran días o incluso semanas, y también pueden a comunicarse mediante la voz y la webcam en tiempo real, hasta que llega el inevitable momento del encuentro presencial.

«La mujer, al pertenecer a un país menos desarrollado, argumentará no disponer del dinero suficiente para pagar un billete de avión a Europa, por lo cual el pretendiente decidirá abonar una transferencia bancaria y ver así cumplido su deseo», asegura el autor del Diccionario de Delitos Cibernéticos.

«Es en el instante del cobro cuando la vampiresa electrónica desaparecerá del mundo digital, cancelará su cuenta del Messenger y borrará todo rastro de su presencia», concluye.

CAZADORAS DE INFIELES ‘ON LINE’.Algunos sitios web donde las mujeres engañadas se ponen en contacto, se apoyan mutuamente, e intercambian consejos e información para detectar la infidelidad, pueden convertirse en una pesadilla para miles de infieles electrónicos, de acuerdo a Canals.

Añade que algunas mujeres han empezado a asociarse para desarrollar software y portales que permitan cazar al infiel, y que la industria de la informática ya pone a su disposición todo tipo de programas antiinfidelidad. «Son programas ‘espía’ que la mujer instala en el ordenador del marido y copian todo lo que él pulsa en el teclado para enviarlo discretamente a una dirección de correo electrónico», indica.

«Además, estos programas cazan ‘palabras potencialmente sensibles’, términos cariñosos que el cónyuge no suele decir a su pareja tradicional y que pueden ser motivo de sospecha o alarma», añade el experto.

«Otros sitios web han comenzado a crear bases de datos de infieles, en los que una mujer que sospeche de un atento hombre en un chat, podrá introducir la dirección de mensajería o email del individuo bajo sospecha y comprobar si ese usuario ha engañado o no a otras mujeres», según Canals.

«Se trata de reunir más datos y aprovechar la tecnología para luchar contra la infidelidad», recalca.

Según Canals se calcula que un 15 por ciento de los casos que llevan los detectives privados en España ya guardan relación con el In bed with the web (»en la cama con la Red), es decir aquellos asuntos que guardan relación con el amor, el sexo y el ligue en los entornos telemáticos.

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