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C. SECANELLA
Artistas sometidos a las redes y obras sin originalidad

Artistas sometidos a las redes y obras sin originalidad

Los algoritmos generan un sistema de selección de obras que conlleva peligros tanto para el autor como para el público

Sábado, 31 de julio 2021, 23:16

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Gracias a la filosofía de abaratar los costes y mantener una estricta opacidad de la gestión, el consumidor pueda atiborrarse de obras sin apenas detenerse para saber quién está detrás y sin reflexionar sobre una dinámica que atenta contra la vitalidad y calidad de lo que consume. «El riesgo que tenemos ahora es la falta de originalidad de ciertas obras», analiza Jaume Ripoll, director editorial de Filmin. «La abundancia nos lleva a repetir fórmulas y arriesgar poco en la narrativa. La paciencia y aburrimiento del espectador, que se cansa muy rápido, invitan a las plataformas a acelerarlo todo».

Además, al caer los ingresos por derechos de reproducción y evaporarse la venta física de las obras musicales y audiovisuales (en la literatura y el arte aún predominan los formatos antiguos), los creadores tienen menos capacidad de financiar sus siguientes obras, y mucho menos vivir de ellas. «Un artista ahora es una pequeña empresa unipersonal», asegura William Deresiewicz, autor de 'La muerte del artista' (Capitán Swing). «Tiene que hacer su arte, por supuesto, pero también un segundo trabajo haciendo todas las cosas que otros (discográficas, estudios, publicistas...) habrían hecho alguna vez. Eso significa, sobre todo, permanecer en contacto constante con su público a través de las redes sociales y plataformas de micromecenazgo. A menudo, esta es una tarea diaria y requiere la producción constante de material nuevo como vídeos o publicaciones».

La escasa remuneración de los artistas por sus contenidos publicados en las plataformas de 'streaming', cada vez más dominantes en el mercado, se lucha poco a poco. Aunque «los acuerdos con las plataformas son confidenciales» compañías y entidades de autores han diseñado «protocolos para administrar los derechos y permitir el control del repertorio utilizado, de una forma transparente y eficaz. Trabajamos de modo muy colaborativo con las plataformas», explica Nick Connold, director de Derechos Digitales de la Sociedad General de Autores de España (SGAE), que en 2020 tuvo unos ingresos por derechos digitales de 22,9 millones de euros.

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