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J. A. G.
Miércoles, 3 de mayo 2023, 10:59
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No parece que mayo va a ser un mes abundante en precipitaciones y tampoco se espera que el verano vaya a salirse de lo habitual, pero este próximo otoño, que aún queda lejos, puede que cambien las cosas. Todo indica que al fin llegarán las lluvias. Tardías para los agricultores y los ganaderos, que las necesitan ya, pero que dan cierta esperanza de cara a los cultivos de final de año. Es lo que acaba de señalar la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en una previsión a largo plazo, esto es a seis meses vista. Según esos modelos, «y siempre desde la prudencia marcada por esos plazos tan amplios», se vislumbra un octubre lluvioso que podría dar lugar a un otoño meteorológico húmedo, rompiendo una racha de sequía prolongada que lleva afectando dos años a buena parte del territorio peninsular.
Según Ricardo Torrijo, uno de los portavoces de la Aemet, las previsiones a largo plazo del Centro Europeo de Meteorología señalan un octubre húmedo, en correlación con el fenómeno El Niño, que condiciona la climatología mundial, como hasta ahora lo había hecho La Niña.
Los científicos explican que los años de El Niño tienden a ser más cálidos de lo normal (y los de La Niña más fríos). En España, El Niño implicará seguramente un incremento de las temperaturas por encima de la media habitual, pero también podría provocar un otoño y un invierno de 2023-2024 más lluvioso. «Hay que ser prudentes y no lanzar las campanas al vuelo, pero los modelos apuntan a esa posibilidad», subraya Torrijo.
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De este modo se podría poner fin a un largo periodo de precipitaciones muy por debajo del promedio habitual. Abril, a pesar de las lluvias de los últimos días del mes, ha sido muy seco, y para mayo, según las previsiones que maneja la Aemet, no se prevén grandes acumulaciones, salvo en el norte. Y en verano las precipitaciones son las más bajas del año. Así que no será hasta dentro de cinco o seis meses, cuando las lluvias caigan de forma abundante y generalizada por todo el país.
La Aemet, por otro lado, está contabilizando los registros de lluvias y las temperaturas del mes de abril para hacer balance y saber si ha sido el abril más seco y caluroso de toda la serie histórica (desde 1961). «Sí sabemos que abril ha sido anormalmente seco», dice Torrijo, pero hay que contabilizar las lluvias de la última semana para colocarlo en el ránking. El valor medio nacional de las precipitaciones acumuladas desde que comenzó el año hidrológico, el 1 de octubre, hasta el pasado 25 de abril se cifra en 344 litros por metro cuadrado, lo que representa alrededor de un 24% menos que el valor normal correspondiente a dicho periodo (455 litros).
Lo mismo ocurre con los valores térmicos. Ha sido un abril marcado por récords de calor en 25 provincias, con los 38,8 grados a los que llegó el termómetro en Córdoba el pasado jueves, el valor máximo para ese mes en la España peninsular. Ahora toca recopilar todos los datos del mercurio para certificar si este abril ha sido uno de los más calurosos desde que hay registros.
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